Más de 300.000 reservistas fueron llamados a filas por las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, por sus siglas en inglés), y las granjas, campos y kibutz (comunas agrícolas) del lado israelí de la frontera de Gaza están repletas de tanques Merkava, sistemas autopropulsados de artillería y millares de soldados de infantería totalmente armados y equipados para el combate.
Después de los ataques en el sur de Israel del pasado 7 de octubre, el gobierno israelí Israel lleva días dando señales de que las fuerzas que acumuló se disponen a entrar en Gaza para eliminar a la fuerza militar de Hamás de una vez por todas.
Más de 300.000 reservistas fueron llamados a filas por las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, por sus siglas en inglés), y las granjas, campos y kibutz (comunas agrícolas) del lado israelí de la frontera de Gaza están repletas de tanques Merkava, sistemas autopropulsados de artillería y millares de soldados de infantería totalmente armados y equipados para el combate.
La Fuerza Aérea y la Armada han golpeado con sus bombas cada lugar sospechoso de albergar un escondite de Hamás y la Yihad Islámica palestina, grupos combatientes enfrentados al Estado de Israel, matando e hiriendo un alto número de civiles y a un reducido grupo de dirigentes de Hamás.
La gran cantidad de bajas que dejó este martes la explosión en un céntrico hospital de Gaza, del que todos los bandos se acusan mutuamente, no ha hecho sino elevar la tensión en la región aún más.
Entonces, ¿por qué Israel no ha lanzado aún su anunciada ofensiva terrestre sobre Gaza? Son varias las claves
La visita apresurada del presidente estadounidense a Israel esta semana es una muestra de la preocupación de la Casa Blanca ante el deterioro de la situación. Washington teme la cada vez más grave crisis humanitaria y una posible expansión del conflicto a todo el Medio Oriente.
El presidente Biden ya dejó clara su oposición a una nueva ocupación israelí de Gaza, de donde las tropas de Israel se retiraron en 2005. Sería, según dijo, "un gran error".
Oficialmente, la visita buscaba mostrar el apoyo estratégico de Estados Unidos a su aliado más cercano en Medio Oriente y conocer de primera mano los planes israelíes sobre Gaza.
Extraoficialmente, es probable que Biden haya urgido al gobierno de línea dura del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a mostrar contención. Washington, presumiblemente, también habrá querido saber cómo planea Israel salir de Gaza si finalmente se mete, y cuándo.
Una invasión israelí de la Franja mientras el Air Force One, el avión presidencial de Biden, permanece aparcado en el aeropuerto de Tel Aviv, no sería una imagen favorable, ni para Estados Unidos ni para Israel.
La visita quedó ensombrecida por la explosión en el hospital Al-Ahli Arab de Gaza y Biden ha respaldado públicamente la versión israelí de lo sucedido. El Gobierno israelí dice que un cohete palestino causó la explosión, mientras que las autoridades palestinas culpan a un ataque aéreo israelí. La BBC trabaja para averiguar la causa de la explosión y el número real de muertos. Se teme que podrían ser centenares.
Irán ha lanzado en los últimos días advertencias que indican que una invasión israelí de Gaza no quedaría sin respuesta. ¿Pero qué significa eso exactamente?
Teherán financia, entrena y arma en mayor o menor medida una serie de milicias chiies en Medio Oriente. Hezbolá es de lejos la más potente y tiene su feudo en el Líbano, justo al otro lado de la frontera norte de Israel.
Israel y Líbano se enfrentaron en 2006 en una guerra que terminó sin un vencedor claro y en la que algunos de los avanzados carros de combate israelíes fueron neutralizados por minas ocultas y emboscadas bien planeadas. Hezbolá se ha rearmado desde entonces con ayuda de Irán y se cree que en la actualidad cuenta con cerca de 150.000 cohetes y misiles, muchos de los cuales son proyectiles de precisión de largo alcance.
En el ambiente flota la amenaza de que si Israel lanza a sus tropas sobre Gaza, Hezbolá podría abrir las hostilidades en el norte, obligando al ejército israelí a luchar en dos frentes.
Sin embargo, no está en absoluto claro que Hezbolá quiera una guerra ahora, sobre todo con dos grupos de portaaviones de la Armada estadounidense y sus respectivos grupos de ataque posicionados en el Mediterráneo oriental y listos para acudir en auxilio de Israel de ser necesario.
Esto le podría dar a Israel la tranquilidad de pensar que un ataque de Hezbolá podría desencadenar una réplica devastadora del poder naval de Estados Unidos. Merece la pena recordar que en la guerra de 2006 los milicianos de Hezbolá lograron alcanzar un barco de guerra israelí aguas adentro con uno de sus sofisticados misiles.
La noción del gobierno israelí de lo que es una crisis humanitaria parece alejarse de la del resto del mundo cuando se trata de eliminar a Hamás en Gaza.
Mientras que el balance de víctimas civiles palestinas sigue aumentando como resultado de los incesantes bombardeos israelíes, gran parte de la solidaridad mundial con Israel que provocaron las salvajes y sanguinarias acciones de Hamás el 7 de octubre ha dejado paso a un creciente clamor para detener los ataques aéreos y proteger las vidas de los gazatíes.
Si Israel se lanza con toda su fuerza contra la Franja, el número de víctimas no hará sino aumentar.
Y también morirían soldados israelíes. Cabe esperar emboscadas, la acción de francotiradores y trampas explosivas. Es probable que gran parte de la lucha haya de librarse en los miles de túneles bajo tierra que ha excavado Hamás en Gaza.
En cualquier caso, cabe suponer que el mayor número de bajas serían de nuevo víctimas civiles.
La inteligencia israelí no ha tenido un buen mes.
Shin Bet, la agencia de inteligencia interna, fue señalada por su incapacidad para detectar el ataque mortal de Hamás. Se supone que tiene una vasta red de informantes y espías en Gaza y que interviene las conversaciones de las cúpulas de Hamás y la Yihad Islámica.
Lo sucedido en esa horrible mañana de sábado equivale al peor fracaso de la inteligencia en la historia de Israel desde la Guerra del Yom Kippur de 1973.
Los servicios israelíes habrán intentado frenéticamente enmendarse en los últimos diez días ayudando al ejército a identificar a los rehenes secuestrados por Hamás, los lugares donde los ocultan, y los refugios donde se esconden los dirigentes de Hamás.
Es posible que hayan pedido más tiempo para asegurar que cuando las fuerzas de tierra entren en Gaza, se dirijan directamente a ubicaciones precisas en lugar de deambular entre los escombros y ruinas del norte de Gaza, permanentemente expuestas a ataques de los milicianos palestinos y en medio de la creciente condena mundial.
Los elementos de Hamás y la Yihad Islámica que continúen operativos después de la campaña sostenida de bombardeos israelíes habrán planeado emboscadas y trampas para la vanguardia israelí, lo que resulta especialmente peligroso en la red de túneles de Hamás. La inteligencia israelí tendrá gran interés en descubrir donde las pusieron para avisar de antemano a los militares en el terreno.
PURANOTICIA/BBC