Otis causó fuertes estragos en México, donde murieron 27 personas por el impacto del ciclón.
Otis, cuyo paso por México dejó el saldo de al menos 27 muertos y una enorme destrucción en la ciudad de Acapulco y otras zonas del estado de Guerrero, es considerado el huracán más poderoso en golpear la costa pacífica del país norteamericano.
Su rápido fortalecimiento, que ocurrió en menos de 12 horas, dejó desconcertados a los científicos, y provocó que la población tuviese menos tiempo para prepararse antes de su llegada.
El domingo, las previsiones del Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. (NHC, por sus siglas en inglés) describían a Otis como una tormenta tropical. Pero justo antes de entrar por la costa de la turística ciudad de Acapulco, Otis fue aumentando su intensidad hasta transformarse en un huracán categoría 5 con vientos sostenidos de 270 kilómetros por hora.
Logró fortalecerse porque se encontró con una zona de aguas oceánicas altamente cálidas, que rondaban los 31°C de temperatura.
Ese calor del océano, que funciona como combustible para los huracanes, es atribuido por los meteorólogos a diversos factores, como el fenómeno de El Niño y una ola de calor potenciada por el calentamiento global que también azota las costas mexicanas.
Pero los expertos sostienen que otro fenómeno pudo haber jugado un papel importante en el desarrollo de Otis.
Se trata de la Piscina cálida del Océano Pacífico occidental, una zona en la que las temperaturas del agua son mucho más altas que en el resto del océano.
“Nosotros estamos en el Pacífico oriental, pero sí efectivamente tiene que ver, porque hablamos del mismo Océano Pacífico, y las aguas interactúan”, indica a BBC Mundo Roberto Rodríguez, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional de México.
Hay varias regiones en los océanos más cálidas que las aguas a su alrededor debido a diversos fenómenos oceánicos y atmosféricos, como los vientos y las corrientes, explica Alejandro Jaramillo, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y el Clima de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Agrega que se pueden encontrar en todos los océanos, pero hay algunas, como la Piscina cálida del Pacífico occidental, que están “bien identificadas”.
Las temperaturas oceánicas en esa área están por lo general sobre los 28ºC.
“Las albercas (piscinas) calientes son algo natural y se originaron posiblemente cuando los continentes obtuvieron su configuración actual”, comenta.
En el Pacífico los vientos generalmente soplan hacia Asia y suelen mover el agua caliente en esa dirección, lo que provoca la Piscina cálida del Pacífico, añade Raúl Codero, profesor chileno de la Universidad de Groningen, en Países Bajos.
El experto agrega que si bien esta área de altas temperaturas no está ubicada en las costas de México, “está expandiéndose porque la temperatura en todo el mar está aumentando”.
“Se está usando el término Piscina cálida para explicar lo ocurrido en México, lo cual no está mal, porque ciertamente las aguas están calientes, pero podría causar confusión, porque no hay una nueva piscina frente a las costas de México, sino una ola de calor”, explicó.
Los huracanes, señala Jaramillo, se ven afectados por la Piscina cálida por la propia naturaleza de su formación.
“Podemos ver a los huracanes como unas máquinas que requieren energía y esa energía está asociada al calor del agua, así como a la interacción entre la atmósfera y los océanos. Cuando un huracán entra a una región donde tenemos aguas más calientes es como darle combustible y la probabilidad de que se intensifique es muy alta”, señala.
Y agrega: “Es como echarle gasolina a una fogata”.
“No es una situación normal, es muy extraña”, dice el meteorólogo Roberto Rodríguez cuando describe la rápida intensificación de Otis.
Y es que el ciclón rompió el récord histórico de intensificación de un huracán que haya afectado la costa del Pacífico en mexicano. Anteriormente, este hito lo había marcado el huracán Patricia cuando en 2015, en un periodo de 24 horas, pasó de tener vientos sostenidos de 240 km/h a 305 km/h y se convirtió en el sistema tropical con los vientos más intensos jamás registrado, según la firma de análisis de datos Moody's RMS.
No obstante, cuando entró a la costa mexicana sus vientos se habían reducido nuevamente a de 240 km/h.
En el caso de Otis, su fortalecimiento ocurrió en un periodo de 12 horas. Pasó de ser una tormenta tropical con vientos sostenidos de 64 km/h a un huracán de 270 km/h.
“A las 12 horas del martes, el huracán era categoría 1 y a las 21 horas del mismo día era categoría 5”, cuenta Rodríguez.
Raúl Cordero, de la Universidad de Groningen, indicó que lo ocurrido con Otis es algo cada vez más frecuente.
La temperatura superficial del mar está “moviéndose al alza” por el calentamiento global, por lo que cada vez más se registran tormentas intensas de fortalecimiento rápido.
Además del calentamiento Global, este año se registra en el planeta el fenómeno de El Niño, un cambio en el patrón de los vientos alisios que mueve el agua cálida del océano Pacífico hacia su región central y este, por lo que aumenta las temperaturas oceánicas de 3º a 4ºC, cuando de ordinario están entre los 26º y 27ºC.
Sin embargo, es un fenómeno climático natural, no de origen humano, como el calentamiento global.
Este último, reiteró el profesor Cordero, puede que tenga solución.
“Una vez que detengamos la emisión de gases de efecto invernadero la situación dejará de empeorar”, comenta.
(Imágenes: NOAA, Getty Images)