Los himnos de Fito & Fitipaldis, uno de los referentes más populares del rock español, conquistaron al público que acudió al Teatro Cariola de Santiago de Chile.
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La banda liderada por el bilbaíno Adolfo Cabrales, más conocido como "Fito", defendió de forma impecable los grandes clásicos de su exitoso repertorio de 'poesía urbana' y presentó en sociedad los temas de su sexto álbum de estudio, menos agitado y más profundo que los anteriores.
Las primeras notas de la rítmica "Viene y va" desataron un griterío ensordecedor que se prolongó a lo largo de las casi dos horas y media de un intenso concierto que consiguió insuflar vida al recinto del teatro santiaguino.
Con el trío de hits "Por la boca vive el pez", "Me equivocaría otra vez" y "Huyendo conmigo de mí", la formación inyectó dosis de energía musical a un ansioso público que antes de que se abrieran las puertas de la sala ya coreaba los temas de la banda a pleno pulmón.
Acompañado por los habituales Carlos Raya (guitarrista y productor), Daniel Griffin (baterista), Alejandro Climent Boli (bajista), Joserra Semperena (teclista) y el fitipaldi original, Javier Alzona (saxofonista), el bilbaíno no tardó en hacer gala de su sentido del humor.
"Siempre me tiran gorras para ver si me cambio la mía pero yo siempre me quedo con esta", señaló Fito tras cazar al vuelo una boina lanzada al escenario.
El heterogéneo público del Cariola es una muestra más de que los "singles" de este "obrero del rock" simpatizan con un amplio espectro de admiradores, tanto en España como en América Latina.
Los suyos son de esos versos urbanos con olor a bar destartalado y noches en vela que forman parte de todas las listas de reproducción ibéricas y que pueden tararear desde el más convencido rockero hasta los asiduos a las pistas de baile.
Desde sus inicios, la cotidianeidad y los sentimientos se han apoderado de las letras de la banda española, una fórmula con la que han seducido a una ingente legión de seguidores.
Aunque con un tono más sereno, su álbum "Huyendo conmigo de mí" (2014) sigue haciendo alarde de las mismas melodías pegajosas de guitarras crujientes que en 2003 los propulsaron hasta lo más alto de las listas de éxitos con el célebre "Lo más lejos a tu lado".
Ejemplo de ello es el tema "Entre la espalda y la pared", el hit de su nuevo trabajo que, a pesar de su novedad, consiguió arrancar silbidos de júbilo entre el público del Cariola.
Pero la verdadera eclosión eufórica se la llevó la aparición al escenario de un espontáneo que saltó desde la platea para corear el estribillo de "Me acordé de ti" abrazado a Fito, ante la perplejidad y el desconcierto de los guardas de seguridad.
Ello fue una evidencia más de que el concierto de este martes, en el que el vizcaíno se mostró mucho más enérgico de lo habitual, tenía un aire de espectáculo en familia, dado quizás por el gran número de expatriados españoles presentes en la sala.
Los virtuosos y elegantes solos de guitarra y batería de los temas "Garabatos" y "Corazón oxidado" contribuyeron al embrujo general y consiguieron erizar el vello de más de un espectador.
"¡La verdad es difícil cantar y tocar con este calorazo de público!", gritó el entregado rockero mientras sonaban los primeros acordes de la balada "Soldadito marinero".
El público la entonó de pie y con los brazo alzados intentando retener los últimos instantes de un espectáculo que la capital chilena llevaba esperando desde 2007, cuando la entonces desconocida banda debutó en el país austral junto al argentino Andrés Calamaro.
Pero la masa, sedienta de espectáculo, no aceptó el punto y final y tras cinco minutos de reclamos e incansables ovaciones, los magos del rock urbano soltaron los bises encabezados por "Nos ocupamos del mar" y la anhelada "La casa por el tejado".
Con un "Santiago os llevaremos aquí, al corazón" el líder de la formación se despidió de un público al que prometió "volver a ver pronto" y al que abrazó con una última canción: "Acabo de llegar".
Con este concierto, Fito, el héroe rockero de las clases populares, demostró que tras 25 años pisando escenarios aún es capaz de hacer vibrar a un público de fieles seguidores que, a más de 10.600 kilómetros de España, conecta con los versos de este sencillo poeta norteño convertido en estrella de rock.
pn/kf
EFE
