Con el 92% del voto escrutado en la primera vuelta de este domingo, Massa obtuvo el 36,39% de los votos, seguido por Milei con 30,14% y en tercer lugar con 23,8% quedó Patricia Bullrich, que se cayó de la carrera por la presidencia.
El actual ministro de Economía, Sergio Massa, y el economista libertario Javier Milei se disputarán la presidencia de Argentina en la segunda vuelta el 19 de noviembre.
Con el 92% del voto escrutado en la primera vuelta de este domingo, Massa obtuvo el 36,39% de los votos, seguido por Milei con 30,14% y en tercer lugar con 23,8% quedó Patricia Bullrich, que se cayó de la carrera por la presidencia.
Para evitar el balotaje, el ganador de las elecciones debía obtener más del 45% de los votos o del 40% y una diferencia de al menos diez puntos porcentuales sobre el segundo, porcentajes que ningún postulante parece estar en condiciones de lograr.
El oficialista Massa, el candidato del peronismo, dio la sorpresa al ser el más votado aglutinando los votos de centro-izquierda, y competirá por la presidencia sin que parece que le haya pesado ser el responsable de la economía en un país que tiene una inflación de casi el 140%.
Bullrich quedó tercera al sufrir la división del voto de centro-derecha y la mayor preferencia de ese electorado por Milei.
El futuro presidente deberá lidiar con una economía en estado crítico: la inflación alcanzó el 138% anual, la pobreza llegó al 40% y las arcas del Banco Central se encuentran vacías.
Además, tendrá que afrontar una deuda de US$44.000 millones contraída en 2018 con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Que Massa haya sido el más votado en primera vuelta es considerado una sorpresa dado el estado de la economía del país y a que el "outsider" Milei era favorito tras haber ganado las primarias de agosto.
Massa asumió la cartera económica el año pasado en medio de una tormenta financiera que no logró aquietar.
Propone reducir el déficit fiscal para proteger al peso, mientras intenta defender el modelo de intervención estatal de su coalición de centroizquierda Unión por la Patria.
Milei, por su parte, propone dolarizar la economía, y recientemente calificó la moneda nacional como "excremento", profundizando en las últimas semanas las turbulencias financieras del país.
Esta elección era vista como "la más disruptiva, la que produce un cambio más fuerte por lo menos desde 1946”, había dicho a BBC Mundo el analista político argentino Rosendo Fraga.
Estas elecciones se distinguieron de anteriores porque esta vez no fueron dos sino tres los candidatos presidenciales con posibilidades de ser electos o pasar a un balotaje.
La segunda vuelta volverá a marcar una elección entre el peronismo, liderado por Massa, y el antiperonismo, que ahora abanderará el economista Milei.
Los votos de Bullrich, la derrotada de la noche, serán clave. Este domingo aceptó la derrota y orientó su voto en contra de Massa y el oficialismo.
"El populismo ha empobrecido al país y no soy yo quien va a venir a felicitar a que vuelva al poder quien ha sido parte del peor gobierno de la historia argentina", dijo.
"Solo lo que hicieron en el último tiempo, repartiendo plata y hundiendo el futuro del país, el futuro argentino, rifando y endeudando más al país", dijo.
"Serán otros los que avancen en estos valores y en este camino", agregó.
El hecho de que Massa fuera el más votado podría sorprender a algunos.
Después de todo, Massa es el ministro de Economía de un país que tiene el 138% de inflación mundial, uno de los peores índices del mundo.
Pero, además, este abogado de 51 años se formó políticamente en un partido conservador liberal (la Unión de Centro Democrático o Ucede), y propone recetas "promercado", alejadas de los ideales tradicionales del peronismo, la fuerza que representa.
Lo cierto es que es casi imposible catalogar a Massa, un político cuya principal característica ha sido el pragmatismo.
En 1999 obtuvo su primer cargo electivo como diputado provincial de Buenos Aires y tres años después fue nombrado director de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), que maneja el principal gasto público del Estado.
Ocupó ese importante cargo por cinco años, durante toda la presidencia de Néstor Kirchner. En el medio -en 2005- fue elegido diputado nacional, pero su candidatura fue "testimonial": nunca asumió esa banca.
Dejó la Anses en 2007 para asumir como alcalde del municipio de Tigre, donde vive, en la próspera zona norte del Gran Buenos Aires, pero apenas ocho meses después volvió a ascender de cargo, asumiendo como el jefe de Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner, quien en esos comicios sucedió a su marido.
