Las llamadas marchas pacificas y la detonación del movimiento de las "chaquetas amarillas" abren el camino a un inevitable enfrentamiento entre vecinos, ya no tenemos paz.
POR: JORGE ANTONIO VEGA
Es triste ver como vecinos de un mismo sector somos capaces de levantarnos la voz, insultarnos y hasta amenazarnos mutuamente, cuando hace 15 días vivíamos en paz.
Una realidad tan distinta que sucede tras una de las mayores crisis que vive el país desde el retorno a la democracia, esa misma que hoy pende de un hilo y que a la luz de los últimos días parece que no es capaz de cuidar el mayor estado que debe tener una comunidad, la paz.
Hoy ya nos quitaron la paz, hoy Chile no es el mismo y no es porqué despertó, es simplemente porque no escuchó. Las tardías medidas de seguridad tomadas por el Gobierno en su totalidad, desde la Presidencia hasta los estamentos locales pasando por alcaldes de todos los colores políticos nos han dejado a la deriva de fuerzas policiales que se ven sobrepasadas y cansadas, pero con un patriotismo digno de imitar.
Impávidos ante los constantes gritos de insulto, bombas molotov lanzadas a sus cuerpos ó dispuestos a dar la vida por una seguridad hacía nosotros mismos no hace más que cuestionarnos qué país es el que estamos viviendo.
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Los llamados "manifestantes" son verdaderas ovejas que obedecen al llamado del clamor del pueblo, ese mismo que unido jamás será vencido y que hoy disfruta como todo se destruye, como el miedo se apodera de la ciudanía y como la pena en nuestros corazones es más profunda. No se dan cuenta que son usados por el lumpen que se aprovecha de sus peticiones verdaderas, justas y legítimas, pero se ocultan e infiltran con letreros para después simplemente robar, saquear y delinquir.
Chile es desigual, pero hoy es más desigual que antes de que partiera esta crisis, Chile no es un país justo, pero hoy es menos justo que hace 15 días, Chile tiene rabia, tiene odio, Chile ya no tiene paz, hoy nos la quitaron, ¿qué nos van a quitar mañana?.
Ya no se trata de marchas, el movimiento de chaquetas amarillas es el clamor del mismo pueblo que sin aquella consigna se unió para defender justamente aquello que hoy nos quitaron, están dispuesto a todo, incluso armados, eso no es bueno, hoy hubo ataques y no eran entre manifestantes y carabineros, era entre nosotros mismos, la gente se golpeó, se atacó, se perdió la tolerancia, se perdió el respeto, se perdió la paz.
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Al menos nos queda la esperanza, saber que cada crisis es una oportunidad para levantarse nuevamente, así como los comerciantes y microempresarios somos verdaderos monos porfiados sabemos levantarnos una y otra vez, así se levantará Chile, pero eso depende de nosotros mismos, independientes de cuál sean nuestra lucha interna, no nos dejemos manejar por aquellos que quieren justamente esto, el caos.
Las chaquetas amarillas de Reñaca y Concón en la Región de Valparaíso son la demostración que podemos perder la paz pero hay algo que no nos va a quitar jamás, la capacidad de pararnos, porque eso lo sabemos hacer una y otra vez y a pesar que se saqueé el comercio, las casas, los supermercados, una y otra vez nos vamos a parar, el tema es quien será capaz de parar a aquellos que provocaron todo esto, los mismos que ocuparon el clamor legitimo de un pueblo que clama igualdad y que hoy tardará mucho más que antes en tenerla y que será mas pobre que antes, simplemente porque se dejó llevar por el lumpen.
¿Que nos quitaran mañana?, es una respuesta que no me atrevo a responder y que solo el lumpen podrá resolver cuando ya no quede más que dar la vida por defender a los tuyos, porque cuando la paz se rompe, cuando te amenazan tu vida y la seguridad de tu familia, simplemente comienza la guerra, ¿ó vamos a seguir hablando de marchas pacificas?, la paz ya se perdió de eso no hay duda.
PURANOTICIA