Con doblete de Gnabry y otro de Lewandoski, los alemánes buscarán la gloria este domingo a las 15:00 horas.
El Bayern Múnich cumplió los pronósticos y jugará la final de la Champions League después de imponerse con claridad por 3-0 al Olympique de Lyon, en el estadio José Alvalade de Lisboa, gracias a un doblete de Serge Gnabry y otro tanto de Robert Lewandowski, antes de medirse este domingo al Paris Saint-Germain en la pelea definitiva por el título.
El conjunto alemán hizo gala de la fiabilidad que le caracteriza. Dos goles en el momento adecuado, sobriedad defensiva y un control absoluto de la situación para poner la guinda en los instantes finales. Así ganó el Bayern la segunda semifinal, a la que le sobraron unos cuantos minutos. Los jugadores de Hans-Dieter Flick comenzaron a pensar en la final mucho antes del pitazo final.
El equipo bávaro resolvió por la vía rápida y eso que su comienzo ofreció muchas dudas. Depay perdonó un mano a mano a los cinco minutos y Toko Ekambi se enredó cuando más claridad necesitaba. Dos fallos que afilaron el colmillo de los bávaros. Gnabry se sacó un latigazo al pórtico en el único hueco posible de la defensa gala. El gol dejó seco a los de Rudi García. El 0-1 no hacía justicia a la propuesta lionesa.
Para colmo del Olympique, que fue fiel a su estilo pese al marcador durante todo el encuentro, el Bayern marcó el segundo gol de la noche tras una excelente jugada por la banda derecha. Perisic merodeó el área y sacó un centro medido a los pies de Lewandowski, que remató al aire. Sin embargo, Gnabry sacó la caña de pescar y puso el balón en el fondo de las mallas.
El potencial ofensivo de los germanos, muy superiores físicamente, invitaba a pensar en otro recital como el que sufrió el FC Barcelona, pero no fue así. Los de Hansi Flick levantaron el pie del acelerador y apenas generaron peligro en el segundo asalto. Sólo Coutinho se atrevió a romper la normalidad con un gol que fue anulado por fuera de juego y Lewandowski, que no hay día que no quiera sumarse a la fiesta.
El brasileño volvió a demostrar su hambre, sus ganas por volver a Barcelona con el cartel de un jugador importante, y el polaco no descansó hasta que inscribó su nombre en la nómina de goleadores. Los franceses, por su parte, mejoraron tras el paso por vestuarios, pero nunca llegaron a dar con la tecla. Ahí tuvieron las mejores ocasiones, entre ellas, un error inexplicable de Ekambi.
El triunfo llegó con naturalidad, igual que la tibia celebración de sus jugadores por alcanzar la final. La última fue en 2013, con título ante el Borussia, y será la undécima de toda su historia. De ganar supondría su sexto título y el segundo triplete de su historia, precisamente tras el que consiguió hace siete temporadas.
PURANOTICIA