
Personas haitianas que trabajaban en el fundo Las Tórtolas, último lugar donde fue vista la mujer de 85 años, no han sido interrogadas aún. Según el abogado de la familia, Juan Carlos Manríquez, podrían aportar información clave, considerando una creencia religiosa africana que impide a sus creyentes convivir cerca de personas fallecidas de forma violenta o injusta.
El tiempo no ha traído respuestas para la familia de María Ercira Contreras, la mujer de 85 años que desapareció misteriosamente durante las celebraciones del Día de la Madre de 2024 desde el restaurante ubicado al interior del fundo Las Tórtolas, en Limache. Este lunes 12 de mayo se cumple un año exacto desde que se le perdió el rastro a la adulta mayor, sin que hasta hoy existan pistas concretas sobre su paradero.
Aquel 12 de mayo de 2024 amaneció despejado en Concón, su comuna de residencia. Esto le provocó alegría, más aún porque se tenía que levantar para ir a aquella celebración familiar donde alrededor de 12 personas festejarían el Día de la Mamá. Hijos, nietos y cuñados habían reservado a las 13:30 horas de aquel domingo una mesa en Limache, al cual comenzaron a llegar con 10 minutos de retraso.
Tras compartir la comida y conversar animádamente con los suyos, María Ercira Contreras se levanta de su asiento a las 15:09 horas para ir al baño. Este momento es clave para la investigación y la vida de sus familiares, pues fue la última vez que la vieron con vida. Los minutos posteriores fueron grabados por las cámaras de televigilancia del fundo Las Tórtolas, que la muestran caminando por el estacionamiento.
Así se dio inicio a un misterio sin resolver para esta familia de la región de Valparaíso. Y es que, a partir de ese momento, comenzó una investigación marcada por demoras, pistas erróneas y cuestionamientos sobre el actuar de las autoridades, tanto del Ministerio Público como de la Policía de Investigaciones (PDI), según cuenta la familia.
En entrevista con el matinal «Buenos Días a Todos», el abogado Juan Carlos Manríquez señaló que hay personas que trabajaban en el lugar, de nacionalidad haitiana, las cuales no han sido interrogadas por la Fiscalía ni por la PDI. "Hay una cantidad de personas que nos han dicho que trabajan en el campo y que no han sido, hasta ahora, interrogadas. Particularmente, trabajadores extranjeros de nacionalidad haitiana que cumplían funciones en el estacionamiento y otras dentro del predio”, contó.
Manríquez aseguró que en el marco de otras investigaciones, personas de nacionalidad haitiana han entregada información "extremadamente relevante" en casos de desapariciones y/o asesinatos, lo que –a su juicio– tendría relación con una creencia africana relacionada a la religión acholi, que impide convivir cerca de personas que han perdido sus vidas de manera violenta o de forma injusta.
"Puede ser escabroso, pero forma parte de los estudios de criminología en relación con este tipo de delitos", señaló el abogado, quien también explicó que, según esta cosmovisión, “un cuerpo enterrado en condiciones no voluntarias atormenta a todos aquellos que están cerca y que son inocentes de esa muerte".
También en conversación con el matinal de TVN, expuso que "aquel que ha trabajado en investigaciones de este tipo sabe que, en ciertos contextos, los testimonios que surgen desde creencias espirituales o culturales pueden ser determinantes para hallar pistas que la evidencia material no ha logrado entregar".
Por otra parte, Carla Hernández, nieta de María Ercira, compartió la profunda angustia que han vivido, además de revelar un gesto pendiente que nunca pudo concretar con su abuela: "Teníamos pensado invitarla a tomar desayuno poco tiempo después de su celebración del Día de la Madre, iríamos a un lugar cerca de aquí que me encantó, pero quedó pendiente. Quería hacerle ese regalo personal para ese día", expresó.
A un año de iniciado este misterio, Hernández reconoce que el impacto emocional ha sido devastador, ya que "es algo que nos ha deteriorado mentalmente a todos. Es algo que tu cabeza no logra cerrar mientras no tengas respuestas”. Aunque los lazos familiares se han mantenido, el vacío y la incertidumbre persisten.
“Recordar ese día es tremendamente angustiante y doloroso (…) jamás pensamos que no íbamos a tener respuestas”, afirmó a Página 7, añadiendo que vivir este tipo de situaciones es algo que no se le desea a nadie porque "esa sensación de angustia, incertidumbre y sentir que estás con las manos atadas, es terrible”.
La nieta de la mujer de 85 años también expresó su convicción de que la desaparición no fue casual, diciendo que "estoy segura de que hay alguien involucrado, porque si no, ya habríamos encontrado algún rastro de ella. Obviamente no es lo mismo perder a una persona por muerte natural o accidente, que perderla por una desaparición”.
Con su voz quebrada, entregó palabras que no alcanzó a decirle: “Me hubiese gustado decirle que la amo mucho y muchas gracias por estar siempre pendiente de nosotros, sobre todo de mis hijos, pues era una abuela muy cariñosa”.
A un año de la desaparición de María Ercira Contreras, el silencio, el misterio y la desesperación sigue pesando más que las respuestas. Su familia continúa aferrada a la esperanza de obtener justicia y verdad, mientras el caso se mantiene sin avances sustantivos. Y con el reciente Día de la Madre, ese vacío fue más profundo, recordando no solo la ausencia física de una abuela cariñosa, sino también la deuda pendiente de una investigación que no logra dar tranquilidad a la familia de esta adulta mayor.
PURANOTICIA