La educación, una de las claves para dinamizar la economía de América Latina y avanzar hacia un crecimiento inclusivo, es uno de los deberes pendientes.
"América Latina no supo aprovechar el boom económico" de los últimos años, debido a la falta de reformas estructurales, dijo hoy en Chile el director de la división de desarrollo productivo y empresarial de la CEPAL, Mario Cimoli.
Cimoli intervino en el seminario en el que se presentó el informe "Perspectivas económicas de América Latina 2015", realizado por el Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en colaboración con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el banco CAF.
"Un proceso de este tipo necesita que existan unas precondiciones y América Latina no las tenía", señaló Cimoli, quien desgranó algunas de las recomendaciones que recoge el informe, que analiza sectores estratégicos como el fiscal, el educativo o el productivo.
La educación, una de las claves para dinamizar la economía de América Latina y avanzar hacia un crecimiento inclusivo, es uno de los deberes pendientes.
Según el informe, el 35 % de los niños en edad para asistir a la pre-primaria no están matriculados, el doble que en la OCDE.
Asimismo, de acuerdo a las pruebas PISA, en educación secundaria la diferencia entre el desempeño de los estudiantes de la región y los de los países de la OCDE equivale a casi dos años de escolaridad, una cifras que empeoran en la educación terciaria.
Para Cimoli, la "necesaria reforma educativa, que países como Chile ya están llevando a cabo" debe ir de la mano de una transformación de la estructura productiva, que haga un especial énfasis en la diversificación productiva y en la competitividad.
"Todo lo que se haga en educación puede ser muy bueno pero si no diversificamos la estructura productiva y no fomentamos la pequeñas y medianas empresas tendremos latinoamericanos muy bien educados pero conduciendo un taxi", afirmó.
Ello, debe complementarse con avances en el área de la innovación, un sector que, según el informe, cuenta en la región con un stock de capital del 13 % del PIB, mientras que en los países de la OCDE es del 30 %.
Según el análisis, estos datos se explican, en parte, por el bajo nivel de gasto en investigación y desarrollo, en especial por la limitada participación de las empresas.
La presentación del informe reunió en Santiago al director del centro de desarrollo de la OCDE, Mario Pezzini, al economista Pablo Sanguinetti, director corporativo de investigaciones socioeconómias del Banco CAF y al canciller chileno, Heraldo Muñoz.
Pezzini hizo referencia a la "mejora de la política fiscal" como herramienta para favorecer la reducción de las desigualdades.
"Cuando existía una bonanza económica se podía pensar en utilizar la renta para intervenir en la economía, ahora esta posibilidad se reduce, motivo por el cual es más urgente que se implementen reformas fiscales", afirmó.
De ahí que, tal y como indica el informe de la organización intergubernamental, sea necesario seguir fortaleciendo políticas macroeconómicas que reconstruyan la capacidad de respuesta monetaria y fiscal y pongan el acento en la prevención de la evasión y elusión fiscal, así como en el ámbito tributario.
Según el economista Pablo Sanguinetti, el conjunto de estas reformas podría revertir la desaceleración económica de la región, que hasta el momento sólo se ha limitado a dejarse llevar por los "vientos favorables".
"Ha llegado el momento de remar para crear", indicó Sanguinetti quien recordó que el crecimiento de los últimos años fue motivado por factores exógenos a la región.
El desafío de esta "segunda generación de reformas estructurales" es, según el representante del banco de desarrollo CAF, "volver a crecer a un ritmo del 4 % anual", pero esta vez, "hacerlo por mérito propio" y prescindiendo de los vientos de cola que hicieron despegar América Latina en la última década.
Un diagnóstico compartido por el jefe de la diplomacia chilena, Heraldo Muñoz, quien reafirmó "la necesidad" de implementar estas reformas para posibilitar la salida de la denominada "trampa del ingreso medio", según la cual los países permanecen estancados en el rango de niveles de renta media, y "posicionar mejor a América Latina dentro del mundo".
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