La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo ha lamentado que "la gente hace frente a otro desplazamiento forzoso en la Franja de Gaza" y ha reiterado su llamado a favor de un alto el fuego. "La carga sobre estas familias es insoportable. Ningún lugar es seguro", aseguró el organismo.
Alrededor de 80.000 palestinos han huido durante los últimos tres días de la ciudad de Rafá, en la frontera entre la Franja de Gaza y Egipto, tras el inicio de la incursión militar del Ejército de Israel, que ha incrementado sus bombardeos contra la ciudad y ha tomado el lado palestino del paso fronterizo, según ha informado este jueves la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (Unrwa).
"Desde que se intensificó la operación militar de las fuerzas israelíes durante el 6 de mayo, alrededor de 80.000 personas han huido de Rafá buscando refugio en otros lugares", ha dicho la agencia a través de su cuenta en la red social X. "La carga sobre estas familias es insoportable. Ningún lugar es seguro", ha agregado.
En este sentido, la Unrwa ha lamentado que "la gente hace frente a otro desplazamiento forzoso en la Franja de Gaza" y ha reiterado su llamamiento a favor de un alto el fuego, días después de asegurar que no procedería a la evacuación de su personal de Rafá pese a los llamamientos en este sentido por parte de Israel y el inicio de su incursión.
El Ejército de Israel anunció el martes el control del lado palestino del paso de Rafá, en la frontera con Egipto, suspendiendo las operaciones humanitarias, lo que ha hecho aumentar la preocupación internacional por el ahondamiento de la crisis humanitaria. La operación fue lanzada tras rechazar una propuesta de alto el fuego previamente aceptada por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás).
Durante la jornada del miércoles, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó por primera vez que dejará de enviar armamento a Israel en caso de que inicie una incursión a gran escala en Rafá, donde se refugian más de 1,4 millones de palestinos, la mayoría de ellos desplazados desde otros puntos del enclave tras más de siete meses de ofensiva, al considerar que podría utilizarse para matar a civiles.
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