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Editorial: La ignorancia y descaro del Servel ante las publicaciones en el diario de papel

Editorial: La ignorancia y descaro del Servel ante las publicaciones en el diario de papel

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Editorial: La ignorancia y descaro del Servel ante las publicaciones en el diario de papel
Martes 10 de junio de 2025 18:40
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Cuando uno ve que el Servicio Electoral se gasta sin licitación pública, a dedo y sin ningún tipo de argumento técnico coherente, la suma de 700 millones de pesos en la publicación de listados de vocales de mesa en diarios de papel, realmente queda impresionado.

Es muy cierto que parece un tema muy técnico, pero apelemos al sentido común y que simplemente podamos como sociedad, y sobre todo en el mundo político, darse cuenta del vergonzoso despilfarro que tenemos al frente, donde existe un solo beneficiado: las empresas dueñas de estos diarios de papel, de El Mercurio; y de El Observador de Quillota, por ejemplo.

Entendemos que nuestra clase política no puede ser experta en todos los temas, pero sí le podemos pedir que tenga sentido común. En nuestra región, el Estado este fin de semana se gastó 170 millones de pesos en publicar listado de vocales de mesa en los diarios El Observador y El Mercurio de Valparaíso. Al primero de ellos le pagaron 13 millones de pesos por aquellos de la junta electoral de San Felipe. ¿Cuántos diarios creen ustedes que El Observador vendió en San Felipe? Cualquier cifra dividida por ese monto resultará escandalosa y sin sentido común.

Pero aquí la culpa no es del chancho, sino de quien le da el afrecho. Y claramente es el Servel el organismo que se maneja aún con una ley electoral anticuada y retrógrada, que incluso el propio Andrés Tagle, ex presidente del Servel, intentó corregir.

El ex Presidente del Servel estaba totalmente claro que gastarse millonarias cifras en los diarios de papel para publicar el listado de vocales de mesa cuando nadie prácticamente va a comprar uno para saber esa información que es entregada vía celular, computador o tablet en forma inmediata, era un despilfarro. Sin embargo, se encontró con un inmenso lobby de justamente quienes están detrás de los medios de papel, para que esta normativa se mantuviera tal cual y sin cambios.

En el ambiente de la Asociación Nacional de la Prensa se habla que justamente estas millonarias publicaciones encargadas por el Servicio Electoral, a dedo y sin licitación pública, son el verdadero salvavidas de estas empresas periodísticas. Muchas de ellas, y no es menor quizás verificar las ventas de diarios de la propia región, es el gran salvavidas que los mantiene con vida. En otras palabras, es una subvención estatal, velada y poco ética, pero cierta.

Pero justamente son los propios parlamentarios los que deben legislar sobre esto. ¿Habrá algún parlamentario con sentido común que sea capaz de quitarle el mayor sustento económico a diarios de papel como El Observador y El Mercurio de Valparaíso?

La falta de sentido común que existe y la forma inescrupulosa y descuidada que el Servel se gasta los recursos de todos los chilenos es vergonzoso. Distinto sería si existiera un proceso de licitación pública que permitiera garantizarle al Estado algo tan básico como una cantidad de ejemplares por comuna o por junta electoral.

Si el verdadero propósito de hacer estas publicaciones en el diario de papel es llegar a gente mayor, quizás sin acceso a internet, estas personas las tenemos identificadas por catastros de Chile Atiende y otros. Fácilmente en una licitación pública el Servel podría pedir que se le entregue por mano un ejemplar impreso a este tipo de personas y así cumplir con el propósito. Pero no, estamos en Chile. Queramos o no, el inmenso lobby de los diarios de papel, la ignorancia o cobardía de nuestros parlamentarios, sumado al poco riguroso manejo de los recursos financieros del Servel, nos deja de manifiesto que en Chile seguirán habiendo vacas sagradas protegidas por el poder.

El poder cubre al poder y quienes buscamos develarlo, seremos ignorados o, bien, desprestigiados. Pero la única respuesta que nos dejará satisfechos será el argumento técnico de por qué hay que gastarse esos millones de pesos en el diario de papel, sin licitación pública ni menos obligaciones mínimas de circulación. ¿Alguien se atreverá a responderlo? ¿Existe aún sentido común en nuestra clase política?

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