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Comienza el juicio por los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París que dejaron 130 muertos

Comienza el juicio por los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París que dejaron 130 muertos

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Ya han pasado seis años y ha llegado el momento en que miles de personas que, directamente o indirectamente, se vieron involucradas en la peor noche de violencia ligada al terrorismo en Francia se enfrenten de nuevo a lo sucedido.

Comienza el juicio por los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París que dejaron 130 muertos
Miércoles 8 de septiembre de 2021 14:06
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En la noche del viernes 13 de noviembre de 2015, Theresa Cede -austríaca que vivía en París y madre de dos hijos- había invitado a su amiga Stéphane a celebrar su cumpleaños número 40.

Su regalo: dos entradas para ver a la banda estadounidense Eagles Death Metal en el salón de conciertos Bataclan.

Ambas estaban cerca de la entrada cuando, a las 21:47, tres hombres armados irrumpieron en el lugar y comenzaron a disparar de manera indiscriminada. Cede logró salvarse por un hombre que recibió un disparo y cayó junto a ella.

"Le debo mi vida. Su cuerpo me escudó que recibir las balas mientras el tiroteo continuaba", dijo.

Cerca de las 22:00 un policía le disparó a uno de los atacantes que estaban ya sobre el escenario con una de las víctimas. El disparó hizo que el chaleco que llevaba puesto el asaltante explotara.

Los otros dos yihadistas se dirigieron a un corredor en la parte alta del Bataclan y tomaron algunos rehenes.

Cede y Stéphane fueron evacuadas hacia la medianoche, poco antes de que las autoridades francesas retomaran el control del lugar tras el ataque.

Ya han pasado seis años y ha llegado el momento en que miles de personas que, directamente o indirectamente, se vieron involucradas en la peor noche de violencia ligada al terrorismo en Francia se enfrenten de nuevo a lo sucedido.

Esa instancia será el juicio que comenzó este miércoles en París y que se extenderá hasta mayo próximo, aunque seguramente resonará para siempre en la historia del país.

En un juzgado construido especialmente en el histórico Palais de Justice, 20 hombres serán juzgados por la planeación y ejecución del ataque llevado a cabo por el grupo radical yihadista Estado Islámico, en el que 130 personas murieron y centenares quedaron heridas, no solo en Bataclan sino también en el Stade de France y en los cafés de los distritos décimo y undécimo de la capital francesa.

Entre los acusados está en el único sobreviviente de los 10 atacantes que actuaron esa noche.

Salah Abdeslam, de 31 años, se suponía que tenía que activar el chaleco explosivo que llevaba puesto, pero se lo quitó y huyó a Bruselas, donde fue arrestado meses después.

Aunque en prisión no ha dicho mucho, su interrogatorio será un punto vital en el desarrollo del juicio.

Theresa Cede es una de los cerca de 1.800 demandantes, entre quienes se cuentan sobrevivientes y familiares de las víctimas fatales, que tendrá el derecho de contar su historia en el tribunal.

Estos relatos de los sobrevivientes se extenderán por cinco semanas durante el juicio.

Aunque Cede no ha decidido si va a hablar o no, sí sabe que estará en el juzgado para apoyar a quienes lo van a hacer.

Cerca de seis años de investigaciones, llevadas a cabo en 19 países, han resultado en una montaña de evidencia. El ministerio de Justicia señaló que hay cerca de 47.000 declaraciones reunidas en 542 volúmenes, que si se pusieran uno encima del otro alcanzarían los 53 metros de altura.

El ánimo del juicio no será el de establecer la culpabilidad de los 20 acusados, sino también documentar el origen del plan y cómo se ejecutó aquel 13 de noviembre. Entre esos detalles está:

· La concepción en los altos mandos de Estado Islámico en Racca, Siria.

· La llegada de militantes ocultos entre las filas de inmigrantes que ingresaron a Europa desde Turquía y Grecia en 2015.

· Los detalles logísticos que se definieron en Bruselas.

· Y la acción de los tres escuadrones o comandos que actuaron la noche del ataque.

Debido a la cantidad de abogados, demandantes, periodistas y miembros del público que estarán presentes, se decidió crear un salón especial en el Palais de Justice.

La galería ahora contiene una sala cubierta por paneles de madera de 45 metros por 15 metros, con capacidad para 600 personas, que será la sala principal del tribunal, así como otras dos salas para la prensa y los familiares.

También habrá otros salones equipados con pantallas. En total habrá espacio para unas 2.000 personas, aunque se estima que después del primer día solo una pequeña fracción de ese número se hará presente de manera regular.

El juicio será filmado, como se hizo durante la causa por el ataque a la revista Charlie Hebdo el año pasado, y una señal de radio online estará disponible para los sobrevivientes, para que estén al tanto de lo que pasa en el tribunal.

