El presidente repudió la muerte de George Floyd pero indicó que su memoria no debe "ser ahogada por una masa enojada".
"Soy su presidente de la ley y el orden". Así se definió este lunes Donald Trump al dirigirse a la nación para abordar la situación de protestas y disturbios que envuelve a Estados Unidos en una profunda crisis social desde hace una semana.
"Lo que pasó ayer (el domingo) fue una vergüenza total", subrayó el mandatario estadounidense en referencia a las revueltas de la noche del domingo en la capital, cerca de la Casa Blanca.
Trump afirmó que si las autoridades estatales y locales no son capaces de contener los disturbios, está dispuesto a desplegar al ejército. "Rápidamente resolveré el problema por ellos", expresó.
"Ahora estoy desplegando miles y miles de soldados fuertemente armados, personal militar y agentes de la ley para acabar con los disturbios, los saqueos, el vandalismo, los asaltos y la destrucción sin sentido de la propiedad".
Los soldados ya se desplegarán en la ciudad de Washington, que está bajo jurisdicción del gobierno de la nación.
"Terrorismo doméstico"
Al comenzar su alocución, Trump tuvo palabras con las que reconoció la indignación por la muerte de George Floyd, que ha sido el detonante de estos días de dolor y furia en EE.UU.
"A todos los estadounidenses les revolvió y dio náuseas, con razón, la brutal muerte de George Floyd", señaló Trump antes de prometer que el hombre de 46 años "no habrá muerto en vano".
Pero a continuación añadió que la memoria de Floyd no debe "ser ahogada por una masa enojada".
"Soy su presidente de la ley y el orden y un aliado de todas las protestas pacíficas", prosiguió.
"Pero estos no son actos de protesta pacífica", alertó. "Son actos de terrorismo doméstico".
"En los últimos días nuestra nación ha sido agarrada por anarquistas profesionales, masas violentas, incendiarios, saqueadores, criminales, Antifa y otros".
En un gesto poco habitual, Trump salió de la Casa Blanca y recorrió a pie los pocos cientos de metros que separan su residencia de la iglesia de Saint John, que en los disturbios del domingo sufrió algunos daños.
Trump sostuvo una biblia frente a la iglesia, que ha sido visitada por todos los presidentes del país desde James Madison en 1816.
"Tenemos el mejor país del mundo. Voy a mantenerlo así, seguro y cuidado", dijo.
Poco antes se vio a soldados armados persiguiendo a manifestantes pacíficos para dejar el camino libre a Trump hacia la iglesia.
La obispa diocesana de Washington, Mariann Budde, criticó la acción del presidente: "Estoy furiosa. Ni siquiera recibí una llamada de cortesía de que vaciarían la zona con gas lacrimógeno para que pudiera usar nuestra iglesia como un teatro", dijo a The Washington Post.
"Y sosteniendo una biblia, que dice que dios es amor cuando todo lo que (Trump) ha dicho y hecho es avivar la violencia. No quiero que el presidente Trump hable por Saint John".
PURANOTICIA // BBC MUNDO