El índice Composite de Shanghai cerró con una caída del 1,7 por ciento, mientras que el índice Component de Shenzhen se dejó un 1,4 por ciento. Al inicio de las operaciones, ambas plazas habían registrado pérdidas de alrededor de un cuatro por ciento.
Las bolsas chinas volvieron a cerrar hoy martes a la baja, pese a la masiva intervención del Estado para estabilizar los mercados.
El índice Composite de Shanghai cerró con una caída del 1,7 por ciento, mientras que el índice Component de Shenzhen se dejó un 1,4 por ciento. Al inicio de las operaciones, ambas plazas habían registrado pérdidas de alrededor de un cuatro por ciento.
Por miedo a que las ayudas del gobierno para la estabilización de los mercados ya se hayan esfumado, el lunes se había desatado el pánico entre los inversores. La bolsa en Shanghai comenzó la semana con una caída del 8,48 por ciento, el mayor descenso desde febrero de 2007, lo que motivó al banco central chino a prometer nuevas ayudas.
Después de las fuertes caídas del lunes, el gobierno chino había desmentido informaciones que aseguraban que Pekín había abandonado los intentos de rescatar los mercados. Las autoridades "continuarán con los esfuerzos por estabilizar los mercados", aseguró Zhang Xiaojun, portavoz de la comisión de control bursátil CSRC.
Los expertos creen que una crisis financiera de gran envergadura es improbable en China. Sin embargo, temen que las turbulencias bursátiles puedan frenar el crecimiento económico de la segunda economía del mundo y esto a su vez puede tener consecuencias para toda la economía mundial.
"Si el gobierno no logra restablecer la confianza en los mercados, China difícilmente podrá alcanzar su objetivo de crecimiento de un siete por ciento a finales de año", advierte un análisis del banco australiano ANZ.
El desplome de los índices bursátiles se había iniciado a mediados de junio. El principal indicador de la Bolsa de Shanghai perdió en solo 18 jornadas de operaciones el 32 por ciento de su valor.
Para estabilizar los mercados, el banco central chino rebajó los tipos de interés hasta un mínimo histórico. Además, se postergaron nuevas salidas a bolsa y la comisión de control CSRC inició con dinero del banco central un gigantesco programa de compras de acciones. Hasta un 50 por ciento de las acciones que se negocian en las bolsas chinas se congeló temporalmente.
Pn/ci
DPA