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Ex párroco de Reñaca tilda de "irresponsables" y "dolorosos" los dichos de Ripamonti donde vincula algunas ollas comunes al narco

Ex párroco de Reñaca tilda de "irresponsables" y "dolorosos" los dichos de Ripamonti donde vincula algunas ollas comunes al narco

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El sacerdote Enrique Opaso también le sugirió a la Alcaldesa de Viña del Mar retractarse y reconocer que "se equivocó" al deslizar que el mundo ligado al tráfico de drogas estaría financiando parte de las ollas comunes de la Ciudad Jardín.

Ex párroco de Reñaca tilda de "irresponsables" y "dolorosos" los dichos de Ripamonti donde vincula algunas ollas comunes al narco
Martes 12 de abril de 2022 17:52
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El sacerdote Enrique Opaso es sin dudas uno de los religiosos más reconocidos en la región de Valparaíso, ya sea por su paso en la Parroquia de Reñaca, donde popularizó la figura de San Expedito, así como también por su rol como Director de la Fundación Refugio de Cristo. Por ello, sumado a su trabajo social en diferentes comunas de la zona, su palabra es importante, y más aún tomando en consideración que no rehusa a hablar de ningún tema... y por más complicado que éste sea.

Bajo este contexto, Puranoticia.cl conversó con el sacerdote respecto a la filtración que ha tenido el narcotráfico en los barrios de la región, pero principalmente en Viña del Mar, a raíz de las últimas declaraciones efectuadas por la alcaldesa Macarena Ripamonti, quien deslizó en un punto de prensa local que el mundo ligado al tráfico de drogas estaría financiando parte de las ollas comunes que surgieron con fuerza tras la propagación de la pandemia y la consiguiente crisis económica que arrastró.

Y fiel a su estilo, el religioso no sólo no evitó el tema, sino que compartió su firme crítica hacia las palabras de la jefa comunal viñamarina, a quien reprochó sus dichos, calificados de "una tontera", "irresponsables" y, sobre todo, "dolorosos", razón por la que le sugirió retractarse y reconocer que "se equivocó".

Padre, nos interesa conocer su visión respecto a esta filtración del narcotráfico en los barrios de nuestras ciudades. ¿Cuál es su evaluación al respecto? ¿Ya está ramificado el tema o cree usted que es algo que recién comienza?

- Yo tengo mucha relación con eso porque el tema del narcotráfico nos tiene bastante complicados también en los hogares de menores. Nosotros tenemos niños que son consumidores y que también tienen problemas ahí.

En ese sentido, la alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, deslizó la semana pasada que parte de las ollas comunes de la ciudad están financiadas por el narcotráfico. ¿Cómo recibió usted estas polémicas declaraciones?

- Me da mucha pena lo que dijo la Alcaldesa. Nosotros, los curas, nos hemos desgañitados estos dos años para conseguir recursos para las ollas comunes, ayudando a otras parroquias, a otras comunidades, pero no hay ninguna parroquia que no haya hecho un gran esfuerzo para ayudar a la gente, mismo esfuerzo que haremos ahora si se complica el tema económico. Fue una tontera y una irresponsabilidad el cargar este beneficio al narcotráfico. Es raro.

¿Y cómo toma usted el hecho que después saliera culpando a la prensa respecto a que fue "sacada de contexto" en el titular de un diario?

- Pero si eso es común, la prensa siempre va a tener la culpa en estas cosas. Ella tiene que decir que se equivocó, radicalmente, porque con sus palabras genera mucho dolor.

¿Qué cree que pasará ahora con este caso?

Luego tendremos reunión del clero, la próxima semana, donde la pregunta que tendremos es cómo nos organizamos para estar preparados para una nueva arremetida de las ollas comunes en Valparaíso, Viña del Mar y toda la Diócesis de Valparaíso. Entonces ahí va a salir. Mucha gente seguramente no nos va a creer. Mucha gente no nos va a querer ayudar pensando que quizás le están dando la plata a los narcotraficantes. Fue un error muy, pero muy grave.

¿Influye en esta filtración que ha tenido el narcotráfico el hecho que Viña del Mar sea la comuna con más campamentos del país?

El padre Marcelo Catril, que tiene dentro de su parroquia dos tomas muy grandes, una de ellas es la Manuel Bustos, que es la más grande de Chile. Ahí son muchas parroquias las que están ayudando. Nosotros, en Recreo, tenemos una cantidad de migrantes, familias de migrantes, que vivieron súper mal estos dos años, y nosotros los acompañamos con alimentos, con ropa, entonces ¿de qué estamos hablando?

Lo molesta el tema, lo enoja...

