El aspirante a La Moneda fue uno de los invitados en el nuevo episodio de "La Divina Comida", donde reveló diversos detalles de su vida personal.
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La noche de este sábado, un nuevo capítulo de "La Divina Comida" conquistó a sus seguidores, destacando como invitados los actores Fernando Gómez-Rovira y Emilia Noguera, la comunicadora Magdalena Montes y el exministro y actual candidato presidencial Sebastián Sichel.
Este último sorprendió con sus íntimas historias familiares, sobre todo cuando conversó de la complicada enfermedad mental que afecta a su madre, Ana María Ramírez, la que incluso le avergonzaba cuando era joven.
"Tuve una relación lejana en la vida con ella. No le da vergüenza que lo diga, ella tiene una enfermedad psiquiátrica, una enfermedad mental, que la ha seguido toda su vida y que me generó muchos problemas, porque me tocó a mí hacerme responsable de ella", comenzó relatando Sichel.
Estamos hablando de "borderline", definida como un trastorno de personalidad, el que "impacta la forma en que piensas y sientes acerca de ti mismo y de los demás, causando problemas para insertarte normalmente en la vida cotidiana", según describe Clínica Mayo.
La enfermedad además deja problemas de autoimagen, dificultades para manejar las emociones y el comportamiento, donde las relaciones inestables son parte de esta condición, y pese a todo diagnóstico, Ana María jamás dejó solo a su hijo.
"Ella nunca me dejó sólo, se sacó la cresta para estar al lado mío", se sinceró el exministro. Debido a la fuerte condición que afectaba a su madre, Sichel señaló: "la juzgué mucho, porque me daba vergüenza, pero ahora estoy súper orgulloso y por eso lo cuento. Yo cerré este ciclo cuando descubrimos cuál era la enfermedad".
"Ella se perdió, la admiro, porque le ganó (a la enfermedad), hay mucha gente que se pierde y ella le ganó", agregó visiblemente emocionado el expresidente de Banco Estado.
Posteriormente relató un emotivo momento que marcó su vida, cuando asumió como ministro de Estado. "Estaba mi mamá en La Moneda y yo jurando de ministro y lloraba. Yo estaba orgulloso, pero miraba a mí mamá y decía 'mira la vida que ha tenido y la puedo tener ahí'. Y también la reivindicación de que haya ido, porque quizá en otra ocasión de mi vida, con otra personalidad, capaz que la hubiera escondido, pero yo quería que estuviera ahí", detalló.
"Pasó una cosa bien mágica entre nosotros, como de recuperar una familia a una edad madura, porque esa es la verdad, yo entre los 20 y los 30 años la vi muy poco", agregó Sebastián.
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