
Quillota es una comuna que va en serio deterioro. Es preocupante como las bandas narcos se han apoderado de sus poblaciones.
Quillota es una de las comunas emblemáticas de la Región de Valparaíso. Dependiendo del punto que se mire está ubicada en el centro de la región, pero lamentablemente parece avanzar sin un rumbo definido, sin identidad y lo que es peor, sin un liderazgo.
Cuando vemos el ranking de calidad de vida y vemos el descenso de Quillota por ejemplo, o vemos como la delincuencia se ha tomado la ciudad en los asaltos a botillería, y que decir del verdadero espectáculo dado a conocer en la madrugada de este 1 de mayo cuando una balacera protagonizada a las afueras de un night club están muy lejos de lo que quiere proyectar el alcalde Luis Mella como jefe comunal de su comuna.
Pero por donde pecas pagas dice el dicho y lo concreto es que Luis Mella, el alcalde eterno de la ciudad, está acostumbrado a mostrar ese doble estándar. Ya lo hace en su vida personal y más aún como primera autoridad.
Resulta vergonzoso escuchar su cuña post balacera cuando dice que “exigirá” al gobierno hacerse cargo de la seguridad en su ciudad cuando en realidad el único que ha gobernado la comuna es él hace más de 30 años, es más, lleva más tiempo que Pinochet gobernando Chile en sus mejores tiempos, Mella es una especie de dictador electo en la comuna, pero tan ineficiente en su actuar en temas relevantes como la seguridad.
Quillota es una comuna que va en serio deterioro. Es preocupante como las bandas narcos se han apoderado de sus poblaciones. No son uno los tiroteo, sino muchos. Quillota dejó de ser aquella comuna segura y familiar que nos quiere vender el señor Mella. Y eso es porque falta planificación de ciudad, mirar ampliamente el círculo y tener un sentido más estadista.
No es culpa de Mella que haya balaceras en un night club. Pero para que ese lugar funcione necesita una patente municipal, y es ahí donde el alcalde entra al ruedo. El permite que esos lugares funcionen en la comuna, mientras su discurso es de amor, paz y familia, por otro lado hace vista gorda al verdadero Quillota.
Los hechos de sangre en Quillota van a seguir sucediendo mientras exista un doble estándar en el mandato en la ciudad. La capital provincial necesita un mandato que mire la ciudad como una circunvalación que necesita un liderazgo que vaya más allá de un caudillo local, necesitamos mirar la comuna con una altura de mira que permita darle una identidad que vaya más allá de los utópicos sueños de la felicidad que busca el caudillo Mella. Debemos darnos cuenta que ya no somos la capital de la felicidad del ser humano como alguna vez vendió el señor Mella.
Quillota necesita un liderazgo que mire a la comuna como el sitial que se merece. Ser quizás la tercera comuna más relevante de la región y que podamos darle una identidad destinada al servicio, mejorando la calidad de vida a los jóvenes que esperan migrar de la comuna, es la hora de entregarle a la ciudad una identidad, dejar de soñar como lo hace Mella, sino que entregarle una identidad que le permita crecer. En el fondo hacer actos concretos y menos sueños.
Quillota navega sin un piloto y eso preocupa, sobre todo a quienes queremos a la comuna. Su ranking en calidad de vida, los asaltos a botillería y la realidad que se vive en los night club y otros tantos lugares clandestinos solo dejan al descubierto que la comuna avanza sin un líder, los caudillos no sirven para la identidad de ciudad, y en Quillota, no hay un líder, hay un caudillo. Hay un Mella, el mismo que es capaz de cubrir los manejos en estado de ebriedad de su hijo, el mismo que esconde su doble vida, el mismo que hoy privilegia el poder por el poder. ¿Qué podemos esperar para el futuro de Quillota? Una respuesta inquietante mientras Luis Mella sea quien la gobierne. Por ahora solo mirar y relatar hechos concretos. Baja en calidad de vida, balacera en un night club y cero seguridad en el comercio local.