"Con esto buscamos su efectividad y el mayor daño posible a la infraestructura policial, e incluso cobrar la vida de algún esbirro uniformado", indicaron.
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«La negra venganza». Este es el nombre de la agrupación que se adjudicó la instalación de un artefacto explosivo detonado la noche del 24 de diciembre en las afueras de la 21ª Comisaría de Carabineros de Estación Central, dejando una serie de daños en la fachada de la unidad.
La agrupación, que se denomina "banda informal", señaló a través de una declaración que el aparato tenía "una carga compuesta por más de medio kilo de dinamita y anfo, dispuesta dentro de un niple reforzado y un sistema de activación mecánico".
"Con esto buscamos su efectividad y el mayor daño posible a la infraestructura policial, e incluso cobrar la vida de algún esbirro uniformado. Dejamos en claro que nuestro ataque no busca dañar transeúntes", añadieron los eventuales responsables del hecho.
También se indicó que lo ocurrido es "una acción de venganza por los cientos de mutiladxs, muertxs y miles de presxs que históricamente ha provocado la represión y sus organismos. Que se ve potenciada y en la más completa impunidad desde el 18 de octubre".
"Con este ataque buscamos devolver en parte los duros golpes recibidos, demostrando que la venganza es posible y recordando que esta comisaría es la responsable de la mutilación de uno de los ojos de un joven rebelde de la Villa Portales", prosiguieron.
Finalmente comentaron que "esta acción es también un llamado a extender, potenciar, e intensificar la nueva guerrilla urbana anárquica. A pasar a la ofensiva, a resguardarnos y actuar con cautela, buscando cada vez que nuestros golpes sean más duros, más certeros, y mostrar en la práctica que cualquier momento es Propicio para atacar".
PURANOTICIA
