Se trasladan con autonomía del piloto. Estiman que en cuatro años habrá 10 millones circulando por el mundo.
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Desde hace un tiempo viajar en coche dejó de ser un placer para convertirse en un verdadero desafío a la sensatez. Cortes de calles, accidentes de tránsito y embotellamiento, son algunas de las pruebas de resistencia que se deben afrontar casi a diario. Pero todo esto podría cambiar en pocos años. La mayoría de los fabricantes y diseñadores de la industria del automóvil consideran que para 2020 la fantasía del vehículo sin conductor será una realidad.
La conectividad y la digitalización de los vehículos es la tendencia que marcará el futuro del sector del automotor. En la actualidad, todas las grandes marcas del segmento anunciaron sus proyectos de rodados que no necesita una persona al volante. Desde BMW y Volvo pasando por Citroën, Ford, Chevrolet e incluso Apple se apuntaron en la lista.
Un informe de Business Insider Intelligence sostiene que hay suficientes indicios para determinar que en 4 años habrá unos 10 millones de coches autónomos circulando por el planeta. Aunque para alcanzar la masividad, lo que incluye calles sin semáforo y softwares capaces de tomar decisiones, habrá que esperar un poco más de tiempo.
El sistema CarPlay de Apple.
El transporte público también experimentará una revolución ya que la asistencia robótica va a marcar el comienzo de una era sin humanos al volante, en la que los rodados se coordinarán para retirar a los pasajeros de sus domicilios. Según un estudio de ABI Research, 400 millones de personas utilizarán coches robóticos para compartir en 2030.
Un relevamiento global de la consultora KPMG –que entrevistó a 800 ejecutivos de 38 países y 2.100 conductores de todo el mundo– prevé una ruptura brusca del modelo de negocio actual para los próximos cinco años. Muchos fabricantes sostienen que esta tecnología va a disminuir las congestiones de tráfico, ya que consideran que sin intervención humana, los vehículos podrán desplazarse con mayor rapidez, pero con total seguridad. KPMG asegura que la reducción de mortalidad en las rutas será tan evidente que las leyes no tendrán más remedio que adaptarse antes de 2030.
En la llamada Internet de las cosas, los vehículos estarán conectados entre sí y con la propia ciudad. Para circular por cualquier carril, el sistema de abordo deberá escanear el entorno y crear mapas digitales 3D en HD en tiempo real de la carretera y las infraestructuras circundantes. El mapa que sirve como base para identificar la posición del coche y su entorno consume unos 600 GB de datos por hora, de acuerdo con las estimaciones realizadas por Ford Fusion Híbridos, por lo que será fundamental contar con un plan de datos ilimitado. Las estimaciones indican que una hora de cartografía digital gasta lo mismo que un usuario medio en 10 años con su móvil.
Para su implementación serán necesarios grandes cambios en el trazado de rutas, avenidas y autopistas. En el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) idearon el sistema DriveWAVE, una red de carreteras inteligentes que eliminaría todas las señalizaciones para lograr una circulación continua. "El 95% del tiempo los autos están detenidos en algún punto de la ciudad por los semáforos. Creo que esta tecnología puede cambiar la dinámica del tránsito", explicó Carlo Ratti, arquitecto e investigador del MIT.
El modo autopiloto, como el que posee el Tesla Model S, es un software que recopila datos a medida que rueda en el asfalto. La idea de Drive.ai es implantar el aprendizaje profundo para que los vehículos autónomos tengan capacidad de predicción, planificación, experiencia y puedan tomar la decisión adecuada en segundos. El primer paso es instalar su sistema en un coche autónomo para comenzar a recoger datos.
PURANOTICIA / CLARIN
