Ya existen varios estudios sobre la distribución de las gotitas y los aerosoles en el aire, aunque los resultados a veces no sean concidentes.
Los llamados aerosoles juegan un papel importante en el contagio del nuevo coronavirus, aunque aquí queda aún mucho por investigar, indicó el ex presidente de la Sociedad Internacional de Aerosoles en Medicina, Gerhard Scheuch, según consigna agencia DPA.
Los aerosoles son una mezcla de partículas sólidas o líquidas suspendidas en el aire. Sin embargo, según Scheuch, muchas preguntas quedan aún sin respuesta, por ejemplo, cómo se propaga el virus al hablar o qué papel juega la temperatura.
Según el Instituto Robert Koch (RKI), el nuevo coronavirus se contagia principalmente a través de gotitas que se forman al toser y estornudar y que son absorbidas por las membranas mucosas de otra persona si ésta las inhala.
Los aerosoles en cambio son núcleos de gotitas mucho más livianas y de menor tamaño que las anteriores y también podrían contribuir al contagio, "aunque una evaluación final sea difícil en esta etapa", indica el instituto alemán.
Ya existen varios estudios sobre la distribución de las gotitas y los aerosoles en el aire, aunque los resultados a veces no sean concidentes.
Un equipo dirigido por Christian Kähler del Instituto de Mecánica de Fluidos y Aerodinámica de la Universidad de la Bundeswehr (Fuerzas Armadas Alemanas) en Múnich realizó experimentos con una cantante y llegó a la conclusión de que el aire sólo se pone en movimiento hasta medio metro de la boca, independientemente del volumen con que se emita el tono.
Para el autodiagnóstico, los investigadores de la Bundeswehr aconsejan pararse frente a una vela encendida y ver cuándo la llama comienza a parpadear al acercarse a ella mientras se habla.
Los científicos Talib Dbouk y Dimitris Drikakis, por otra parte, han calculado la distancia que alcanzan las gotas de saliva al toser ligeramente: sin viento, no más de dos metros, pero con viento de entre cuatro y 15 kilómetros por hora, hasta seis metros. Aunque la concentración y el tamaño de las gotas disminuyen, una distancia de dos metros podría ser suficiente para el contagio.
Investigadores de Washington analizaron la infección dentro de un coro y sospecharon que la transmisión se debía a una distancia de menos de dos metros. Por su parte, Kähler dejó en claro que además de la distancia, también es importante considerar si se observaron las normas de higiene o, por ejemplo, si se estrecharon las manos y se movieron las sillas juntas.
El experto indica que otros aspectos que pueden influir en las vías de infección son la altura de la habitación y la ventilación y aconseja que "por un lado, el intercambio de aire debe aumentar significativamente en tiempos de pandemia, y por otro lado, con una ventilación ideal de la habitación, el aire debe ser alimentado desde abajo a través del suelo y evacuado en un gran área a través del techo".
En la ciudad china de Wuhan, los investigadores buscaron material genético de Sars-CoV-2 en aerosoles para un estudio en hospitales. Observaron que la concentración de virus era muy baja en las habitaciones ventiladas de los pacientes pero más alta en las áreas de los baños. Mayormente, no se detectaron virus en el aire fresco salvo en áreas hospitalarias muy concurridas.
Kähler asegura también que en espacios exteriores el peligro es mínimo ya que una persona exhala alrededor de medio litro de aire y éste se diluye rápidamente. Agrega que se vuelve peligroso si la persona se acerca y habla más alto, por ejemplo, si hay una banda de música de fondo. Destaca que esto vuelve a ser una cuestión de mantener distancia.
Otro equipo de Estados Unidos ha utilizado la luz láser para medir la duración de las pequeñas gotas en el aire que se crean cuando la gente habla. De acuerdo con esto, el aerosol desaparece en un ambiente cerrado con aire quieto recién después de ocho a 14 minutos.
La conclusión del experimento es que "hay una probabilidad considerable de que el habla normal en ambientes confinados provoque la transmisión de virus por vía aérea".
Según Scheuch los aerosoles en salas cerradas podrían incluso durar horas y ser infecciosos. Explica que un aliento contiene 1.000 partículas. "Por fuera, la dilución es alta, por dentro se acumula", dice.
El remedio es un protector de nariz y boca. Sin embargo, cabe señalar que las denominadas máscaras son prácticamente incapaces de detener las partículas de hasta dos micrómetros de diámetro, lo que el equipo de Kähler ha demostrado de manera contundente a través de grabaciones de vídeo.
Sin embargo, las máscaras simples tienen un efecto importante, enfatiza el profesor: "Ofrecen resistencia al flujo. En lugar de soplar las partículas a lo lejos, se mantienen cerca de la cabeza (del emisor)", dice.
Scheuch incluso va un paso más allá: Debido a que el coronavirus tiene un tamaño de solo 0,1 a 0,14 micrómetros, ni siquiera las llamadas máscaras de FFP son suficientes. "Estas son para las bacterias más grandes. Pero esas pequeñas partículas (aerosoles) son difíciles de filtrar". Esgrimió que los filtros HEPA, destinados a contener sustancias en suspensión, son probablemente mejores pero incluso éstos deben ser aún más investigados.
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