Como la sharía fomenta una diversidad de interpretaciones, no existe una forma correcta o incorrecta de interpretarla.
La sharía se describe a menudo como bárbara y particularmente regresiva en términos de los derechos de las mujeres.
Citando a la sharía, los legisladores de algunos países de mayoría musulmana han castigado el robo con amputación y las relaciones sexuales fuera del matrimonio con lapidación.
Las mujeres también han sido obligadas a permanecer en matrimonios abusivos y azotadas por desafiar a la sharía al usar pantalones.
Comúnmente traducida como ley islámica, la sharía es un amplio conjunto de principios éticos que se encuentran en el Corán, el libro sagrado del Islam, y en las enseñanzas y acciones del profeta Mahoma.
No es un código legal estricto, lo que lo deja abierto a diversas interpretaciones por parte de gobiernos y líderes religiosos.
La protesta pública por la sharía ha llevado a que se presenten más de 200 proyectos de ley contra la ley islámica en todo Estados Unidos.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dictaminado dos veces que la sharía es incompatible con los derechos humanos. Los analistas conservadores la han calificado como la "otra pandemia" del mundo, en comparación con el Covid-19.
Sin embargo, muchas mujeres musulmanas no consideran que sea incompatible con sus derechos.
Mi investigación muestra cómo las mujeres, por lo general pequeños grupos de activistas en muchos países, están usando la sharía para luchar contra prácticas opresivas.
La sharía y los derechos de las mujeres
Entrevisté a casi 150 activistas por los derechos de las mujeres, líderes religiosos, funcionarios y trabajadores humanitarios durante la última década en Somalia y Somalilandia, donde más del 99% de la población es musulmana.
Las niñas, según la sharía, tienen derecho a educarse y jugar, explican las activistas.
La región ha sufrido ciclos de hambruna y sequía, así como una dictadura brutal y una guerra civil que llevó al colapso del gobierno de Somalia hace 30 años y a la división entre Somalia y Somalilandia.
Quería saber por qué las mujeres exigían la sharía y si esta podría ayudar a reconstruir sociedades después de la guerra.
Mi libro, "Sharía, Inshallah: Buscando a Dios en la política legal somalí", cuenta la historia de trabajadores por la paz que se orientan hacia la sharía, no se alejan de ella.
Como la sharía fomenta una diversidad de interpretaciones, no existe una forma correcta o incorrecta de interpretarla.
Sharía feminista
Las mujeres activistas que conocí observaron un feminismo inherente en la sharía. Los musulmanes "pueden encontrar apoyo para casi todo" en la ley islámica, me recordó una activista somalí.
Solo que las mujeres "tienen que conocer sus derechos en el Corán", agregó.
Estas activistas ayudan a sus comunidades locales a comprender los derechos de las mujeres en el Islam.
Por ejemplo, una activista que lucha por la educación de las niñas explicó a los padres locales cómo la sharía exige que "tanto los niños como las niñas tengan derecho a la educación".
Las vallas publicitarias colocadas por grupos de derechos humanos aludían a la enseñanza islámica de que educar a una niña es educar a una nación.
Una de las principales fuentes de la sharía es el Corán, el libro sagrado del Islam.
Hacían hincapié en que el propio Profeta Mahoma enseñó a mujeres y hombres y animó a sus seguidores a hacer lo mismo.
Otra activista con la que hablé invocó a la sharía para explicar que se debería permitir que las niñas practiquen deportes.
Le explicó a los padres que no permitir que sus hijas jugasen iba en contra de la ley islámica que "da derechos a los seres humanos".
Otra llamó al Corán, una de las fuentes de la sharía, su guía para persuadir a las mujeres de que se postularan a cargos públicos.
Permitir que las mujeres se presenten a las elecciones, insistió públicamente, "es islámico".
Patriarcado
Parte del problema con la interpretación a menudo brutal de la sharía ha sido que los hombres la han alineado con sus puntos de vista políticos.
"Los custodios de la ley son los hombres", me dijo una trabajadora humanitaria.
De hecho, algunos líderes religiosos insisten en que se permite el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina para preservar la virginidad prematrimonial de la mujer y evitar que la mujer experimente placer sexual.
Una de las prácticas con la que las activistas quieren acabar es la del matrimonio infantil.
Las activistas que conocí intentaron poner fin a estas prácticas dañinas compartiendo historias desgarradoras en talleres con líderes religiosos.
Una activista me dijo que en uno de esos talleres había contado la trágica historia de una niña cuya pelvis se rompió durante el parto.
Otra compartió la historia de una niña que bebía lejía para evitar un matrimonio forzado.
Estas mujeres querían que los líderes religiosos compartieran estas historias con otras personas.
Argumentaron que la sharía no podía utilizarse para permitir el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina.
La protección de las mujeres "está tan claramente escrita en el Corán", dijo una activista que agregó que "el Islam siempre promueve a la persona, la salud y la dignidad".
Recuperando el poder de la mujer
Sin embargo, los líderes religiosos de estos países se han mostrado reacios a hablar públicamente sobre estos temas.
Pero muchas de las mujeres somalíes que conocí estaban reviviendo una tradición centenaria: la de las mujeres que enseñaban e interpretaban la sharía.
En el siglo VII, Aisha, la esposa sobreviviente del profeta Mahoma, fue una de las primeras autoridades musulmanas en tomar decisiones sobre la ley sagrada que los hombres debían seguir.
No solo en Somalia y Somalilandia, sino en muchas partes del mundo, las mujeres musulmanas están reclamando sus derechos al estudiar y compartir versos coránicos y enseñanzas proféticas.
Apoyándose en la sharía, las mujeres alzan su voz.
En Malasia, por ejemplo, grupos como "Hermanas en el Islam" y "Musawah" han presentado públicamente interpretaciones feministas de versículos coránicos para enseñar a las mujeres sobre la igualdad de género y los derechos de herencia.
En Egipto, las mujeres han invocado la sharía para ampliar el acceso al divorcio.
En mi investigación en Sudán, vi a mujeres abogadas enseñar a las mujeres desplazadas por la guerra civil que sus derechos provienen de Dios.
En el Día del Juicio, estas mujeres se dijeron unas a otras: Dios juzgará a quienes intentaron quitarles los derechos que Dios les había dado a las mujeres.
Y en Los Ángeles, California, una mezquita de mujeres ofrece sermones, clases y eventos dirigidos por mujeres.
Al interpretar los textos teológicos y legales de formas menos patriarcales, estas mujeres, como descubrí, están destrozando las antiguas interpretaciones sexistas de la sharía.
PURANOTICIA / BBC MUNDO