Raúl Arancibia explicó que las organizaciones criminales ven a la región de Tarapacá como una zona "atractiva” para cometer sus delitos y que allí "se viven fenómenos que no se dan otras partes del país”.
El fiscal de Tarapacá, Raúl Arancibia, señaló que la criminalidad en la región ha cambiado, situación influida por la crisis migratoria que se vive en la actualidad.
En declaraciones a radio Cooperativa, manifestó que “tenemos que asumir que enfrentamos una situación muy compleja, un grave problema, y no tratar de minimizar o bajarle el perfil a ciertas situaciones”.
“Esta zona requiere una atención especial precisamente porque en ella confluyen todos los factores propicios para el crimen organizado: la frontera vulnerable total y absolutamente; el contacto con los países vecinos, la droga, el contrabando, el comercio marítimo, el tráfico de armas. Obviamente, las organizaciones criminales ven esta zona como atractiva para sus actividades”, afirmó.
El pasado 28 de enero, el fiscal Arancibia realizó su última cuenta pública por su sexto año de gestión, en el cual señala que el año pasado se incrementaron los delitos violentos en la región: homicidios (183%), tráfico de drogas (42%), tráfico de migrantes (501%), porte de arma cortante (124%) y robos con violencia e intimidación (18%).
El persecutor explicó que “fundamentalmente, el sicariato es un delito importado desde el punto de vista de su aumento, y otros delitos como los dominios territoriales (también lo son). Hay gente que se ha ido apropiando de ciertos barrios que son muy vulnerables, muy marginales, y van tomando control de todo lo que ocurre al interior: cobran por protección, por poder ejercer un mínimo oficio en la vía pública, por entrar, por salir, por vender, por lo que sea. Ese nivel de dominio territorial no lo conocíamos”.
Según el fiscal, es urgente “una intervención más fuerte de parte del Estado” en la región de Tarapacá.
Agregó que “necesitamos refuerzos, no sólo en dotación que permita controlar de mejor la situación, donde ingresa quien quiere y nadie sabe quién es, porque no hay control ni registro alguno de las personas que cruzan la frontera (...), sino también un mejor trabajo policial, en el sentido de que debemos profundizar más en el análisis y en la inteligencia policial, porque acá se viven fenómenos que no se dan otras partes del país”.
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