
Ingeniera agrónoma y magister en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente de la U. Católica, Alejandra Vargas, presentó un estudio que deja en evidencia el delicado estado en que se encuentra la vegetación de grandes dimensiones en diferentes comunas de la región.
Cientos de árboles con ahuecamientos, pudriciones, ramas secas y daños diversos en la madera, lo cual, sumado a un deficiente manejo histórico, los convierte en focos de alto riesgo durante eventos climáticos como lluvias o vientos intensos. Es la preocupante conclusión de la especialista Alejandra Vargas, ingeniera agrónoma y magíster en asentamientos humanos y medio ambiente, quien presentó los resultados del estudio «Diagnóstico del Arbolado Urbano de la Región de Valparaíso», el cual fue encargado por el Grupo de Empresas Chilquinta, con el objetivo de evidenciar esta problemática, que no solo afecta a la distribución de energía eléctrica.
La ingeniera agrónoma, docente de la Pontificia Universidad Católica (PUC), realizó un análisis de la vegetación de grandes dimensiones en toda la región, documentando especies de la gran mayoría de las comunas: Algarrobo, Calera, Calle Larga, Cartagena, Casablanca, Catemu, Concón, Curacaví, El Quisco, El Tabo, Hijuelas, La Cruz, Limache, Llay Llay, Los Andes, Nogales, Olmué, Panquehue, Puchuncaví, Putaendo, Quillota, Quilpué, Quintero, Rinconada, San Antonio, San Esteban, San Felipe, Santa María, Santo Domingo, Valparaíso, Villa Alemana y Viña del Mar.
La investigadora descubrió que el estado en que se encuentra el arbolado urbano es de serio riesgo para las personas y también para la infraestructura urbana, principalmente, con peligro para la continuidad del sistema eléctrico, debido a la posibilidad inminente por caída de ramas y árboles.
Vargas indicó que "al avanzar encontré árboles dañados en todas partes. Realmente impresionante. No encontré, en ninguna parte una calle con todos los árboles sanos. En todas las situaciones encontramos árboles que estaban en muy malas condiciones. Encontramos un arbolado urbano en todas partes muy envejecido. Es bien duro no encontrar árboles en buen estado".
El análisis fue realizado con la observación de especies arbóreas de manera aleatoria en todas las comunas mencionadas, identificando el espacio aéreo y subterráneo disponible, el tipo de especies presentes, el lugar de emplazamiento, el estado estructural y condición de la madera (si posee ahuecamientos, cancros o ramas secas) o si ha sido intervenido (con podas inadecuadas, o que presente tocones o brotes adventicios) en condiciones que no son óptimas.
Entre las conclusiones, se reconoce el impacto que puede tener la presencia de vegetación deteriorada sobre la infraestructura eléctrica, como también la necesidad de una planificación eficiente, y el rol fundamental de la gestión y apoyo municipal en el manejo del arbolado urbano.
“Lo que ocurre es que uno ve los árboles verdes. Entonces, sin analizar más allá, uno dice, bueno, el árbol está verde, estará sano. Pero hay muchos árboles que son potenciales de riesgo ¿Por qué? Porque tienen fallas estructurales en su madera. Tienen, por ejemplo,ahuecamientos que hacen perder la firmeza de la estructura. Entonces, esa estructura está sujeta, pero por una cáscara, sin firmeza para lo pesados que son estas especies. Son un potencial riesgo porque en cualquier momento con un viento fuerte, el cambio climático está demostrando que van a haber extremas, muchos árboles van a fallar, se van a romper”, señaló la docente, agregando que “la madera seca se desprende con mucha facilidad. Está ahí en altura y va a caer sobre las personas, la infraestructura y los cables. Entonces hay muchos factores de riesgo”.
Adicionalmente al estudio, el Grupo de Empresas Chilquinta alerta sobre un aumento sostenido de incidencias por caídas de árboles, ramas o ganchos entre 2018 y 2025, debido a una mala ubicación, confinamiento o daño de los ejemplares arbóreos, que presentan un riesgo para la seguridad pública.
Como ejemplo, tras el temporal de inicios de agosto de 2024, sólo Chilquinta Distribución recibió más de 53.000 llamadas por interrupciones eléctricas, cuyo 40% se atribuía a causales vinculadas a la vegetación.
Desde el punto de vista normativo, la Ley N° 18.695, Orgánica Constitucional de Municipalidades, establece en su artículo 20 la responsabilidad de las unidades de aseo y ornato respecto a la construcción, conservación y administración de áreas verdes comunales, lo que incluye explícitamente el arbolado urbano.
