
Aunque ya nos tienen acostumbrados a romper récords de transferencias y contratos multimillonarios para su Superliga, China tiene un objetivo más importante para su futuro en el fútbol: dominarlo.
Nadie puede dudar del rol que tiene China en el planeta. Con una de las industrias más importantes del mundo, un tendido de capitales económicos dispersos en cada rincón del globo y una población que representa casi una sexta parte del total de la Tierra, el gigante rojo de Asia es uno de los jugadores clave a nivel internacional. Sin embargo, los billones de dólares y la influencia a veces no alcanzan a la hora de demostrar poder, y China encontró el arma perfecta para saciar su sed de superpotencia: el deporte.
"Me gustaría que China juegue nuevamente una Copa del Mundo y que pueda ganarla en los próximos 15 años". ¿Quién dijo esto? Xi Jinping, el presidente de la China más poderosa de la historia. En el cargo desde 2013, siempre se ha reconocido como un fanático del fútbol y parece que todo el país está acompañando su deseo.
Si China quiere ganar la Copa del Mundo, primero debe clasificar. Para ello, aspiran a ser la máxima potencia de Asia para el 2020. ¿Cómo un país con 1300 millones de personas no puede tener 11 futbolistas de elite? Por falta de planeamiento y cultura de la redonda. Por este motivo, el gobierno dispuso la creación de 70.000 canchas de fútbol en no menos de 20.000 centros de entrenamiento. Gracias a convenios con grandes clubes de Europa como Juventus y Real Madrid, las academias de fútbol se han hecho más que presentes en el gigante asiático, que cuenta con 50 millones de chicos para moldear de cara a los años venideros. Pero eso no es todo. Uno puede construir, pero la gente tiene que ir. El fútbol es contagioso, pero el germen debe esparcirse. Si un chico chino va a una academia de fútbol debe ser porque quiere jugarlo, y para jugarlo debe verlo.
Aquí es donde entra en juego la Super Liga China. Si bien hace ruido con las contrataciones de jugadores de la talla de Ezequiel Lavezzi, Hulk y Jackson Martínez, está claro que la idea de este torneo es potenciar a sus propios futbolistas. No por nada, cada club tiene un máximo de cuatro jugadores extranjeros y uno extra para asiáticos no nacidos en China. Así, el torneo se asegura de que cada equipo alineará, como mínimo, a más de la mitad de su 11 titular con nativos. Además, no solo se traen cracks de Europa, sino que buscan que los clubes adopten los sistemas de entrenamiento más avanzados del Viejo Continente.
El gobierno no es el único encolumnado en lograr que China sea una superpotencia del fútbol. El Wanda Group, uno de los más poderosos del planeta, firmó un contrato de sponsoreo con FIFA, la cual aprobó hace unos días la creación de la Copa de China, un torneo cuadrangular de selecciones a disputarse a principios de cada año. Con el local como anfitrión de potencias de Europa y Sudamérica, de acuerdo a lo que planean, el gran objetivo es que su selección gane roce internacional y aumente su nivel ante combinados de renombre.
La meta inicial de Xi Jinping de 15 años se amplió en los últimos meses. El objetivo de China es ser una superpotencia futbolística para 2050. Faltan 32 años y nueve Copas del Mundo. Para ese entonces, Cristiano Ronaldo y Lionel Messi tendrán más de 60 años. Miles de cosas pueden pasar en ese lapso de tiempo, pero el orden y la constancia del gigante asiático han demostrado que pueden lograr lo que sea.