El manga como expresión cultural no solo sirve para el entretenimiento sino también como un espacio de reflexión y enriquecimiento personal para cada lector.
Si hay un género destacado que representa a Japón en todo el mundo es el manga. Se trata de historias muy reconocibles que son elegidas por miles de adolescentes y jóvenes de todas partes del mundo.
Junto a Estados Unidos y Francia, Japón es uno de los países que más producen y en donde más comics circulan. Convertido en un fenómeno global, el manga influye no solo en la novela gráfica sino también en diferentes expresiones de arte y de animación.
Caracterizado por un alto nivel en sus técnicas de ilustración y por un orden de lectura preciso, hay tantos tipos de mangas como ganas de leer tengas. El manga como expresión cultural no solo sirve para el entretenimiento sino también como un espacio de reflexión y enriquecimiento personal para cada lector.
Con temas y estéticas variadas, la expresión “manga” sirve para mencionar a aquellos bocetos que superan el filtro de la intimidad y son publicados. Ese paso de lo privado a lo público remite a los siglos XVIII Y XIX en los delicados trazos de Hokusai, maestro en retratar animales y viñetas de la vida diaria con cierto toque fantástico.
A diferencia del modo occidental, cada historia que cuenta un manga como haikyuu a puede ser leída de derecha a izquierda. Mayormente en blanco y negro y en formato de novela, los lectores de todo el mundo pueden dejarse atrapar por esta forma de narrar única.
En ese sentido, hay estructuras, géneros y tonos particulares que generan seguidores y crean comunidades de intercambio. Esto se replica también en los modos de vestir y en el vínculo de un lenguaje compartido a través de personajes y escenas vividas.
En ese sentido, en tanto como género cultural y artístico, todo lo que gira alrededor de un manga como Vagabond permite reflejar las experiencias humanas en busca de la identidad de cada protagonista.
Así a la hora de explorar los rankings de venta hay mangas de distintos temas y estilos que están entre los más vendidos. La clave de su atractivo quizás haya que buscarla en la forma de abordar con honestidad y buen pulso problemáticas universales.
En el caso de los conflictos que asoman con la vida errante y la lucha personal, hay mangas que figuran entre los más recomendados:
Yosihito Tatsumi hizo este gekiga para narrar en cerca de 800 páginas su infancia y juventud en la Japón de mediados del Siglo XX. Los cambios físicos y emocionales son parte de las adversidades que debe sortear el protagonista, álter ego del propio autor, tanto en su vida familiar como en sus desafíos de formación profesional.
En ese sentido, la narración sincera y de cierta melancolía se centra no solo en la competencia dentro de la industria del manga sino sobre todo en los desafíos del creador entre la búsqueda de un ideal artístico y los límites que postula la necesidad económica de satisfacer sus necesidades materiales.
Este manga hecho por Mari Okada y Nao Emoto se centra en cinco adolescentes que integran un club de literatura en pleno tránsito a la pubertad. Así aparecen problematizados la identidad, el amor, el sexo y distintas relaciones que hacen al crecimiento personal de cada mujer.
Con énfasis en el análisis y las emociones, la incertidumbre acerca del futuro y la búsqueda de sentido existencial aparecen reflejados en los trazos de Emoto y en los diálogos simples pero cargados de profundidad de Okada. Cada personaje funciona como contraste y refuerzo de las vivencias que comparten en una etapa formativa y esencial de la vida.
En busca de historias que reflejen la integración en un entorno adverso con los miedos, inseguridades y presiones que puede soportar cualquier joven, este manga de Cocomi elige enfocarse en el personaje de Mitsuomi Kozuka. Se trata de un joven de 25 años regresa desde Tokio a su pueblo natal.
Así, lo que puede tomarse como fracaso y decepción personal se convierte en reinvención a partir de la ayuda de un granjero local. El tránsito errante entre un destino prometedor y el regreso a las fuentes encuentra su raíz en el rearmado de la autoestima y la capacidad de sobrellevar el fracaso desde una mirada que no solo es humana y universal sino también reconociblemente cotidiana.
Un adolescente gay que sufre bullying tras difundirse un video íntimo piensa en suicidarse como escape. A partir del apoyo y asistencia que encuentra para salir de esta situación se reencuentra con su propio ser y reafirma su identidad a partir de la resistencia.
La obra escrita por Tasuku Kaname es un emblema de la lucha y enfoque del colectivo LGBT+. Al poner en escena la homofobia y la discriminación social busca representar el proceso de descubrimiento y la identidad personal desde la empatía y la reflexión en conjunto, despojado de una mirada individualista.
Este manga de Kazuki Minamoto es un testimonio sobre la salud mental y las batallas personales que debe dar a diario su protagonista.
Con sinceridad y tono descarnado, el autor hace hincapié en la necesidad de recuperar el control emocional con el sostén de profesionales a cargo.
Hay subgéneros y diferentes lanzamientos pensados para públicos específicos.
Así entre las claves de su éxito se distinguen:
Con espacio para la ciencia ficción y la fantasía, cada autor demuestra su flexibilidad y capacidad para abordar cualquier asunto humano.
Así como las series animadas logran atrapar a niños de todas las edades y ayudan a gestionar sus emociones, los mangas pueden ayudarte a transitar mejor una situación adversa.
Han servido también para difundir y hacer conocida la cultura de Japón en cada rincón del planeta. En tanto vehículo poderoso, cautiva y emociona sin límites de edades y de geografías.
Es por eso que, si buscas compartir una experiencia de lectura y formación, el manga es una maravillosa puerta para conocer una cultura más cercana de lo que parece. Es un género que te permitirá indagar en tus emociones acercándote la sabiduría milenaria de Oriente.
PURANOTICIA