En el undécimo aniversario del think tank, su presidente analizó las deudas pendientes en la región de Valparaíso y abordó los problemas de corrupción que hay en la política, además de cuestionar si el Estado se está usando como un botín para pagar favores.
En la celebración de los 11 años de Fundación P!ensa, denominada "Chile entre elecciones: Hacia dónde vamos?" su presidente, Gonzalo Bofill, realizó un profundo análisis a la realidad actual del país, lo que ha faltado en la gestión gubernamental y del mundo político, criticando -en el marco del actual debate público sobre los candidatos presidenciales para 2025- a ese sector por ocuparse más de cuántos candidatos ganarán que del talento de quienes pondrán en la papeleta.
Pero además, en el discurso que realizó en la ceremonia de aniversario, evento que se realizó en el Valparaíso Sporting Club la tarde de este jueves, y al que asistieron unas 400 personas, entre parlamentarios, concejales, alcaldes y alcaldesas, excandidatos, empresarios y mundo académico y cultural de la zona, además de los presidentes del Partido Socialista, Paulina Vodanovic; Partido Republicano, Arturo Squella; Partido Comunista, Lautaro Carmona; y Renovación Nacional, Rodrigo Galilea -quienes luego fueron parte de un conversatorio-; hizo un recorrido por otras áreas de interés durante los últimos meses, entre ellas, la seguridad, la reforma al sistema político, los últimos escándalos en la esfera pública como el caso Monsalve y Audios y, por supuesto, la Región de Valparaíso, criticando la demora en la extensión del metro, la paralización de la expansión portuaria, el proceso de licitación del transporte público y la "vergonzosa" gestión en torno al megaincendio del 2 y 3 de febrero de este año.
En materia de seguridad, aseguró que “se nos acaba el tiempo”, e hizo una crítica a la gestión gubernamental en esta materia, partiendo por la creación del Ministerio de Seguridad. Si bien, considera que “puede ser una medida bien intencionada y que en alguna dimensión ayude, la solución de fondo dada la magnitud del problema no pasa por nuevas leyes ni institucionalidad, sino que por liderazgo y gestión. Más que anuncios, se requieren resultados”.
En ese sentido, señaló que “es urgente que nuestras policías y Fuerzas Armadas tengan el respaldo político para ordenar nuestras fronteras, proteger la infraestructura crítica y hacer las intervenciones necesarias para desbaratar las bandas de crimen organizado que cada día tienen mayor control territorial y, al parecer, incluso han permeado nuestra institucionalidad. Además, se requiere que nuestras autoridades locales, muchas de las cuales nos acompañan hoy, tengan por foco prioritario recuperar las ciudades de las incivilidades y el comercio irregular, devolviendo los espacios públicos a los vecinos y fomentando el respeto a las reglas”.
Sobre ese empuje económico, Bofill afirmó que “las malas decisiones han generado incertidumbre y paralizado la inversión en la última década”, y nombró a “la permisología, la burocracia y la corrupción” como las razones del ahogamiento de emprendedores y oportunidades para los chilenos. “Tenemos que centrarnos en las personas, generando incentivos a la inversión y a la formalidad en el trabajo: no hay mejor política pública que el pleno empleo”, dijo.
Uno de los aspectos que ha ocupado la agenda a nivel nacional han sido los diversos escándalos conocidos este año, como el caso fundaciones, el caso audios, el caso Monsalve, los casos de corrupción en municipios o en la judicatura, los que a juicio de Bofill “muestran que hay un problema anterior al institucional y es la existencia de una descomposición moral muy extendida en nuestra sociedad -de la cual también son reflejo desde el lado de los ciudadanos, por ejemplo, las masivas evasiones en el transporte público o el fraude de las licencias médicas”. Por ello, hizo el llamado a “volver a poner en el centro la importancia de cultivar ciertas virtudes y valores compartidos que se han perdido en el quehacer público y la vida en sociedad”.
En ese sentido, advirtió que para aquello "se requiere atraer a la política a los mejores”, y dirigiéndose a los presidentes de partidos presentes (Partidos Socialista, Comunista, Renovación Nacional y Republicanos), indicó que sabe que “ustedes también sufren esto y sé lo difícil que resulta hoy encontrar candidatos capacitados que estén dispuestos a participar profesionalmente de la política. Pero también considero que tienen responsabilidad. Es comprensible que la política, especialmente en años electorales, sea una disputa por el poder. No puede sorprendernos que los partidos busquen aumentar su influencia y mejorar sus posiciones. Pero estamos frente a un problema grave cuando todo es poder e intereses. Cuando toda la conversación es en torno a cupos y transacciones. Cuando en las elecciones territoriales desde Santiago se ve a Chile como un todo homogéneo carente de particularidades y liderazgos propios. Cuando hay pocos liderazgos que pongan a Chile y nuestras ciudades por delante. Cuando el bien común se usa sólo en discursos y se lo vacía completamente de contenido”.
Sobre esto, profundizó indicando que “si bien es necesario que los candidatos sean competitivos, se requiere que cuenten con los talentos para gestionar bien. Los países en democracia los gobiernan los políticos y una forma de defender nuestra democracia es mejorando la calidad de la política”.
