El Fondo Monetario Internacional mantuvo sus proyecciones de crecimiento para el país suramericano el próximo año y afirmó que “la economía está encaminándose hacia su crecimiento tendencial y la meta de inflación de 3%”.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó sus conclusiones, donde se aborda a la economía chilena en el marco del Artículo IV del Convenio Constitutivo del organismo.
La entidad destacó que los desequilibrios macroeconómicos que el país acumuló durante la pandemia se han “se han corregido en gran medida”, pero advirtió que “la coyuntura externa sigue siendo complicada”.
Asimismo, los técnicos señalaron que las prioridades en materia de políticas están "reorientándose hacia lograr una economía más inclusiva, dinámica y verde".
“Para tales efectos, resulta necesario reformar el régimen tributario y de pensiones para financiar las necesidades sociales, así como también, realizar esfuerzos para promover la inversión, especialmente para avanzar hacia una transición verde, incluyendo una estrategia clara a largo plazo para desarrollar la industria del litio”, complementaron.
Por otro lado, dijeron que la adaptación continua de los “muy sólidos marcos institucionales de políticas de Chile a nuevos desarrollos, en particular los marcos de política fiscal, monetaria y del sector financiero, reforzará la resiliencia en un mundo más propenso a shocks”.
En cuanto a la situación económica, comentaron que la necesaria aplicación de políticas macroeconómicas más restrictivas ha facilitado la normalización de la demanda interna tras los desequilibrios que surgieron durante la pandemia.
“La actividad económica ha empezado a dar indicios de estabilidad en el segundo semestre de 2023”, acotaron desde el FMI.
De esta forma, proyectaron que el crecimiento trimestral retorne a su ritmo potencial durante 2024, “con cifras de crecimiento del PIB real de 1.5–2% ese año, y 2–2,5% a mediano plazo”.
“Se prevé que la inflación se desacelere a un 4–4,5% para finales de 2023 y que converja hacia la meta de 3% en el segundo semestre de 2024. Se proyecta que el déficit en cuenta corriente se reduzca a 3¼% del PIB en 2023 y alrededor del 3% del PIB a mediano plazo”, agregaron.
Además, abordaron los principales riesgos externos tales como la incertidumbre en torno a un periodo prolongado de tasas de interés altas en el mundo, la volatilidad de los precios de las materias primas y la intensificación de los conflictos regionales en el mundo.
“Estos riesgos pueden provocar cambios bruscos en las condiciones financieras mundiales, encarecer los costos de endeudamiento a largo plazo, reducir las entradas de capitales, dar lugar a una disminución de las exportaciones de materias primas y un aumento de los precios del petróleo”, detallaron los expertos.
Sobre los riesgos internos, advirtieron que “la polarización y fragmentación política podrían llevar a demoras adicionales en las reformas. Además, el descontento social por la desigualdad y la situación de la seguridad sigue estando presente”.
Asimismo, manifestaron que “preocupa la incertidumbre acerca de la solvencia de las instituciones de salud previsional (Isapres)”.
“Por el lado positivo, conforme avanza la transición mundial hacia las tecnologías más verdes, el aumento previsto de la demanda mundial de cobre, litio y energía renovable presenta nuevas oportunidades económicas, dada la abundancia de estos recursos en Chile”, añadieron.
También, el texto apuntó al ritmo de flexibilización de la política monetaria e indicaron que este debe seguir dependiendo de los datos.
“Es probable que las tasas de interés reales permanezcan por encima de sus niveles neutrales en el futuro próximo, en vista de la aún alta inflación subyacente y de los alimentos, y del efecto de traspaso del aumento de los precios del petróleo y la depreciación del tipo de cambio desde julio”, recalcaron.
Sin embargo, sostuvieron que el ritmo de normalización de la política “podría ser más rápido si la desinflación proyectada se acelerara debido a, por ejemplo, una mayor debilidad en el mercado laboral, precios del petróleo persistentemente más bajos, o una marcada apreciación del tipo de cambio”.
En ese sentido, argumentaron que “mientras la flexibilidad cambiaria cumple su función amortiguadora, las reservas internacionales pueden ofrecer una protección contra los posibles riesgos en una economía mundial más propensa a shocks que podrían resultar en condiciones desordenadas en el mercado”.
“La reanudación del suspendido programa de acumulación de reservas del Banco Central de Chile (BCCh), cuando las condiciones del mercado sean propicias, reforzaría sustancialmente las reservas internacionales”, subrayaron.
El FMI enfatizó que a mediano plazo, “se debe considerar la forma en que su estrategia pueda adaptarse a los nuevos riesgos, en particular a los derivados del aumento de la exposición externa, a medida que la economía abierta, y los mercados financieros de Chile continúan integrándose globalmente, a fin de garantizar que los niveles de reservas sean adecuados a largo plazo”.
(Imagen: Getty Images)
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