El paso, que conecta este pequeño territorio palestino con Egipto, es la única puerta de Gaza que no está controlada directamente por Israel.
Es la única vía de escape para los habitantes de la Franja de Gaza que buscan huir de los bombardeos israelíes, pero lleva años prácticamente cerrada.
El paso fronterizo de Rafah, que conecta este pequeño territorio palestino con Egipto, es la única puerta de Gaza que no está controlada directamente por Israel, que ha instaurado un férreo bloqueo sobre la Franja y que durante semanas no permitió la entrada de alimentos, agua o combustible.
Desde que el ejército israelí iniciara los bombardeos contra Gaza en represalia por el ataque que Hamás lanzó el pasado 7 de octubre y, especialmente, desde que Israel ordenara la evacuación forzada del norte del territorio ante una esperada ofensiva terrestre, miles de palestinos se han desplazado hacia el sur y se agolpan junto al paso de Rafah, con la esperanza de que El Cairo dé luz verde para su apertura.
Este miércoles 1 de noviembre, finalmente, esa apertura parcial comenzó a darse y permitió que abandonaran Gaza unas 400 personas, incluyendo 76 palestinos gravemente enfermos y 335 personas con pasaporte extranjero.
Desde que Hamás ejecutó su ataque sorpresivo del 7 de octubre matando a 1.400 personas y secuestrando a más de 200, las autoridades de Israel cerraron completamente la Franja de Gaza.
Durante su visita a Tel Aviv el pasado 18 de octubre, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, logró que Israel aceptara el ingreso de ayuda humanitaria al territorio palestino a través del paso de Rafah donde, del lado egipcio de la frontera, decenas de camiones cargados con ayuda humanitaria esperaban para poder entrar en la Franja.
Pero no fue sino hasta el día 21 de octubre cuando finalmente comenzaron a entrar los primeros camiones con la ayuda que era requerida con urgencia, pues ya entonces, según la ONU, planeaba sobre Gaza una “catástrofe humanitaria sin precedentes”.
De acuerdo con las autoridades de salud de la Franja, gobernada por Hamás, la ofensiva aérea y terrestre de Israel ha matado hasta este 1 de noviembre a más de 8.700 personas. A ese dato hay que añadir que en ese territorio viven más de dos millones de personas, entre las cuales miles han resultado heridas y muchas más han perdido o han tenido que abandonar sus casas para escapar de los bombardeos israelíes.
Desde la apertura parcial para el ingreso de ayuda, solamente 217 camiones habían entrado a Gaza, pese a que según la ONU se requieren al menos 100 camiones al día para atender las necesidades básicas de la población de la Franja.
Ninguno de estos camiones contiene combustible, pues Israel se ha negado a permitirlo debido a que temer que sea usado con fines militares por Hamás.
Ante este panorama, Egipto -que controla el paso de Rafah- tampoco enfrenta una situación sencilla pues para poder abrir la frontera necesita coordinarse con Israel y teme, entre otras cosas, que abrir las puertas de Gaza suponga recibir decenas de miles de refugiados en su territorio, quizás de forma permanente.