
El funcionario delineó las prioridades de su gestión, centradas en la estabilidad operativa de los recintos penitenciarios: “Estamos siempre resolviendo y buscando caminos para una buena conducción de Gendarmería”.
Rubén Pérez Riquelme asumió este miércoles como nuevo director nacional de Gendarmería.
El funcionario delineó las prioridades de su gestión, centradas en la estabilidad operativa de los recintos penitenciarios: “Estamos siempre resolviendo y buscando caminos para una buena conducción de Gendarmería”.
“En lo inmediato y como ya lo hemos planteado en la línea de lo que indica nuestro ministro de Justicia y Derechos Humanos, el énfasis está puesto en la estabilidad operativa de los recintos porque sin seguridad y sin estabilidad operativa es imposible sacar adelante las otras actividades”, añadió.
Respecto al combate contra la corrupción, el nuevo director reafirmó su postura sin ambigüedades: “Por otra parte, y al tenor de las exigencias penitenciarias actuales, la presencia del crimen organizado es relevante atacar la corrupción y no vamos a ceder un centímetro y lo hemos planteado desde el primer minuto, desde el mes de julio, que bajo circunstancias públicamente conocidas nos correspondió asumir, vamos a seguir adelante a toda costa”.
Por su parte, el vicepresidente Álvaro Elizalde, destacó el carácter dual de la misión institucional: “Gendarmería cumple una doble misión que además es compleja, mantener la seguridad y el orden en los establecimientos penales y al mismo tiempo favorecer la reinserción social de las personas privadas de libertad en un sistema que hoy supera las 64.000 personas en régimen cerrado”.
Subrayó que el Gobierno ha impulsado reformas para fortalecer el sistema penitenciario: “Durante el Gobierno del Presidente Gabriel Boric se ha impulsado una agenda legislativa sólida que refuerza el rol de Gendarmería”.
Al mismo tiempo, reconoció que “algunos hechos ocurridos en un tiempo han puesto en evidencia deficiencias que deben ser mejoradas y la necesidad de seguir modernizando la gestión penitenciaria”.
En relación con los desafíos actuales, Elizalde enfatizó la necesidad de enfrentar el crimen organizado con firmeza institucional: “La lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico exige no sólo capacidad operativa sino también integridad institucional”.
“La corrupción dentro de los servicios del Estado, en especial los sistemas de justicia y seguridad, representa una amenaza directa a la democracia y debilita la confianza ciudadana”, complementó.
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