Hermanas de la víctima desconocían episodios de violencia a los que era expuesta.
Las declaraciones de la familia marcaron la última jornada en torno al asesinato de Juliana Aguirre, de 21 años.
Ello, mientras que el colombiano Edwin Vásquez, de 25, fue formalizado por el delito de femicidio, luego de estrangular a su pareja, descuartizar su cuerpo y lanzarlo al río Mapocho.
Fueron las hermanas de Juliana quienes manifestaron su dolor en distintos medios de comunicación, expresando además sus deseos de repatriar los restos de la joven a Colombia. Para ello, ya están en contacto con la Cancillería realizando los trámites pertinentes.
Juliana, la menor de nueve hermanos criados por una mujer separada y ama de casa, soñaba con ser profesional y por eso es que emprendió rumbo a Chile en busca de mejores oportunidades. Además de ayudar económicamente a su familia, pues no hace mucho su madre había sufrido un infarto cerebral que la dejó parapléjica.
Y se encontraba en eso cuando su destino dio un vuelco radical.
"La última vez que hablé con ella fue a finales de enero pasado. Nos decía que estaba muy contenta, porque tanto ella como Edwin habían conseguido trabajo en un restaurante ubicado en un centro comercial de Santiago", comentó Marta Aguirre, una de sus hermanas, al diario El Colombiano.
Efectivamente, Juliana y Edwin, quienes arribaron a Chile en noviembre del 2015, trabajaban actualmente como garzón en un restaurante de Costanera Center, él; y como mesera de un local de comida rápida de Santiago Centro, ella. Por estos días compartían un departamento en calle Huérfanos; mismo inmueble en el que Edwin asfixió y descuartizó a su pareja a eso de las 17.00 horas del sábado pasado.
Desde su natal Andalucía, una localidad en el Valle del Cauca, otra de las hermanas confirmó que ninguno de ellos estaba en conocimiento de los reiterados episodios de violencia intrafamiliar.
"Hablábamos todos los días, por WhatsApp o por llamada por voz y decía estar muy contenta en Chile. Contaba que todo era muy bonito y que había encontrado un empleo, que era lo más importante para ella. Todo eso nos daba tranquilidad", agregó Patricia Aguirre a un medio nacional.
Respecto a su relación con Vásquez, la hermana de Juliana afirmó que él aparentaba ser un hombre amable, pese a que nunca fue tan cercano a la familia. Además, Juliana y Edwin se conocían desde los diez años, aunque solo en el 2015 iniciaron una relación sentimental.
La idea de venirse a Chile fue del colombiano, agregó Patricia, quien incentivó a su novia a probar suerte en una tierra que parecía ofrecer mejores oportunidades.
Por su parte, según informó el sitio ElPais.com, Edwin Vásquez es hijo de una reconocida docente de Andalucía y padre de un pequeño hijo que dejó en Colombia tras arribar Chile.
Un hombre enfermo y celópata, según relatan los vecinos de la pareja, pues sus conductas así lo delataban. Entre ellas, que le revisaba el teléfono celular a Juliana y que la espiaba desde las afueras de la galería de Santiago Centro donde trabajaba.
Cabe mencionar que el asesinato de Juliana Aguirre se convierte en el undécimo femicidio en lo que va de ese año ennuestro país.
Indignación por titular
Repudio generalizado provocó el titular del diario La Cuarta, de este jueves 10, respecto a cómo se informó sobre el crimen de la joven colombiana.
"El amor y los celos la mataron" dicta la publicación que provocó rechazo y que rápidamente se viralizó en las redes sociales con el hashtag #LaCuartaFemicida, alcanzando el primer trending topic a nivel nacional.
La frase, que fue acuñada por el Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC), fue lanzada a las redes con un objetivo claro. "Para que no vuelva a ocurrir que los medios de comunicación pongan al femicidio como un crimen por amor, porque al hacer eso los medios también se hacen cómplices en que no se erradiquen este tipo de prácticas" señaló su directora, María Francisca Valenzuela.
Por otro lado, no es primera vez que La Cuarta simplifica un hecho de violencia contra la mujer pues, en septiembre del 2015, la publicación tituló de forma trivial "hizo anticucho con la polola", sobre un intento de femicidio.
La directora del Observatorio Contra el Acoso Callejero agregó respecto a la portada que aludía a Juliana Aguirre lo siguiente: "Todavía existe una idealización y mala comprensión de lo que es el femicidio en Chile. Son crímenes de odio hacia las mujeres. No tienen que ver con celos, amor o locura, por lo tanto, tenemos que dejar de usar como recurso el amor para justificar estos asesinatos".
Otras organizaciones de defensa de género, como el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), se sumaron a este repudio masivo contra La Cuarta, catalogando a la publicación como "justificación a la violencia" y "machista", entre otros términos.
(RECUADRO)
El caso de las chicas argentinas: Misteriosa investigación
Aunque la situación es completamente diferente, la muerte de Juliana Aguirre no deja de recordar el caso de las mendocinas que también perdieron sus vidas lejos del hogar.
Marina Menegazzo(21) y María José Coni (22), que se encontraban de vacaciones en Ecuador, fueron halladas muertas en Montañita, un pueblo de costa ubicado a unos 180 kilómetros de Guayaquil. Sin embargo, el caso ha provocado polémica más allá de lo trágico de sus muertes.
Esto, pues los familiares de las víctimas dudan sobre la versión de lo ocurrido ofrecida por las autoridades ecuatorianas.
Las chicas se hallaban desaparecidas desde el lunes 22 de febrero y, según la prensa argentina, tenían previsto tomar un avión de regreso el 25.
El ministro del Interior de Ecuador, José Serrano, anunció el hallazgo de sus cuerpos el domingo 28 de febrero y, al día siguiente, las autoridades ecuatorianas informaron sobre la detención de dos hombres como sospechosos del crimen: Segundo P. y Eduardo D.
Según la versión oficial, que no convence a las familias, las dos chicas abandonaron el hostal donde se quedaban en Montañita el 22 de febrero, a las 2 de la tarde. Esa misma noche, según el ministro Serrano, los sospechosos habrían conocido a las niñas en un bar llamado "La Abogadita". Entonces, ellas habrían dicho que no tenían dinero y que iban a regresar a Guayaquil 'a dedo', por lo que les ofrecieron que se quedaran a dormir en la casa de uno de ellos.
De acuerdo a esta versión, Segundo P. y Eduardo D. les habían dado muerte a las argentinas en estado de ebriedad, para luego esconder sus cuerpos en bolsas y ocultarlos.
Sin embargo, las familias de las víctimas no creen en esta teoría, pues las jóvenes tenían suficiente dinero, e incluso cargaban sus tarjetas de crédito activadas.
Por esta razón, los parientes de las mendocinas solicitaron al gobierno que peritos y forenses argentinos participaran en la investigación que se realiza en Ecuador.
Y aunque los dos acusados se encuentran hoy día en prisión preventiva, el caso dio un vuelco radical en los últimos días. Esto, pues Segundo P. reveló que aceptó la culpabilidad debido a la presión a la que fue sometido por la policía ecuatoriana, pero recalcó que no tuvo participación en el hecho. Además, responsabilizó a dos narcotraficantes colombianos como los culpables de matar a María José Coni y Marina Menegazzo. El caso se complica aún más, aunque las familias de ambas no descansarán hasta saber la verdad.
PURANOTICIA