Con una nueva aparición estelar del número 10, Bauza comenzó su ciclo con el pie derecho y la Albiceleste trepa a la cima de las Eliminatorias Sudamericanas.
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La noche de Mendoza esperaba una jornada por demás especial: el debut de Edgardo Bauza como entrenador de la Selección argentina; la presencia de Lionel Messi después de la renuncia posterior a la derrota en la final de la Copa América Centenario y su inmediato regreso; en tercer lugar, el histórico clásico rioplatense ante Uruguay, que significó finalmente un triunfo por 1-0 con el gol de la Pulga para dejar a la Albiceleste como nuevo líder de las Eliminatorias.
El final del primer tiempo fue la bisagra: el gol de Leo, ayudado por un rebote en el camino de su disparo, y la expulsión de Paulo Dybala por doble amarilla. Hasta esos dos momentos, el trámite fue con una superioridad total de la Albiceleste, que se adueñó de la pelota y metió a la Celeste bien cerca de Muslera. Un remate de Dybala al palo fue la más clara de una etapa jugada en campo visitante la mayor parte del tiempo.
La inferioridad numérica y el repliegue de las líneas le dio una nueva tónica al duelo, con los uruguayos buscando permanentemente a Luis Suárez como punta de lanza. Mientras tanto, hubo tiempo para el brillo del 10: caño por un lado, enganche por el otro y lluvia de aplausos de todo el Malvinas Argentinas.
Dentro de las dos caras, es totalmente positivo el balance de los 45 minutos iniciales, con un equipo profundo y presión altísima; las circunstancias bajaron el nivel en los 45 restantes pero el equipo del Patón se sacó de encima un rival incómodo para quedar en lo más alto de la clasificación, con Rusia como único horizonte.
