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De estar primero en las encuestas, el líder del PRO pierde cada vez más credibilidad.
Marco Enríquez-Ominami atraviesa por un complejo escenario que será determinante en sus próximos pasos, si es que continúa en la carrera de cara al sillón presidencial.
Y es que tras ser cuestionado por sus vínculos con SQM, a propósito de un supuesto financiamiento irregular, el fundador del Partido Progresista (PRO) ahora enfrenta un nuevo y tormentoso escándalo.
Esta vez, por el uso de un jet privado durante tres meses en el marco de su campaña presidencial del 2013.
Se trata de un avión que fue facilitado por la empresa constructora brasileña OAS; firma que actualmente es investigada por corrupción en dicho país y con cuyos ejecutivos ME-O se reunió en ese contexto.
Frente a esta polémica que lo tiene en el ojo del huracán, la primera estrategia de Enríquez-Ominami, así como de su círculo más cercano, fue atribuir estos antecedentes en su contra a una operación política para perjudicarlo.
Sin embargo, en vez de disminuir la presión, desató una ola de críticas de personeros de los distintos sectores, que lo emplazaron a dar explicaciones cuanto antes.
Al respecto, el PRO aseguró que la candidatura rindió en su momento todos los ingresos y gastos de la campaña ante el Servel y que este organismo aprobó el proceso. Incluidas las facturas o boletas por el uso de la aeronave.
Sin duda una mala jugada, pues el propio presidente del Consejo Directivo del Servicio Electoral, Patricio Santamaría, negó que el organismo haya tenido conocimiento respecto a la utilización del jet privado.
Y es que, efectivamente, de haber recibido dineros brasileños con fines políticos, Marco Enríquez-Ominami habría violado la ley electoral, que prohíbe las donaciones de personas naturales o jurídicas extranjeras a campañas políticas chilenas.
Declaraciones
Enredado en sus propias palabras, el ex abanderado decidió cambiar su discurso y, durante la mañana del jueves 17 de marzo, se refirió por primera vez al tema en radio Agricultura.
"Es evidente que hay una desprolijidad y tiene razón el Servel, pero por lo mismo hubo una corrección", afirmó Enríquez-Ominami.
"Ese avión pertenece a una estrategia publicitaria. Ese avión, al igual que Michelle Bachelet, al igual que Salvador Allende, al igual que Ricardo Lagos, fue utilizado en el caso nuestro no solo para recorrer Chile, sino que fue la pieza publicitaria principal de nuestra campaña", agregó el marido de Karen Doggenweiler.
Asimismo, reconoció que efectivamente se reunió con los empresarios de OAS, pero que no hay ningún problema en ello.
"En el contexto del 2013 no había forma de adivinar qué iba a pasar el 2016. Yo viajé Sao Paulo a sacarme fotos con un gran fotógrafo y era la opción más barata, fui a Sao Paulo a sacarme una foto", afirmó el líder del PRO.
Además, insistió en que con el uso del avión no hubo aportes extranjeros. "Si se está tratando de insinuar que existe un pago de favores, no es posible, porque no soy funcionario público", añadió el político, acusando un intento por desprestigiar su imagen.
"Cuando Michelle Bachelet recibió a esos mismos ejecutivos y a Lula en noviembre de 2013, porque recordemos que Lula y el PT la apoyaron a ella y no a mí, ¿Bachelet anticipaba que esto iba a pasar? ¿Vinculamos a Bachelet por haberlos recibido en La Moneda?", cuestionó el ex parlamentario en radio Agricultura.
Declaraciones que causaron molestia en el oficialismo, por lo que el Vocero de Gobierno, Marcelo Díaz, no tardó en salir a desmentirlas, asegurando que Bachelet jamás se reunió con la gente de OAS.
"Eso no es cierto, esa reunión nunca se realizó. Es una afirmación completamente equivocada. No me parece correcto que, para intentar eludir responsabilidades propias, o hacerse cargo de una situación respecto de la cual se está exigiendo una explicación, se dispare para otros lados", señaló enfático el Ministro Díaz.
Cifras
Aunque no es una certeza, el escándalo del jet privado disminuye las opciones de Marco Enríquez-Ominami de repostular a La Moneda, ya que hace rato que su reputación y credibilidad se encuentran en serio cuestionamiento.
Por esta razón, el ex diputado vería cada vez más lejana esa anhelada y tan buscada posibilidad, aun cuando en un momento lideró ampliamente las encuestas.
Corría diciembre del 2014, cuando Enríquez-Ominami se posicionaba como el político mejor evaluado en la encuesta CEP, con un 50% de aprobación ciudadana y un 20% de rechazo.
De hecho, el ex candidato presidencial del 2009 y del 2013 aprovechó esa positiva evaluación para ponerse al servicio de Michelle Bachelet e, incluso, varios en la Nueva Mayoría se mostraron abiertos a que ME-O llegase a ser candidato de la coalición.
Un escenario totalmente distinto al que enfrenta hoy en día, que bien podría catalogarse como el peor en su historia política.
Al respecto, la última encuesta CEP, de diciembre del 2015, ya denotaba su progresivo hundimiento, al posicionarlo en el octavo lugar con un 33% de apoyo.
Aquella representó la mayor caída entre todas las figuras evaluadas, aunque un nuevo sondeo podría revelar cifras aún más demoledoras.
La encuesta Cadem, en tanto, demostró el impacto que tuvo el caso SQM en su credibilidad, ya que el 81% reveló no creer que Enríquez-Ominami no haya recibido dinero, de manera irregular de parte de la firma, para su campaña presidencial.
PURANOTICIA