El inesperado éxito del candidato más izquierdista al liderazgo del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, que abarrota mítines en todo el país, ha generado lo que los medios británicos califican hoy de Corbynmanía.
visitas
Jeremy Corbyn, un veterano laborista de 66 años que se postuló para "generar debate", atrae a multitudes a sus charlas, en las que critica las políticas de austeridad del Gobierno conservador y aboga por la renacionalización del ferrocarril, privatizado en 1993 por el Gobierno "tory" de John Major.
Corbyn reunió anoche a miles de personas en un mitin en el sur de Londres, donde le aplaudieron como a una estrella de rock, mientras que el pasado lunes tuvo que encaramarse a un camión de bomberos para poder dirigirse a la masa congregada para escucharle en el centro de la ciudad.
El pasado sábado se confirmó que Corbyn, que abandera numerosas causas progresistas en Latinoamérica, es el candidato favorito de las delegaciones provinciales del Partido Laborista, de las que recibió el máximo de nominaciones frente a los otros tres aspirantes.
Así, le respaldaron 152 delegaciones; seguido de Andy Burnham, al que apoyan 111; Yvette Cooper, con 106; y, con 18, Liz Kendall, la preferida del ala derecha capitaneada por los "blairistas", que siguen la estela del ex primer ministro Tony Blair.
Estas nominaciones no tienen influencia en el voto final por el líder, que se emitirá entre el 14 de agosto y el 10 de septiembre, pero dan una idea de la preferencia de los militantes de base.
Corbyn ha recibido además el apoyo de los principales sindicatos del país -entre ellos los mayoritarios Unison y Unite-, fundadores del partido a principios del siglo XX y su principal fuente de financiación.
Pueden participar en la votación del futuro líder los afiliados y cualquier simpatizante laborista que se registre antes del mediodía del 12 de agosto, cuando termina el plazo.
La ventaja, también en los sondeos de opinión, de Corbyn, diputado por su barrio de Islington, en el norte de Londres, y que viaja en transporte público, ha tomado por sorpresa al partido y ha generado tensiones y luchas internas.
En la última encuesta, publicada por "The Daily Mirror" el 28 de julio, Corbyn recibía en primera ronda el 42 % del sufragio de los laboristas, frente al 22,6 % de Yvette Cooper, el 20 % de Andy Burnham y el 14 % de Liz Kendall.
En segunda vuelta, tras eliminarse a los dos candidatos con menos votos, lideraba con un 51 %, mientras Cooper, exministra y actual portavoz de Interior en la oposición, lograba el 49 %.
Sus tres rivales, que abogan por políticas más centristas -aunque se han visto obligados a radicalizar su discurso-, han indicado que no formarían parte de un Gobierno en el que Corbyn fuera el primer ministro.
El Partido Laborista, en el Gobierno entre 1997 y 2010, perdió las elecciones generales del pasado 7 de mayo en favor de los conservadores de David Cameron, que ganaron con mayoría absoluta tras cinco años de coalición con los liberaldemócratas.
El ala derecha laborista insiste en que los comicios se perdieron porque el líder de entonces, Ed Miliband -que dimitió tras la derrota-, era demasiado de izquierdas.
Un estudio interno realizado antes de la Corbynmanía y divulgado hoy concluye que los británicos rechazaron a los laboristas porque percibieron que eran "demasiados suaves en austeridad", al tiempo que confiaron en los "tories" para reducir el déficit.
No obstante, esto contrasta con los resultados en Escocia, donde los independentistas de Nicola Sturgeon aniquilaron a laboristas, que habían dominado durante décadas, con un programa claramente opuesto a los recortes.
El Partido Laborista, primero de la oposición, anunciará su nuevo líder el 12 de septiembre, en vísperas de celebrar el 27 de ese mes su congreso anual.
Pn/fg
EFE.