Un reciente Informe de la Contraloría General de la República, emitido tras los eventos climáticos de agosto de 2024, evidenció importantes deficiencias en la planificación de podas y manejo de vegetación por parte de distintos municipios, destacando la falta de objetivos claros, calendarización, dotación profesional adecuada y la carencia de mecanismos de control, todos elementos fundamentales para una gestión preventiva y eficaz.
“Yo creo que hay falta de conocimiento, porque hay labores que son muy perjudiciales para los árboles y que se siguen haciendo. O hay árboles en muy mal estado y que están ahí. Si existiera el conocimiento, responsablemente, las autoridades tendrían que retirarlos, porque son un potencial de riesgo. Pueden caer arriba de una persona y matarla, debido a lo pesado que son los árboles”, detalló la investigadora.
Como parte de las recomendaciones que la especialista entrega, se indica la necesidad de plantar árboles en lugares donde puedan desarrollarse libremente (por ejemplo, no bajo o cerca de redes eléctricas), la implementación de programas de tala y reposición de especies arbóreas dañadas, rediseño de alcorques para mejorar el anclaje y nutrición, promoción de un manejo de vegetación saludable y la priorización de especies nativas adaptadas a las condiciones ambientales locales, entre otras.
“Los dueños sólo ven la parte verde del árbol, pero no hay una evaluación del estado de riesgo. Eso es algo más técnico, que no cualquiera puede saber, pero si uno tiene un árbol añoso tiene que tomar la precaución de evaluarlo”, remarcó Vargas.
El Grupo de Empresas Chilquinta, realiza labores de manejo de vegetación durante todo el año, conforme a la normativa eléctrica, con el objetivo de proteger sus instalaciones y mantener la continuidad operativa del servicio. Por ello, invitaron a realizar un trabajo en conjunto con municipios, gobiernos locales y propietarios del arbolado urbano, que permita enfrentar de manera efectiva esta problemática. La revisión técnica del arbolado, la planificación del recambio de especies muertas o peligrosas, y la implementación de planes comunales de poda son medidas urgentes y necesarias que requieren voluntad, coordinación y acción decidida.
Frente a nuevos eventos climáticos de mayor intensidad, es esperable que se registre una alta cantidad de árboles y ramas caídas de manera simultánea, lo que probablemente impactará en el suministro eléctrico, generando cuantiosos daños al sistema de distribución, además de tiempos prolongados de reposición.
“En algunos lugares los árboles empiezan a rozar los cables y ahí la empresa eléctrica tiene que hacer rebajes,por seguridad. Pero no debiéramos llegar a eso. Deberían poder formarse los árboles”, destacó la experta, que apunta además a que “hay árboles mal seleccionados. Árboles que son gigantes y que están en un espacio muy pequeño. En una calle que no cabe. Entonces, ahí el problema fue la selección. Lo plantaron muy pequeño y nadie visualizó en lo que se iba aconvertir. Después el árbol no cabe y lo tratan de adecuar, reduciéndolo. Y eso genera un conflicto, porque el árbol se vuelve peligroso con todas esas intervenciones. Sigue sin caber. Entonces, hay que tomar una decisión. En algún minuto hay que decir: fue una mala decisión, pero hay que eliminarlo. Reemplazarlo por un árbol quesí pueda vivir, porque no están las condiciones para que ese árbol siga ahí”.
En primer lugar, se hizo un llamado a revisar y actualizar el estado del arbolado urbano en las comunas, con especial foco en ejemplares en evidente deterioro.
Luego, se planteó diseñar y ejecutar planes de poda estructurada, así como programas de reposición de especies que se encuentren en condición de irrecuperable.
También incorporar criterios técnicos y ecológicos en la planificación, favoreciendo especies nativas y adaptadas al entorno urbano, las que no deben ser plantadas bajo ni cerca de redes eléctricas sino en lugares donde se puedan desarrollar libremente.
Como cuarto punto, se concluyó en la coordinación de acciones preventivas con los actores responsables de infraestructura crítica, tales como empresas distribuidoras de electricidad. Y es que el manejo del arbolado constituye una responsabilidad relevante en el desarrollo de ciudades segura, resiliente y sustentable. Su adecuada gestión requiere la participación activa de las autoridades locales, en cumplimiento del marco legal vigente y en resguardo de la comunidad.
PURANOTICIA