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La increíble historia de Alberto Chang

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La excéntrica figura detrás del grupo Arcano se ha convertido en una de las más buscadas por la justicia chilena, luego que comenzara a ser investigado por una supuesta estafa piramidal.

La increíble historia de Alberto Chang
Sábado 16 de abril de 2016 00:23
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Mientras el Grupo Arcano se cae a pedazos, Alberto Chang continúa alejado del país. Y aunque durante la tarde de este jueves Canal 13 lo encontró en Malta, al sur de Europa, el cuestionado empresario sigue huyendo de la justicia chilena y dejando a la deriva a sus cientos de clientes.

Hace algunos días negaba las acusaciones y aseguraba a La Tercera que los usuarios que creyeron en su modelo de negocios podían estar tranquilos. "Nunca me he fugado, todo el mundo sabe que viajo tres cuartas partes del año. Todos pueden estar tranquilos que no me he ido a ninguna parte con el dinero, el patrimonio de la empresa está invertido sólidamente en Chile, Estados Unidos, Inglaterra y Australia y su total duplica la deuda. Por tanto, a todo el mundo se le pagará sin excepción", comentó.

Chang defendió la manera de operar de su compañía, señalando que "todos estamos siendo auditados como corresponde y, posteriormente a eso, se verá que nuestro negocio está avalado por sólidas inversiones, y que esto no es un esquema piramidal de ningún tipo. Y procederemos a pagar a todas las personas con las que tengamos algún compromiso, como siempre lo hemos hecho", aseguró.

La compleja estructura del Grupo Arcano

Al igual que AC Inversions, ofrecían rentabilidades de un 20% a un 30% anual en pagarés a 1, 2 o 3 años fijo, negocio redondo cuando el mercado paga cifras mucho menores. Su método consistía en diversificar las inversiones en dos distintas ramas. Por un lado, su negocio se situaba en las Islas Vírgenes Británicas -Arcano Inc. y G Privates Investment-, desde donde articulaba la inversión en capital de riesgo en el exterior, apostando en empresas de alta rentabilidad.
En el plano local, la situación era completamente diferente. Aquí constituyeron dos estructuras sociales, ambas controladas por Alberto Chang y su madre, Verónica Rajii, en calidad de personas naturales: Grupo Arcano S.A. y Onix Capital S.A. La primera de ellas tenía unida nueve empresas operativas, muchas de las cuales están inactivas. Una de ellas era Valco, la sociedad cuyo gerente general era Jorge Hurtado, la cara visible del grupo desde hace un año. La otra era Onix Capital S.A, la sociedad que captaba los fondos y donde se emitían títulos de deuda, o pagarés, que prometían retornos atractivos a sus inversionistas. La tasa de retorno ofrecida para sus clientes era de 2,5% hace unos cinco años. Una promesa de dinero seguro y fácil, ya que la banca ofrece en promedio de sólo 0,3% mensual.
Aunque la tasa fue bajando paulatinamente a 2%, 1,8%, 1,5% y terminó en 1,2%, en algunos casos.

Cómo construyó su imperio

Alberto Samuel Chang Rajii creó su primera empresa en octubre el 2001, cuando tenía 27 años. La denominó Grupo Arcano S.A. y la fundó junto a su madre, Verónica Rajii Krebs. No tardó en construir una extensa red de contactos que le permitió sacar adelante su negocio y amasar una millonaria fortuna. Su trabajo era destacado por inversionistas y emprendedores que buscaban un apoyo, ya que su dinero le permitió ser parte de organizaciones como Endeavor Miami y también lo llevó a crear una fundación llamada Alberto Chang.

Su vida parecía exitosa, compartía fotografías junto al magnate británico Richard Branson y al ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton. Además realizaba charlas en distintas universidades estadounidenses y se vanagloriaba de tener un MBA en Stanford y el haber sido uno de los primeros inversionistas de Google. Una historia que repitió en diversas presentaciones y entrevistas. "Tenía 10 mil dólares ahorrados y mis cálculos fueron: o compro un Mitsubishi Eclipse convertible 1996 o sigo a Sergey Brin e invierto el 1%", dijo Chang en una presentación realizada en la Clinton School of Public Services de la Universidad de Arkansas.

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Relato que mantuvo hasta mediados de 2015, asegurando que mantenía en su poder un 1% de Google, cuyo valor de mercado hoy supera los 500 mil millones de la divisa norteamericana.
Incluso mencionó en una entrevista con el Diario Financiero que ha participado de "varios negocios importantes como: Uber, Snapchat, Square, y otros a nivel global", además de haber dedicado parte de su tiempo y dinero a "ayudar a estudiantes y empresarios a surgir, porque sé lo difícil que es y cuánto cuesta en Chile, por el nivel de envidia y competitividad".
Sin embargo, el escándalo de AC Inversions salpicó al emprendedor y su trayectoria fue puesta en duda, al igual que sus estudios y sus anécdotas. Un negocio que comenzó a desmoronarse, por lo que Chang salió el 12 de marzo del país para establecerse en Europa.
Incluso, en el mismo sitio web del grupo Arcano destacan que han invertido en 20 compañías, pero El Mercurio afirma que entre las firmas mencionadas sólo cuatro están activas. Ante este escenario, sus últimas señas fueron una videoconferencia que realizó con los ejecutivos de sus empresas en Chile, y un sorprendente correo electrónico donde anunció su decisión de retirarse de su trabajo.

En el camino, el empresario dejó una historia de negocios de fantasía, un grupo del que ya renunciaron casi todos sus ejecutivos y una lista de inversionistas que supera las 700 personas y que le encomendaron entre 80 millones y 100 millones de dólares.

Chang prometía a sus inversionistas un retorno fijo mensual, una suerte de rentabilidad garantizada que en el mercado es imposible de asegurar. El Ministerio Público busca ese dinero, a pesar de que el empresario aseguró responderle a cada uno de sus clientes. Sin embargo, la pregunta que se hacen los especialistas es cómo hace calzar los intermitentes ingresos de sus inversiones de riesgo, con las obligaciones de renta fija que promete a sus cientos de inversionistas.
Según el empresario, tendría la fortuna suficiente en sus cuentas internacionales para responder a sus clientes.
Tras este escándalo, Alberto Chang dejó atrás una vida de lujos, donde incluso adquirió un jet privado, el que habría dejado sin problema con tal de huir a Malta.

 

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