La droga llegaba a Chile en tarros de conserva de una conocida marca de leche evaporada peruana.
Un operativo liderado por la Fiscalía Metropolitana Sur permitió la detención de tres personas y la incautación de 47 kilos de cocaína que llegaba a Chile en tarros de conserva de una conocida marca de leche evaporada peruana.
La denominada "Operación Matriarcas" logró desbaratar un laboratorio clandestino de droga y generó la detención de la líder de la banda dedicada a su venta, una mujer con un abultado historial policial, con antecedentes por infracción a la Ley 20.000, delitos de sangre, hurtos en los que participó como "mechera" y una carrera como lanza internacional.
Además fue detenida su hija, que se constituyó como brazo operativo del grupo y cuya labor era la distribución del producto en la capital, y a un hombre de nacionalidad peruana que trabajaba como "cocinero" de la droga.
El jefe de la Unidad Antinarcóticos Metropolitana de la Policía de Investigaciones, subprefecto Iván Villanueva, detalló que la organización contaba con un laboratorio clandestino artesanal en el que se desarrollaba la recuperación de la droga diluida en estado líquido, realizándose un proceso químico para extraer el alcaloide y mezclarlo luego con otras sustancias para su comercialización.
El fiscal Héctor Barros, en tanto, explicó que la droga es recibida "por parte de la líder de esta pequeña organización, viene el químico que procede a transformar del estado líquido al estado sólido, en este caso polvo, para poder comercializar la cocaína y posteriormente viene la cadena de distribución".
Barros precisó que el estado líquido y concentrado de la droga permite a las bandas dedicadas a su comercialización aminorar costos de traslado, utilizando un espacio físico menor para transportarla y otorgándoles mayores opciones de ocultamiento para evitar los controles fronterizos, reconociendo que es una constante preocupación "la forma en que el tráfico se va transformando y empiezan a aparecer estos nuevos fenómenos".
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AGENCIA UNO