El intento de Repetto por llegar a la presidencia enfrenta a dos visiones opuestas sobre cómo enfrentar la crisis institucional.
El próximo lunes, la Corte Suprema deberá definir a quien asumirá su presidencia para el bienio 2026-2027, en una votación que, por segunda vez en su historia reciente, amenaza con romper la tradición de que el cargo recaiga en el ministro o ministra de mayor antigüedad.
En esta ocasión, la ministra María Angélica Repetto ha manifestado su intención de competir con Gloria Ana Chevesich, quien por antigüedad debería asumir la presidencia del máximo tribunal. La decisión se da en un contexto especialmente delicado, marcado por investigaciones, sumarios y una profunda crisis de confianza que afecta al Poder Judicial.
La disputa coincide, además, con otro hito relevante: el mismo día, la Cámara de Diputados iniciará el debate de la acusación constitucional contra el suspendido ministro Diego Simpertegui, quien habría impulsado la idea de que Repetto desafiara a Chevesich antes de verse involucrado en el caso de presunta corrupción que investiga la Fiscalía.
Al interior del pleno, la candidatura de Repetto es interpretada como una reacción de un sector de ministros críticos de la forma en que la Suprema ha enfrentado la crisis institucional, mientras que Chevesich representa, para otros, la continuidad de una línea más estricta en materia disciplinaria y de probidad, coherente con el sello que dejó el actual presidente Ricardo Blanco.
Según fuentes judiciales, la votación se perfila estrecha y sin un resultado asegurado. Aunque Chevesich contaría con una leve ventaja, las mismas fuentes advierten que las preferencias podrían modificarse durante el fin de semana o incluso en el propio debate del pleno, donde no se descarta que el escenario cambie drásticamente o que una de las candidaturas termine declinando.
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