
La reconocida escritora recibió la distinción en una ceremonia encabezada por la rectora Rosa Devés, quien valoró su trayectoria y compromiso con la palabra libre.
La Universidad de Chile le entregó una Medalla Rectoral a la escritora Isabel Allende Llona, reconocimiento por trayectoria y su aporte a la literatura.
Durante la ceremonia, la rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, destacó que “en tiempos en que la libertad de expresión y la palabra auténtica conllevan cada vez más riesgos, a la vez que paradójicamente la tecnología nos ofrece más canales de comunicación que nunca, el hablar y contar libre de Isabel Allende, acompañado de una humanidad inagotable, es lo que hoy queremos relevar especialmente”.
“Su escritura, donde las mujeres nunca dejamos de ser protagonistas y donde la imaginación y la creatividad vuelven trascendente lo cotidiano, es un antídoto frente a la tentación de guardar silencio para evitar posibles agravios. Con humor, ternura y una mirada crítica, sus libros son ejemplo de expresión valiente”, agregó.
Devés planteó cómo la obra de Allende coincide con la misión que se propuso la U. de Chile con motivo de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado: profundizar la educación en y para los Derechos Humanos y la democracia.
"Isabel Allende nos muestra un camino, porque ha sabido ponerse en el lugar de otros y, especialmente, de otras. Ha contado las historias de quienes fueron silenciados y ha dignificado las vidas de los oprimidos a través de la narración. Dar voz y ofrecer un lugar, eso es lo que su literatura hace con fuerza y belleza. Esa es también la responsabilidad de la Universidad de Chile como universidad pública", apuntó.
Por su parte, la escritora agradeció “de todo corazón esta medalla inesperada que me honra y me alegra” y señaló que usaría sus palabras para “responder a un par de preguntas que me hacen a menudo: por qué escribo y por qué sigo escribiendo a mi edad”.
“Son preguntas estrafalarias, porque si yo fuera panadera, a nadie le importaría por qué hago pan, ni tampoco me preguntarían por qué sigo amasando. ¿Por qué escribo? Porque si no escribo, se me seca el alma y me muero. Porque la materia prima es infinita y gratis: el aire está lleno de historias. Cada persona tiene una vida que yo quiero conocer y contar. Y porque nada me da más placer que hilvanar palabras”, dijo.
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