
La conservacionista británica "falleció por causas naturales" mientras se encontraba en California en el marco de una gira de conferencias por Estados Unidos, informó su instituto en un comunicado publicado en redes sociales.
Jane Goodall, la renombrada primatóloga cuyo trabajo con chimpancés en Tanzania transformó nuestra comprensión de los animales y de nosotros mismos, murió este miércoles a los 91 años.
La conservacionista británica "falleció por causas naturales" mientras se encontraba en California en el marco de una gira de conferencias por Estados Unidos, informó su instituto en un comunicado publicado en redes sociales.
"Los descubrimientos como etóloga de la doctora Goodall revolucionaron la ciencia y fue una incansable defensora de la protección y restauración de nuestro mundo natural", informó el Instituto Jane Goodall.
La profesional desafió las normas científicas tradicionales al sumergirse en el mundo de los chimpancés que observó y tomar medidas como darle nombres en lugar de identificarlos por números.
Cuando llegó al Parque Nacional Gombe Stream, en Tanzania, tenía apenas 26 años y ninguna formación científica. No obstante, logró ganarse la confianza de los primates, lo que dio lugar a importantes descubrimientos.
Entre sus hallazgos más famosos se encuentra que los chimpancés usan herramientas, cazan para obtener carne y participan en comportamientos sociales complejos que antes se consideraban exclusivos de los seres humanos.
Más de seis décadas después, su trabajo de campo y sus esfuerzos de conservación todavía son celebrados en todo el mundo.
Nacida el 3 de abril de 1934, en Londres, Inglaterra, la fascinación de Goodall por los animales comenzó a una edad muy temprana.
"Aparentemente, desde que tenía año y medio o dos, solía estudiar insectos, cualquier cosa, y esto gradualmente evolucionó, se desarrolló y creció. Luego leí libros como Dr. Dolittle y Tarzán. Entonces África tenía que ser mi objetivo", le dijo a Terry Wogan de la BBC en su programa de entrevistas en 1986.
Cuando tenía 4 años, desesperada por saber cómo salen los huevos de las gallinas, se escondió dentro de un gallinero para esperar a verlo. Cuando finalmente regresó, su madre había llamado a la policía ya que había estado desaparecida durante horas.
"Tan pronto como pude escribir, escribí sobre los animales. Leí sobre ellos. De alguna manera, nació conmigo", le dijo a Tim Sebastian del programa HARD Talk de la BBC.
A los 10 años solía repetir que quería irse a África a vivir con animales salvajes. Era plena Segunda Guerra Mundial y "en ese entonces, las chicas no hacían algo así", contó a BBC Mundo en 2021.
Muchas personas se burlaban de su sueño, pero no su madre, Margaret.
"Me dijo: 'Si realmente quieres hacer esto, tendrás que trabajar muy duro. Aprovecha cada oportunidad. Y si no te rindes, tal vez encuentres la manera'".
Y eso fue exactamente lo que su hija hizo.
"Cuando ya trabajaba y había ahorrado dinero, una amiga de la escuela me invitó a visitarla en Kenia. Allí conocí al famoso antropólogo Louis Leakey, quien me ofreció la oportunidad de estudiar a los chimpancés, algo que nadie había hecho", contó.
Según Goodall fue difícil obtener el permiso de lo que entonces era el gobierno colonial británico.
"Ellos argumentaron: 'No vamos a asumir la responsabilidad. Esta es una idea estúpida, una joven que se va a internar en la selva'. Pero al final, como Leaky insistió, dijeron: 'Está bien, pero tiene que tener a alguien con ella'".
Ese "alguien" fue su madre.
Goodall llegó a Tanzania el 14 de julio de 1960 siendo una joven estudiante de secretariado.
Pero lejos de ser una desventaja, ella y distintos expertos creen que la falta de una educación científica formal le permitió observar con una mente abierta, y desafiar los conceptos de la época.
Fue la primera en observar a los chimpancés fabricando y usando herramientas, quitando las hojas de las ramitas para "pescar" termitas de sus montículos, lo que derribó la creencia de larga data de que la fabricación de herramientas era un rasgo exclusivamente humano.
También descubrió que eran omnívoros y aprendió la lección de que podían ser agresivos entre sí.
No obstante, los méritos de Goodall no estuvieron solo en lo científico: ella también acercó la naturaleza al público en general.
Quizás el mayor símbolo sea una imagen de ella tomada por su difunto esposo, el fotógrafo holandés Hugo van Lawick, en Tanzania junto al chimpancé conocido como el pequeño Flint.
En la foto se muestra a Goodall agachada y extendiendo su brazo derecho hacia Flint, el primer chimpancé que nació en Gombe después de la llegada de Goodall, mientras él extiende su brazo izquierdo hacia ella.
(Imagen: Derek Bryceson)
PURANOTICIA // BBC MUNDO