Pese a que por Transparencia se informó de esta situación a la Autoridad Sanitaria y a haberse gestionado una reunión con el jefe de Salud Pública de Valparaíso, dicen que hasta ahora no han existido medidas concretas para tratar estos graves casos.
A casi 11 meses del megaincendio en Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana, que destruyó alrededor de 5 mil hogares y le arrebató la vida de 136 personas, vecinos damnificados por esta tragedia dan cuenta de la profunda afectación psicológica que registran al día de hoy, y que no ha podido ser contenida a través de la salud pública.
Un estudio del psicólogo Cristian Alcaíno da cuenta que el 64% muestra síntomas depresivos y el 33% presenta riesgo suicida. Además, un 75% presenta trastorno de estrés postraumático (TEPT), lo cual se atribuye a su experiencia en la tragedia.
Frente a ello, desde el estudio jurídico del abogado Felipe Olea, que representa a más de 55 familias de víctimas del megaincendio, se contactaron por vía institucional con la Seremi de Salud para gestionar apoyos en esta materia, lo que explicó diciendo que "hemos decidido levantar la voz de alarma hasta la Seremi de Salud de Valparaíso, a fin de solicitarle un plan de acción urgente y concreto de protección y reparación en cuanto a salud mental para todos los sobrevivientes de la tragedia".
De esta forma, se solicitó una reunión por vía de Transparencia, la que finalmente tuvo lugar con el jefe de Salud Pública de Valparaíso, donde se dio cuenta de que a nivel institucional ya tenían conocimiento sobre esta situación. En esa línea, se habló de una mesa de trabajo para gestionar los apoyos en esta materia para los damnificados, ayudas que al día de hoy no han podido llegar a estas familias.
"Es realmente una vergüenza que la Seremi de Salud de Valparaíso haya hecho oídos sordos a la necesidad de responder de forma urgente al informe de salud mental que preparamos como oficina y que reveló que tenemos a un 33% de representados con ideario suicida. Lo preocupante es que no existe ningún programa de reparación efectivo para ayudar ni siquiera en el ámbito de la salud mental a las miles de personas que sufren el estrés postraumático de los hechos vividos", dijo Olea.
En tanto, la psicóloga Paulina Vidal indicó que "considerando la cantidad de personas y familias afectadas, se debió planificar y ejecutar un programa de apoyo permanente. En un comienzo, a nivel de contención y prevención, pero también a posterior, a nivel de reparación, que permita y facilite el acompañamiento individual y grupal a todos los que vivieron esta experiencia traumática. Según tengo entendido, la atención clínica requerida no se ha realizado de manera presencial y sistemática de un programa en salud mental focalizado en este grupo y territorio”.
Si bien, una vez se desató el siniestro, equipos del Programa de Apoyo a Víctimas (PAV) se desplegaron en las zonas afectadas para brindar contención y orientación a las personas que sufrieron pérdida de familiares y/o de sus hogares producto de la catástrofe, en la actualidad varios de ellos dicen que se les ha dificultado el proceso.
En detalle, hablan de sesiones demasiado espaciadas o de atención psiquiátrica sin apoyo de terapia psicoconductual acompañando el tratamiento farmacológico. Algunos vecinos incluso denuncian no haber sido contactados o catastrados para poder acceder a terapia de forma directa o preferencial, entendiendo su situación de sobrevivientes y damnificados del megaincendio de febrero.
Cynthia Avendaño, vecina de Villa Independencia, comentó que "nos dieron sesiones psicológicas a través del PAV, que era por medio de telemedicina una vez a la semana. Eso duró como dos meses, luego de eso, me dieron de alta del programa. Yo encontraba que no era suficiente, porque a veces la psicóloga no se podía conectar a las sesiones y no era algo constante”.
En esa línea, añadió que “yo seguí por mi cuenta con asistencia psiquiátrica pagando bonos. Actualmente estoy con atendiéndome en el consultorio una vez al mes, pero siendo objetiva, es súper fome porque es una vez al mes y hay fechas críticas, por ejemplo tú primer cumpleaños, el primer cumpleaños de tu mamá sin tu mamá, las primeras navidades. Y finalmente no se aumenta la frecuencia, sigue siendo igual".
Por su parte, Carlos Orellana, sostuvo que “nosotros no hemos recibido del Estado, ninguna ayuda, solamente por medio de privados”. Su hijo, Pablo Orellana, dijo que “sólo he tenido atención privada, a través de la funeraria. Nos dieron 10 sesiones de terapia y en el trabajo en el que estaba me dieron cuatro sesiones, pero todo privado”.
PURANOTICIA