El parlamentario había adelantado su decisión en una entrevista donde acusó que "hay un control excesivo del gobierno respecto a la administración de la mesa".
El diputado independiente Carlos Bianchi, oficializó su renuncia a la mesa directiva de la Cámara de Diputados.
Su salida debía realizarse a comienzos de julio, al igual que la del presidente Vlado Mirosevic (Partido Liberal) y de la segunda vicepresidenta Catalina Pérez (Revolución Democrática). Sin embargo, Bianchi adelantó su dimisión para "acelerar" las negociaciones para definir a la nueva testera, advirtiendo que están "entrampadas".
"Para una mejor administración de la mesa de la Cámara de Diputados y para tener algo más de autonomía del trabajo como colegisladores de la Cámara, se hace muy necesario poder ampliar esta mesa”, indicó el exsenador.
El parlamentario apuntó a que su renuncia “va a contribuir en que se acelere este proceso de negociación, y de esta manera no tener que seguir alargando la agonía de esperar quiénes van a estar efectivamente en la dirección de la Mesa de la Cámara de Diputados”.
Además, negó estar dejando "cosas pendientes" y subrayó que la actual mesa está cerca de concluir el nuevo reglamento de la Cámara Baja.
“Esta mesa también va a entregarle a la Cámara un nuevo reglamento que es en el que hemos trabajado. Mientras tanto dejo en libertad de acción al presidente y a mi queridísima segunda vicepresidenta, a quien le agradezco infinitamente toda la colaboración”, concluyó.
Y en una declaración pública, Bianchi señaló que su decisión se produjo debido al “lobby” del Gobierno en contra del sexto retiro.
“Durante esa jornada hubo que enviar la iniciativa de vuelta a Comisión por no tener un texto definido en caso de aprobación. Luego se votó un improvisado cierre del debate, que si bien se ajustó al reglamento, dejó a más del 60% de los inscritos sin poder ejercer su derecho a la palabra, incurriéndose en una censura que no puedo avalar bajo ningún motivo“, precisó.
"Todo lo anterior, nos hace pensar que aquí hubo una intencionalidad para que el proyecto fracasara, y lo más grave aún es que fue en concordancia con el Gobierno que hizo un lobby brutal para evitar que los parlamentarios y parlamentarias votaran a favor del sexto retiro", agregó.
Cabe señalar que el parlamentario había adelantado su decisión en entrevista con El Mercurio, donde acusó que "hay un control excesivo del gobierno respecto a la administración de la mesa".
El diputado cuestionó especialmente que se haya rechazado la idea de legislar el sexto retiro, aseverando que hubo "un penoso espectáculo de un lobby impresentable de ministros (del Gobierno) hacia parlamentarios".
Acusó que hubo una “coordinación vergonzosa y a toda vista por parte del Ejecutivo, y complicidad política de derechas e izquierdas".
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