En los últimos 6 años se han instalado 56 locales de este tipo, dando trabajo a inmigrantes que buscaron una nueva y mejor vida en Chile. Durante los últimos meses, varios de ellos se han independizado e iniciaron sus propios negocios, mientras observan lo que ocurre en su país.
En un primer piso de una pequeña galería frente al Mercado Municipal de Viña del Mar, un hombre de pelo rubio cortísimo, rapado a los lados y con una cuidada barba tipo candado, se mira al espejo mientras otro joven con el pelo oscuro y visos rubios le repasa repetidamente los laterales de la cabeza. La música caribeña está a tope y ambos están absortos en su mundo, algo que pareciera más banal de lo que realmente es: un corte de pelo.
Viaje al centro de las barberías de Viña: la realidad de este boom que combina la nostalgia de Venezuela y el presente de Chile
Pero detrás de esa alegría y aparente despreocupación hay bastante más: sueños, nostalgia, esfuerzo, sacrificio. Luis Añez (38) es el dueño de la barbería Barber Club Viña hace tres años y medio, luego que decidiera independizarse como barbero y emprender su propio negocio en la Ciudad Jardín.
Llegó hace cinco años a Chile y comenzó a trabajar para otro local: “Era por comisiones. Ganaba el 50% de lo recaudado, entonces al final no me daba tanto dinero y decidimos abrir aquí”, cuenta, justo cuando lo llaman por teléfono para pedirle los datos para un delivery… a Venezuela.
- Dale, guaya. Espero que me envíen la cuenta- se oye decir al otro lado del teléfono.
- Hazlo a este pago móvil, no importa- responde Añez.
“Mi mamá está cumpliendo años y estoy tratando de enviarle un regalo”, explica al terminar la conversación el dueño de una de las decenas de barberías existentes en todo Viña del Mar.
De acuerdo al Departamento de Patentes de la Municipalidad de Viña del Mar, existen 56 locales en la ciudad con algún tipo de servicio de barberías. Éstos “se han instalado durante los últimos seis años, desde 2018 a la fecha, 40 de las cuales se encuentran en el centro de la ciudad -el 50% de las cuales se encuentra en un radio de dos manzanas- y las otras 16 en diferentes cerros”, informó el concejal René Lues.
Añez cuenta que se motivó junto a su esposa y dos hijas a salir de Venezuela “por las condiciones que había en ese momento, nosotros nos vinimos en 2016 más o menos. No se encontraba comida, no se encontraba papel higiénico, no se encontraba casi nada allá, y nos decidimos ir, pero a Perú, vivimos dos años allí y nos iba relativamente bien, pero teníamos ganas de salir de allá entonces vinimos aquí a Chile y nos gustó mucho aquí y se nos dio la oportunidad de trabajar y que mi esposa tuviera a nuestro bebé acá, porque ella estaba embarazada. Desde ahí no nos hemos movido hasta ahora. El cambio es del cielo a la tierra, porque en Venezuela no había ni comida cuando yo me vine… Uno comía lo mismo todos los días, ¿sabes?”.
En la Ciudad Jardín es cosa de caminar un poco para toparse con Pole Barber -los típicos artefactos giratorios que están afuera de las barberías-, calle tras calle, a veces varios en una misma cuadra. Por la calle Valparaíso, por ejemplo, cerca de calle Quillota, hay otra: Ruta 66. Allí la mayoría de los barberos son venezolanos, pero también hay colombianos y un argentino.
Wilker Medina, de apenas 22 años, llegó a sus 19 a Chile. “Vine por un mejor futuro, porque ya mi país está muy complicado y no alcanza el dinero. Allá era sobrevivir día a día”, relata, recordando a parte de su familia sigue allá justo en estos agitados días post elecciones, en los que ya van al menos 11 venezolanos muertos en las protestas contra los resultados de las elecciones presidenciales entregados por el gobierno de Nicolás Maduro. “Ganó el presidente de la oposición y este régimen no lo quiere reconocer y no quiere soltar el poder así como pacíficamente. Mi mamá y mi abuelo están bien encerrados, resguardados, guardaditos porque no es recomendable salir en la calle porque como no sé si escuchan las noticias que los colectivos y los oficiales están metiendo presos o te pueden hasta matar”, dice con preocupación.
¿Qué te parece a ti cuando ves que hay 11 venezolanos fallecidos, muertos en las protestas?
Terrible, porque están en contra de los derechos humanos y eso no debería pasar, porque nosotros estamos protestando por un derecho, la libertad y exigiendo un cambio para una mejor calidad de vida.
La aventura de Wilker Medina comenzó también en Perú: “Tenía a mi hermano allá, y como no me alcanzaba la plata para llegar directamente a Chile, me quedé en Perú, duré ocho meses trabajando en una veterinaria, no me quejo, pero no era mi futuro quedándome ahí, porque mi meta era llegar aquí a Chile que estaba la economía más buena. Trabajé ocho meses, reuní la plata y llegué aquí, me recibió un amigo, me hicieron la prueba para trabajar aquí el mismo día que llegué, y al día siguiente empecé a trabajar y ya llevo casi tres años”.
