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Editorial: Una lluvia que nos duele en el alma en Viña del Mar y Quilpué

Editorial: Una lluvia que nos duele en el alma en Viña del Mar y Quilpué

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Editorial: Una lluvia que nos duele en el alma en Viña del Mar y Quilpué
Miércoles 11 de junio de 2025 18:30
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El 4 de marzo del 2024, a solo un mes del megaincendio que afectó a 15.500 viviendas, más de 8.500 hectáreas y que dejó 138 víctimas fatales en Viña del Mar y Quilpué, el Presidente de la República Gabriel Boric, en compañía de la Ministra de Desarrollo Social Javiera Toro, dijo lo siguiente: “De aquí al invierno, a que partan las lluvias, todas las familias afectadas tienen que tener un techo donde resguardarse, sean las viviendas de emergencia o algunas de las alternativas”.

Hoy, a 15 meses de aquellas palabras y cuando la última cifra oficial del Ministerio de Vivienda nos habla de no más de 130 casas terminadas entregadas estamos ad portas del segundo invierno y a horas de un sistema frontal que nos habla de fuertes vientos y lluvias por varios días seguidos, de las casas del Presidente nada de nada.

Su excelencia Gabriel Boric tiene una gran deuda con nuestra Región de Valparaíso. Se ha portado pésimo el Presidente. No solo nos falta el respeto cuando habla de hospitales que nunca se inauguraron en su periodo, sino que tampoco es capaz de reconocer como hoy podemos decir abiertamente que nos mintió, sobre todo cuando dijo “que sepan que no los vamos a dejar solos”.

No podemos dudar de las buenas intenciones que tuvo el Presidente aquel 4 de marzo del 2024 cuando estamos seguros que, en su anhelo interior, él esperaba que cada familia que lo había perdido todo tuviera un techo. Tampoco podemos dudar de la intención que él tenía cuando dijo que “no los vamos a dejar solo”, por eso eran tan necesarios sus palabras en la cuenta pública, por eso es tan necesario quizás que el mandatario reconozca que fuimos incapaces como Estado de responder, que necesitamos como país una estructura más robusta para ir en ayuda de quienes pierden todo en una catástrofe, por eso Presidente es necesario su empatía con los miles de personas que quizás esta noche de lluvia se taparan con un nylon para evitar que el agua entre a su casa auto reconstruida, porque nadie le dijo cómo hacerlo.

Cuando nos imaginamos el frío de un pequeño niña o niño que estaba acostumbrado a pasar un invierno en un hogar pequeño quizás, pero digno y abrigado, y que hoy a 16 meses de perderlo todo nuevamente no tiene certeza si el viento volará aquel techo que su padre colocó como pudo para partir de nuevo. O aquel adulto mayor que solo tendrá que capear las inseguridades de la vivienda de emergencia que se llueve por todos lados o de la mediagua que logró instalar ante la incapacidad de respuesta del Gobierno.

Esta lluvia nos duele el alma en Viña del Mar y Quilpué. Es tener nuevamente que revivir la tragedia. El fuego que arrasó con todo será nuevamente el recuerdo de muchos que quizás llorarán de impotencia, y esas mismas lágrimas se enredarán con las gotas de la lluvia que intensamente caerá y que para muchos será una nueva catástrofe.

El Presidente estará cómodo. Usted, nosotros, quizás también. Pero aquellos en Los Almendros, en Villa Independencia, en la Villa Arauco, en Alto Horizonte, en El Olivar, en Villa Hermosa, en la Villa Rogers, en Pompeya tendrán un nudo en la garganta, un ojo abierto en la noche y no tendrán certeza de cómo amanecerán mañana, no saben cuánta agua caerá, no saben si el viento volará su techo y tampoco saben cuándo el Gobierno les dará esa mano que llevan 16 meses esperando.

Le pedimos perdón a quienes hoy están ad portas de un nuevo invierno de que Chile no sea capaz de resolverles algo tan básico como un techo digno. Ya seremos capaces de volver a ser capaces, esperamos que la próxima lluvia no nos duela, esperamos que salga el sol y ver el arco iris, la sonrisa de nuevo de los niños y decir que capeamos de nuevo. Fuerza Viña del Mar y Quilpué, estamos con ustedes en este nuevo sistema frontal.