Como el proceso eleccionario del 24 y 25 de marzo debió ser pospuesto debido a la pandemia, este viernes 3 de julio asumió como rector (s) Christian Corvalán, quien se desempeñaba como prorrector.
En una ceremonia que fue transmitida por streaming y en que las autoridades participaron mediante la plataforma Zoom, Aldo Valle dejó el cargo de rector de la Universidad de Valparaíso, tras tres períodos de ejercicio, sumando 12 años a la cabeza de la institución. En la misma ocasión, y de acuerdo a los marcos reglamentarios, asumió como rector subrogante Christian Corvalán, quien hasta el momento se desempeñaba como prorrector.
Al hacer uso de la palabra, el presidente de la Junta Directiva, Gerardo Donoso, junto con dar la bienvenida y agradecer la presencia de todos, explicó que el proceso de sucesión del rector Aldo Valle, se realiza de esta forma, por cuanto no fue posible desarrollar el proceso eleccionario, que estaba convocado para los días 24 y 25 de marzo, y que debió ser pospuesto debido a la pandemia que afecta al país.
Asimismo, afirmó que "por las circunstancias que vivimos, lamento profundamente que el término del período del rector Valle deba hacerse de este modesto modo, que por supuesto contrasta absolutamente con su masiva y contundente obra. Obra de no sólo los últimos cuatro años, sino de una etapa muy productiva de la Universidad en estos últimos 12 años. Y así culmina este período, dejándonos el rector Valle un importante y valioso legado. Nos deja una Universidad más moderna, sana, consolidada, próspera y prestigiada; no por ello podemos caer en la complacencia, sin duda, pero podemos decir que la Universidad hoy día se encuentra en una excelente posición, en muy buen pie para continuar con su tarea de desarrollo y de crecimiento, basado fundamentalmente en el espíritu de mejoramiento continuo en que nos hemos inspirado".
Destacó que Valle asumió en 2008, "y se encontró con una Universidad financiera y técnicamente quebrada, académicamente paralizada, humanamente desmoralizada y con una imagen bastante deplorable", siendo entonces un lamentable símbolo de la educación superior. Fue, dijo, "en este estado de destrucción en que el rector, junto a todos ustedes, la comunidad de la Universidad de Valparaíso, tuvieron que iniciar la reconstrucción".
Así, dijo, la gestión de Aldo Valle fue muy destacada, y subrayó algunos logros a modo de ejemplo: la UV fue pionera en revisar sus estatutos orgánicos y el dictar un reglamento contra el acoso sexual y una política de relaciones interpersonales; se modernizó y adecuó el Reglamento Orgánico; en materia de gestión, la UV pasó de tener un presupuesto de 50 mil millones a uno actual de cien mil millones, y de un índice de endeudamiento que comprometía prácticamente todo el patrimonio de la UV a uno actual de 0,4 por ciento, lo que deja a la institución en un excelente pie financiero, quizá uno de los mejores del país, con un patrimonio de 125 mil millones de pesos.
Destacó el trabajo armónico con Contraloría Interna, organismo que depende de la Junta Directiva, y que se modernizó y consolidó en este período. Igualmente, se refirió al avance en lo académico, con una acreditación por cinco años en las cinco áreas, "aunque merecíamos holgadamente habernos acreditado por seis años", a lo que se suma la acreditación de las carreras, la creación de dos facultades ‒Ingeniería y Ciencias Sociales‒, y grandes avances en investigación y asociatividad con entidades de relevancia, como es el caso de los institutos Max Planck. En infraestructura, dijo, se pasó de cien mil a 160 mil metros cuadrados, incluyendo la adquisición de edificios emblemáticos y la construcción del Centro Integral de Atención al Estudiante, CIAE.
Tras valorar el trabajo de Aldo Valle en el CRUCh y el CUECh, Donoso destacó sus "cualidades de gran intelectual", subrayando su prudencia y las excelentes relaciones que mantuvo con la Junta Directiva, y deseándole éxito en sus actividades futuras. "Siento que despido a un muy buen rector, pero también le doy la bienvenida a un muy buen amigo", afirmó.
Luego, Gerardo Donoso dio la bienvenida al rector subrogante, quien asume "en tiempos muy difíciles, precedidos de demandas sociales, de una política desorientada y de una pandemia cuyo fin y magnitud de consecuencias desconocemos absolutamente. Los peligros de menores ingresos, de mayores costes y morosidad son una amenaza cierta, por lo que creo deberás desplazar esta nave con un timón muy firme y con los ojos muy puestos en el ecosonda". Valoró las capacidades y virtudes de Christian Corvalán, así como de su alto conocimiento de la Universidad de Valparaíso y de la educación superior en general.
Al dejar el cargo, Aldo Valle destacó que "ha sido un orgullo y una gratificación que con toda seguridad colmará mis recuerdos a medida que avancen los años. No ha sido una carga ni lo he vivido como un sacrificio personal, sino como una responsabilidad por la que opté hace ya doce años, con la convicción y decisión que se necesitaba".
Expresó que "no presumiré hacer sabido cuánta complejidad y tensiones debería enfrentar, pero en más de una vuelta del camino que he debido hacer, aprendí que las causas más nobles que hacemos nuestras son aquellas en que estamos dispuestos a aceptar la derrota, pero estas son también las que más reconfortan el espíritu si, además, después de asumirlas podemos agregar una dosis de gratificación, como ciertamente me ocurre a mí".
Siguió señalando que "durante todos estos años, al trabajar por la UV y la educación pública, siempre tuve la convicción de que servía directamente a grandes ideales de nuestra cultura, y que la universidad como institución, a partir de su misión y propósitos más propios y distintivos, nos da nada menos que ese privilegio de contribuir a que muchos otros se cultiven, se formen como profesionales, investiguen, estudien o imaginen una forma, una explicación o un concepto nuevos".
Finalizó diciendo que "me esforcé en estos 12 años para que llegado este día no tuviera una vergüenza que esconder, de esas que golpean en el fuero interno. No todo fue como hubiese querido, y soy el primero en decir que no fui 'ni tan inteligente ni tan acertado', ni tan oportuno en algunos casos. Lo que quiero decirles es que cuidé siempre la rectitud de mis actos y decisiones; siempre busqué evitar la arbitrariedad o que el prejuicio o cualquier animadversión respecto de personas o grupos determinados influyeran en el ejercicio de mis atribuciones como rector. El deber de la rectitud en el obrar es a mi juicio el honor más importante que podemos hacer a los demás, y el deber del que nunca, ojalá, tuviéramos que excusarnos. Los resultados o indicadores cuantitativos pueden ser opinables y calificados de modo distinto, pero ese otro juicio, el que refiere al esfuerzo por la rectitud del obrar, me interesó siempre, y mucho más, en estos doce años".
PURANOTICIA