En su caso él es dependiente, y de los $10 mil que gana con un corte, recibe la mitad, lo mismo con los $6 mil que cuesta arreglarse la barba, recibe $3 mil. “Allá en Venezuela casi ni tienen 10 dólares para cortarse el pelo. Allá me rebuscaba, cortaba por 3 dólares, por lo menos aquí como la economía está bien la gente puede pagar un corte de $10 mil”, compara. Cuando las personas critican a los extranjeros que están en Chile, él responde: “Algún día nuestro país va a cambiar para volver”.
Quien es de Viña del Mar sabe que la Galería Carrusell es el epicentro de la estética. Por décadas estuvo repleto de peluquerías, una que otra tienda gótica, de tatuajes, perfumes y armería deportiva, pero hoy por hoy las barberías también se están “tomando” este tradicional espacio viñamarino.
En una de ellas, Barbershop Colombia, trabaja Cristián Silva, de 38 años. Es también de Venezuela, y llegó a Chile junto a su esposa, administradora -quien pudo convalidar su título y trabajar de su profesión acá-, y sus dos hijos hace cinco años. “Primero me vine yo solo y a los dos meses, pude traerlos a ellos. El sistema económico en Venezuela estaba muy bajo, la conversión monetaria era muy deficiente, entonces con la conversión del dólar a paralelo, la moneda se había devaluado y estábamos ya en el 2016 pasando por un momento crítico en que no había absolutamente ningún ingreso y no había alimentos, no había abastecimiento de alimentos en ningún establecimiento. Eso nos obligó, como quien dice, a buscar las opciones de emigrar del país”.
Para él lo que ocurrió en Venezuela este domingo “no fue una sorpresa. No es un secreto para nadie que es un sistema ya viciado por la corrupción. Espero y confío en Dios que en algún momento ese sistema de gobierno pueda salir”.
En Venezuela, cuenta, estudió Ciencias Policiales e hizo una Licenciatura en Educación, “ya que en mi país la educación era gratuita pude tener esas profesiones, pero siempre he ejercido la barbería porque es lo que me gusta, me apasiona y nunca me ha ido mal. Acá hay días que puedes hacer $40 mil, $50 mil, hasta $80 mil, así que todo bien".
Esta onda de la barbería nació en EE.UU., menciona. "No la barbería como tal, pero sí la innovación de cortes y luego se fue a ir trasladando a Sudamérica poco a poco. La comunidad afroamericana son los que dan el paso a la innovación en este sentido de la Barber Shop y todas estas cosas, y cuando nosotros llegamos se pudo innovar acá el sentido de colocar cortes que nosotros usamos en Colombia, en Venezuela, en Brasil, que acá no se usaban, pero también a su vez aprendimos porque habían cortes, por decir diseños, que se logran hacer con tijeras, no con máquinas, y que desconocíamos en su totalidad, pero gracias a la interacción entre barberos chilenos y extranjeros, pudimos aprender todos, nosotros también hemos obtenido esa enseñanza por parte de barberos chilenos”.
Aunque reconoce que no siempre ha sido fácil, por el clima más frío, la forma más “fiestera” que tienen los venezolanos respecto a la calma de los chilenos, y las desconfianzas que a veces surgen, para él ha sido una experiencia positiva. “Es cuestión de adaptarse, porque si tú llegas a otro país ajeno, que no es el tuyo, pero tú te adaptas con respeto, con empatía, hay que respetar las reglas de la casa de cada quien”.
El dueño de Barber Club Viña, Luis Añez, dice el negocio de las barberías ha crecido porque “los reguetoneros, los cantantes, todo el mundo está cortando el cabello, los futbolistas, y es algo que está de moda. Es una industria bastante, bastante, bastante grande, aquí llegan muchos proveedores chilenos, venezolanos, de todo, árabes. El otro día llegó un uruguayo también vendiendo todos los productos de barbería, que son bastantes, entonces yo creo que revoluciona todo el mercado”.
Pero además, advierte que no es fácil siempre, porque hay quienes -la mayoría- que trabajan como dependientes, arrendando el espacio, y eso no conviene tanto. “Casi el 95 % de los barberos que conozco han abierto (se han independizado), sale más barato arrendar un local que pagarle la comisión del 50%, que significa que si yo cobro $10 mil por un corte, me llevo $5 mil para el bolsillo. La barbería, sin poner mucho, porque tampoco es una inversión muy grande comparada con otro con otro tipo de negocio, permite vivir bien. Si tú hiciste, por ejemplo, 2 millones al mes y le tienes que dar 1 millón al dueño es bastante, entonces, ¿qué vas a preferir, pagar un local de $350.000 aunque te lleguen menos clientes? Por eso muchos se están abriendo, hace como tres meses se abrieron dos más”.
Contento acá en Chile, Añez mira con preocupación lo que ocurre en Venezuela estos días: “Yo espero que se vaya Maduro, pero una cosa es lo que espere yo y otra cosa es lo que pase. Aún están mi mamá, mi papá, mi hermana allá. Pero siendo realista, yo creo que se va a enfriar y va a seguir el mismo problema político de siempre…”.
PURANOTICIA