Por otro lado, criticó que “hoy sufrimos la incapacidad de la política de generar buenos acuerdos estabilizadores para Chile” y precisó sobre esto que “se trata de generar las condiciones de viabilidad para que la política se traduzca en políticas públicas que se hagan cargo de los desafíos de nuestro país”.
Durante las últimas semanas también ha estado presente en la agenda pública los cambios que distintos sectores buscan al sistema político actual, incluso con un grupo transversal de senadores presentando su propia moción al respecto. Sobre esto, Bofill reconoció que “el cambio al sistema binominal terminó siendo un remedio peor que la enfermedad. Produjo una excesiva fragmentación, que nos tiene hoy con cerca de veinte partidos, que hace casi imposible la tarea de cualquier gobierno de aprobar políticas en materia de relevancia y que pone los incentivos a los parlamentarios en la divergencia y no en la convergencia”.
Por lo mismo, aunque lo considera “insuficiente”, reconoció como “valorable” la iniciativa senatorial, destacando ideas como “el umbral del 5%, para reducir la fragmentación y generar mayor disciplina parlamentaria. Esperamos que sea el primer paso de otros muchos, como asegurar la obligatoriedad del voto o reducir el tamaño de los distritos”, mencionó.
Complementario a este esfuerzo, advierte como “urgente” modernizar el Estado, indicando que “es el Estado el que tiene que estar a su servicio, y no al revés. El centro de esta modernización debe ser el empleo público, hoy sujeto a un anacrónico y excesivamente rígido marco legal que se ha tornado en una verdadera camisa de fuerza contraria a la buena administración. Ya sea porque se ve como un botín político para pagar favores o porque, dada esa camisa de fuerza, la única manera de administrar es contratando gente nueva manteniendo a la anterior, el empleo público no hace más que aumentar y la calidad de vida no hace más que disminuir. En los últimos 10 años el empleo público ha aumentado 64%, mientras que el privado sólo 13%. Hoy, en promedio, un empleado público gana 2,6 millones de pesos al mes, lo que no sería problema si redundara en mejor calidad de vida, lo que no ocurre según muestran nuestros once años de encuestas”.
Adicionalmente, puso en relieve la importancia de los municipios y gobiernos locales, aseverando que “sería ponernos una venda en los ojos el no darnos cuenta que los escándalos de corrupción en los gobiernos regionales y municipios están deslegitimando este necesario proceso. Si bien la corrupción no es patrimonio de las regiones, se requiere acompañar el proceso de traspaso de recursos y mayores mecanismos de control y transparencia, que lleven a nuestros municipios al siglo XXI”.
Sobre la Región de Valparaíso, el presidente de P!ensa lamentó que se observa “un retroceso en múltiples aspectos”. En ese sentido, mencionó, por ejemplo, que la crisis de seguridad nacional se ha visto “agravada acá con un aumento de 15% en los casos de homicidios por ejemplo- o de oportunidades -con una tasa de informalidad mayor al promedio nacional por ejemplo”, a lo que se suma “la ausencia de visión estratégica -expresada en la paralización de la expansión portuaria, por ejemplo-, la falta de proyectos de infraestructura que apalanquen el desarrollo -llevamos años por una extensión del Merval que aún no comienza sus obras, por ejemplo- o la deficitaria gestión en aspectos clave -como la crisis hospitalaria, la no licitación del transporte público o la vergonzosa reacción del Estado frente a los damnificados del mega incendio”.
“Hacemos votos porque las nuevas autoridades aborden estos problemas y nos saquen del letargo y nos ofrecemos como un aliado en todos aquellos aspectos puedan ser útiles para este propósito”, se comprometió, a propósito de lo anterior.
Una vez terminado el evento, Bofill explicó más en detalle a Puranoticia.cl su sentir sobre la política en Chile: “La única manera que usted, a mí y a todos los que están acá y a todos los chilenos les vaya bien es que a Chile le vaya bien y lamentablemente aquí hay políticos, hay partidos en que lamentablemente el bien común no es lo que los guía muchas veces, yo no digo siempre, pero muchas veces. Son los intereses personales, los intereses partidistas y obviamente que así es muy difícil progresar. Durante mucho tiempo nosotros salimos de la pobreza. Con 30,40 años de mucho trabajo, éramos el segundo país más pobre en Latinoamérica y la gente se olvida de eso y encontramos el desarrollo y fuimos y pasamos a ser un país en donde en nuestra región, nuestros vecinos admiraban el ingreso per cápita que habíamos sido capaces de alcanzar durante décadas de mucho esfuerzo”.
En ese sentido, exclamó: “¡Hoy día lo perdemos! ¿Y por qué lo perdemos? Esa es una gran pregunta y una gran desilusión, porque obviamente que de la misma manera como Chile a mí me ofreció oportunidades, yo quisiera que le ofreciera a mis hijos y a mis nietos y siento que ese Chile en el que yo tuve la suerte de trabajar no es el que van a tener mis hijos si seguimos por este camino”.
Concluyó, respecto a lo que se vivió en el encuentro, que “me encantaría que todo lo que se conversa aquí, lo que se dice acá después se reflejara en el Congreso. Me encantaría que fuera así. Quiero creer. Tengo 68 años, pero todavía creo en el Viejo de Pascua”.
PURANOTICIA