
El toque de queda se extendió tras los violentos disturbios, donde murió la esposa del ex primer ministro Jhalanath Khanal al ser incendiada su residencia.
El Ejército de Nepal ha asumido el control total de la seguridad en el país y ha extendido el toque de queda a nivel nacional hasta el próximo jueves. La medida se ha tomado en respuesta a una ola de violentas protestas que han dejado un trágico saldo de 25 personas muertas y forzado la renuncia del Gobierno, hundiendo a la nación en una profunda crisis política y de seguridad.
A través de un comunicado, las fuerzas armadas nepalíes justificaron su decisión, calificando la imposición del toque de queda como "necesaria para salvaguardar la paz y la seguridad". La respuesta militar busca frenar la escalada de violencia que se ha desatado en las últimas horas en varias ciudades. El Ejército, si bien se mostró dispuesto a facilitar un diálogo entre las partes en conflicto para buscar una salida política a la crisis, emitió una clara advertencia: cualquier protesta que involucre actos de vandalismo, saqueos, incendios o ataques será tratada a partir de ahora como un "acto criminal" por parte de las fuerzas de seguridad.
La crisis ha cobrado un costo humano devastador, con un total de 25 personas fallecidas hasta el momento. La violencia ha alcanzado incluso a figuras del ámbito político, tal como lo revela el caso de Rajyalaxmi Chitrakar, la esposa del exprimer ministro Jhalanath Khanal. Según los reportes de las autoridades, la mujer perdió la vida después de que un grupo de manifestantes incendiara su residencia con ella dentro. Esta trágica muerte subraya la gravedad y la naturaleza destructiva que han tomado las protestas, que no solo han impactado en la infraestructura y la estabilidad política, sino que también han cobrado vidas inocentes.
La renuncia del Gobierno y la posterior toma de control por parte del Ejército han sumido a Nepal en un estado de incertidumbre. La extensión del toque de queda indica que las autoridades aún no tienen la situación completamente controlada, y la población permanece a la expectativa de las próximas acciones tanto de los líderes políticos como de las fuerzas armadas. La crisis plantea un desafío inmenso para el país, que ahora debe encontrar una vía para resolver sus profundas divisiones mientras intenta restaurar el orden y la calma en sus calles.
PURANOTICIA