Waldo Flores sobrevivió a las dos erupciones. Bajó acalambrado y con moretones, pero feliz por estar con vida.
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Una dramática experiencia vivió Waldo Emanuel Flores Figueroa (21), el joven que pasó la noche en los faldeos del volcán Calbuco y que estuvo desaparecido por más de 10 horas desde que comenzó la erupción, en la tarde de ayer.
Waldo Flores y sus amigos Camilo Velásquez y Diego Quezada comenzaron a subir el Calbuco en la mañana de ayer y la erupción, registrada a las 17:50 horas, los sorprendió a corta distancia del cráter.
"Estábamos arriba casi llegando al refugio, nos detuvimos a comer algo y de repente se escucharon ruidos subterráneos y vimos arriba la nube, así que dejamos las mochilas, todo tirado y bajamos corriendo", recordó el joven.
Las declaraciones las hizo a los medios presentes en el reencuentro con su padre, hermano y otros familiares en el sector de Correntoso, localidad ubicada entre Puerto Varas y Puerto Montt.
Acalambrado, sucio y con algunos moretones, pero feliz por haber sobrevivido, el joven técnico en Turismo recordó los momentos de angustia que vivió mientras trataba de descender del monte.
Explicó que tras la erupción comenzó a correr junto a sus amigos. "Hubo un momento en que me acalambré completamente y no pude seguir, que sigan ellos nomás y me perdí después", señaló.
Waldo Flores y su familia vivieron la explosión del Chaitén en 2008. Se habían trasladado a esa localidad para buscar nuevos horizontes, pero sufrieron el desastre. Mientras bajaba, el joven pensaba "¿por qué de nuevo?".
Tras perderse en el bosque, el joven pasó la noche arriba de unas quilas para aislarse del suelo y tratando de no pasar frío. En la madrugada lo sorprendió la segunda erupción del Calbuco. "Fue potente, se escuchaban explosiones a cada rato, se veían los relámpagos", relató.
También narró que estaba perdido al lado del río Correntoso cuando pasó un aluvión y se agarró a unas ramas para no ser arrastrado. Pasó la noche pensando en sus padres, su hermano y sus amigos. Se angustió pensando que podría morir, pero apenas amaneció prosiguió la marcha.
Bajando por el río se encontró con Alfredo Jara, un habitante del sector que lo llevó a la casa y le prestó el celular con el que se comunicó brevemente con su madre, pero lo suficiente para confirmar que estaba con vida.
Posteriormente, una patrulla de Carabineros ayudó a trasladarlo a un punto más bajo, donde se reencontró con sus familiares.
Pn/co
Aton Chile