El nuevo tribunal, que fue puesto a punto con un costo de US$8,2 millones, será utilizado en los próximos dos años para otros juicios similares, como el ataque ocurrido en Niza con un camión en julio de 2016.

La idea de esta inversión es que los franceses entiendan la importancia de este juicio.

Como señala el diario Le Monde, "la mejor respuesta de las naciones democráticas a los desafíos del terrorismo: la ley. Todo el peso de la ley. Y ninguna otra cosa que la ley".

Entre los acusados, la atención se centrará inevitablemente en Salah Abdeslam. Todo porque, en aquel 13 de noviembre, se suponía que debía morir con la detonación de su chaleco, pero no ocurrió así.

Amigo de infancia de Abdelhamid Abaaoud (el líder del grupo, que murió en un tiroteo ocurrido en noviembre de ese año en el sector de Saint Denis), se cree que tuvo un rol importante en el transporte de los militantes yihadistas por carro desde Alemania y Hungría hasta Bruselas.

Salah Abdeslam, el único atacante sobreviviente, ya había sido encarcelado en Bélgica por un tiroteo con la policía.

Según se ha señalado, él alquiló los vehículos y cuartos de hotel en París y llevó a los tres atacantes suicidas hasta el Stade de France.

Sin embargo, no se sabe qué pasó después. Abandonó el carro en el distrito 18, botó el chaleco con explosivos que llevaba puesto en el suburbio de Montrouge y, después de llamar a un amigo en Bruselas, fue recogido y llevado de vuelta a Bélgica.

Un par de meses después, justo antes de los ataques suicidas en marzo de 2016 en Bruselas -llevados a cabo por la misma célula de Estado Islámico que había iniciado Abaaoud-, Salah Abdeslam fue arrestado en Molenbeek.

Las personas son evacuadas tras un ataque en la sala de conciertos Bataclan en París, el 13 de noviembre de 2015

Entonces le dijo a la policía que había cambiado de parecer y que no quería inmolarse. Pero la investigación estableció que el chaleco con explosivos estaba dañado, lo que abrió la posibilidad de que él haya tratado de activarlo pero no haya podido completar su misión.

De los otros 19 acusados, seis estarán ausentes.

Cinco de ellos se presumen muertos: hombres de alto rango del Estado Islámico que probablemente fueron muertos en ataques con aviones no tripulados estadounidenses. El sexto está en prisión en Turquía.

De los otros, algunos están acusados de ayudar al grupo radical sin saber necesariamente el alcance de la conspiración.

Pero se señala que otros eran figuras importantes, y algunos de ellos pudieron haber tenido la intención de convertirse en atacantes aquella noche.

Una de las pruebas más intrigantes del caso es una computadora abandonada por el comando y encontrada en Bruselas después de los ataques de marzo de 2016 en este país.

En los archivos encontraron calendario que establecía los ataques del 13 de noviembre, incluidos los tres objetivos de París, pero también dos más: el aeropuerto de Schiphol en los Países Bajos y el metro.

Una teoría es que un cuarto escuadrón, que incluía a dos de los acusados en el juicio, pudo haber recibido la orden de atacar Schiphol.

También existe la posibilidad de que se le hubiera dicho al propio Salah Abdeslam que atacara el metro de París, en el punto donde abandonó su automóvil.

Esto explicaría por qué la máquina de propaganda de Estado Islámico incluyó un ataque inexistente en el distrito 18 en su lista de "victorias" esa noche.

Para Theresa Cede, el primer año después de los ataques se le fue en recopilar toda la información que pudo encontrar sobre lo que había sucedido en el Bataclan.

"Tenía que encontrar personas que hubieran estado allí; tenía que escuchar sus historias; tenía una necesidad absoluta de entender", dice.

"Soy naturalmente una persona extrovertida y resistente. Tenía un trabajo, un esposo y dos hijos. Mi prioridad absoluta al principio era no dejar que eso tuviera un impacto en mi familia. Pero era una ilusión", dice.

Theresa Cede (aquí con el artista Shepard Fairey) sabe que el juicio será difícil para todos los supervivientes.

Señala que tuvo que cambiar de lado de la cama donde dormía, tras pasar dos horas y media al lado del hombre muerto que la protegió con su cuerpo.

"Las cosas repentinamente brotan. Cuando uno de mis hijos cumplía años, el olor a azufre de las velas me llevaba de nuevo a ese momento. Cuando iba a un espectáculo en su escuela, la vista del teatro con esos asientos de terciopelo era otro detonante", relata.

Para Cede, como para muchos otros, las próximas semanas serán difíciles, ya que los recuerdos volverán a salir a la luz bajo la mirada del público. "Es duro, pero necesario", confiesa.

"El juicio es un paso importante. Tiene que pasar. No estoy segura de que traerá un cierre o consuelo. Pero es parte del proceso", agrega.

PURANOTICIA // BBC MUNDO

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