Sí, me enoja porque la caridad nunca es patrimonio de nadie. La Iglesia nunca cuenta lo que hace porque "que no sepa tu mano derecha lo que hace tu mano izquierda". Pero cuando nos obligan a hacerlo, hay que hacerlo, y esto es obligatorio decirlo porque en todas las partes, en todos los cerros, en todas las unidades de toma, hay sacerdotes trabajando ahí. Entonces también hay que apoyarlos también.

Desde su mirada religiosa, ¿qué se puede hacer para frenar que el narcotráfico siga avanzando hacia la población, principalmente en niños?

A mí me da la impresión que el narcotráfico ya estamos muy cerca de México. Es una realidad imparable. Es una realidad donde hemos visto varias veces a carabineros, investigaciones, jueces comprometidos con ellos; entonces no sé hasta dónde está comprometido. Pero lo que no veo es una acción policial, judicial, de Fuerzas Armadas, donde podamos extirpar este cáncer para nuestra sociedad, especialmente para los más jóvenes y niños.

Que son los más afectados en todo esto, como me decía al principio...

Claro, porque los niños simplemente se van a dar cuenta de lo que es la droga en la medida que la van probando. Entonces, no queremos que nuestros niños, en los colegios o en nuestros hogares, estén comprometidos con la droga. Es una pena, es un niño que tiene muy pocas posibilidades de reinsertarse en el mundo, por su pobreza, por su incapacidad de crear vínculos con su familia, por su soledad; entonces finalmente ese niño queda en la calle.

¿Considera usted que todos estos delitos violentos que hemos visto últimamente, como secuestros o descuartizaminentos, entre muchos otros, también tienen que ver con esta mayor presencia del narcotráfico en nuestras ciudades?

Yo creo que ha llegado a Chile la delincuencia más profunda de Venezuela y Colombia. Ha llegado una delincuencia horrorosa de Haití. Han venido aquí no a trabajar, sino que a robar. Me parece que la inmigración en Chile, que está desbordada y que Piñera no fue capaz de controlar y este Gobierno, hasta el momento, tampoco lo ha hecho, son ellos. Permanentemente cuando los descubren, son venezolanos, son colombianos, son haitianos... también hay chilenos malacatosos por ahí. Pero ese tipo de portonazos, los motochorros, los descuartizamientos, los ajusticiamientos, eso no lo teníamos en Chile hace cinco años atrás. Para nada.

Otra situación que se ha denunciado mucho durante este año escolar tiene que ver con casos de acoso y abuso contra niñas en colegios. ¿Cuál es su mirada al respecto?

Más que mi mirada religiosa, es mi experiencia con el mundo vulnerable a través del Refugio de Cristo. Un gran porcentaje de nuestros niños, niñas y adolescentes, son niños que han sido abusados. Uno ve permanentemente. Yo me pregunto cómo es posible que el siglo XXI sigamos matando mujeres, que sean casi sujetos de placer. Cómo es posible que en Chile las mujeres estén pidiendo que un carro del metro sea sólo para mujeres. Eso es impresentable. Yo creo que hay que tener una medida muy seria. No hay nada más respetable en la vida que la mujer. Todos tenemos mamá, hermana, hija, nieta. Tú comprenderás que la mujer, para nosotros, debiera ser de un cuidado impresionante, pero dale con la cuestión. Yo creo que aquí hay un tema de formación, de educación sexual, que ha estado muy limitado. Creo que las mujeres, ellas mismas están abriéndose caminos para defenderse, pero la gran cantidad de población masculina está en esta línea de no tolerar nada que diga relación con un abuso de mujer, ni siquiera un silbido en la calle porque así se le llama a los perros.

¿Cómo ve usted lo que ha ocurrido últimamente en las calles y en los colegios, donde se ha visto una ola de violencia? ¿A qué se debe que nos hayamos puesto más violentos y que resolvamos las diferencias a golpes?

Fíjate que eso, comprobado claramente, se debe a los dos años de confinamiento que tuvimos en Chile por el Covid. Los niños, en crecimiento y desarrollo, no lograron mantener las relaciones que tenían de hace dos años atrás. Los niños están súper frustrados, saben que han perdido dos años de su educación, saben que no lo van a recuperar nunca, entonces hay una frustración y claramente no están preparados emocionalmente para enfrentarla. Ahora, en casi todos nuestros colegios, yo tengo dos liceos técnicos y profesionales, se han puesto presente los protocolos que nos dio el Ministerio de Educación para ir trabajando con las emociones de los niños y jóvenes. Yo creo que esto llegó fuerte, pero ya se está tranquilizando. Espero que no tengamos más confinamientos y podamos seguir adelante. Pero la verdad es que esa violencia de esa naturaleza que vimos por televisión, ya no lo estamos viendo.

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