Massa estuvo un solo año en el cargo. Desencantado con la nueva dirección que había tomado el kirchnerismo volvió a asumir la intendencia de Tigre en 2009, desde donde empezó a armar su propio espacio político.
Ya con partido propio -el Frente Renovador- Massa se alzó como el principal rival interno del kirchnerismo dentro del espacio peronista, obteniendo y finalmente ocupando un curul como diputado nacional en los comicios de medio término, en 2013.
Esa victoria supuso un duro golpe para Cristina Kirchner, ya que Massa venció a su candidato en la provincia.
La rivalidad se hizo más explícita en las elecciones presidenciales de 2015, en las que Massa se presentó como candidato contra Daniel Scioli -elegido como sucesor de Kirchner-, y Mauricio Macri, de la coalición de centro derecha Cambiemos, quien resultó el ganador.
Los más de 21% de los votos que obtuvo Massa facilitaron el triunfo de Macri.
Dada la explícita rivalidad entre ellos, Massa y Kirchner sorprendieron en 2019 cuando anunciaron que se aliarían junto con otro crítico de la expresidenta, Alberto Fernández para formar una coalición electoral panperonista, con la intención de evitar un segundo mandato de Macri.
La estrategia funcionó y la tríada asumió el gobierno: Fernández como presidente, Kirchner como vicepresidenta y Massa como presidente de la Cámara de Diputados.
Las peleas internas del gobierno llevaron a la salida del ministro de Economía, Martín Guzmán y lo que parecía una debacle inevitable logró ser contenida cuando Massa, con el aval de sus dos socios políticos, tomó el control de esa y otras dos carteras económicas en agosto.
Este año el "superministro", como lo apodaron los medios, logró ser ungido como el nuevo candidato de ese espacio -rebautizado Unión por la Patria-, en los comicios presidenciales y tras haber logrado el respaldo del voto peronista buscará ahora atraer a los votantes de la macrista Patricia Bullrich, quien quedó afuera del balotaje, para vencer a Milei en una segunda vuelta.
Economista y amante de los perros, Milei sacudió las elecciones con propuestas radicales como dolarizar la economía, privatizar las empresas públicas del Estado y cerrar (“dinamitar”, en sus propias palabras) el Banco Central.
Fue el más votado en las primarias de agosto e incluso se anticipaba una victoria en primera vuelta este domingo, pero no sólo no la logró, sino que fue segundo tras Massa.
También lanzó ideas como la de permitir la compraventa de armas en Argentina y la venta de órganos y relativizó la violencia militar durante la dictadura.
A esto se suma su oposición a la legalización del aborto y a la educación en temas de género e identidad en las escuelas públicas.
Pero tal vez su crítica directa a los sectores tradicionales de la política argentina, a quienes llama de forma despectiva la “casta”, ha sido lo que lo ha llevado a conectar con los electores más jóvenes, descontentos con el actual estado de cosas en el país.
Milei ha sido comparado con otros políticos de extrema derecha como el expresidente de Estados Unidos Donald Trump y el de Brasil Jair Bolsonaro.
"Hemos logrado construir esta alternativa competitiva que no solo dará fin al kirchnerismo sino que además dará fin a la casta política parasitaria chorra (ladrona) e inútil que hay en este país”, aseveró con el tono beligerante que le caracteriza.
Milei, que irrumpió en la política hace dos años tras crear una figura en televisión, saltó a la batalla por la presidencia con un discurso nuevo y rupturista -que él define como libertario y anarco-capitalista- y busca así ser el primer economista en llegar a la Casa Rosada.
Un dato que no es menor en un país que estuvo entre los más ricos del mundo y lleva años con una inflación galopante e índices que ponen al 40% de las personas por debajo de la línea de pobreza.
En una parte de los votantes su figura genera miedo y rechazo porque lo acusan de incendiario, beligerante y peligroso.
Sin embargo, lograa captar el voto de los más descontentos con décadas de crissi en el país.
“Logró captar el hastío de los de arriba, los de abajo, los del medio, los chicos, los adultos, el cansancio de todos", dijo a BBC Mundo Juan Carlos de Pablo, economista de la Universidad de San Andrés y amigo de Milei desde hace más de 30 años.