La mujer peleó durante siete años para demostrar que es hija de Alberto II, quien el pasado enero reconoció finalmente ser su padre tras una relación mantenida con una baronesa antes de ocupar el cargo de rey de los belgas.
Delphine Boël, tras varios años de lucha logró un triunfo judicial que le permitirá tener el título de princesa de Bélgica.
La mujer peleó durante siete años para demostrar que es hija del exmonarca belga Alberto II, quien el pasado enero reconoció finalmente ser su padre tras una relación mantenida con una baronesa antes de ocupar el cargo de rey de los belgas.
Una corte de Bruselas falló este jueves a favor de Boël, de 52 años, y le asignó todos los derechos como hija legítima de Alberto II, incluyendo el título de princesa de Bélgica.
Tendrá por tanto los mismos derechos y títulos de los otros descendientes de su padre.
La madre de Boël, la baronesa Sybille de Selys Longchamps, admitió que tuvo un romance de 18 años antes de que el exmonarca recibiera la corona.
Los rumores de un posible hijo fuera del matrimonio real comenzaron en 1999, después de que el dato se publicó en una biografía no autorizada publicada sobre la esposa de Alberto II, la reina Paola.
Boël reveló por primera vez quién era su padre biológico durante una entrevista en 2005, pero no fue hasta que el rey abdicó en 2013 que perdió su inmunidad.
A partir de ese momento es que se abrió la posibilidad de un proceso judicial para que se reconociera su vínculo.
El abogado de la mujer manifestó este jueves a los medios que Boël estaba "encantada" con la decisión del tribunal.
"Una victoria judicial nunca reemplazará el amor de un padre, pero sí ofrece una sensación de justicia", señaló el jurista Marc Uyttendaele.
"Muchos más niños que han pasado por experiencias similares pueden encontrar la fuerza para enfrentarlas", añadió.
Boël y sus dos hijos ahora pueden llevar el apellido del padre de ella, Saxe-Cobourg.
Como resultado del fallo, en el caso del fallecimiento de Alberto II, la mujer tendrá derecho a recibir una herencia al igual que sus otros tres hijos: el príncipe Laurent, la princesa Astrid y Felipe, el actual rey de Bélgica.
A pesar de su nuevo título, Boël no recibirá ninguna dote real, pero Alberto II deberá pagar casi 3,4 millones de euros (más de US$4 millones) para cubrir los gastos legales, según el medio local De Standaard.
La baronesa Longchamps afirmó que la aventura con quien entonces era príncipe de Lieja duró de 1966 a 1984. Y asegura que él estuvo presente durante la infancia de Boël.
Tras la muerte de su hermano mayor en 1993, con 62 años, Alberto II subió inesperadamente al trono. Ocupó el cargo hasta julio de 2013, cuando anunció su abdicación por motivos de salud y fue reemplazado por su hijo Felipe.
Después de dejar el trono, el hombre de 86 años rechazó las órdenes judiciales de someterse a pruebas de ADN y llegó a enfrentarse a multas de casi US$6.000 diarios por negarse a realizarlas.
En enero anunció que reconocía a Delphine Boël como su cuarto descendiente después de "conocer los resultados de las pruebas".
Bélgica tiene una monarquía constitucional en la que el rey desempeña un papel principalmente ceremonial.
PURANOTICIA // BBC MUNDO