Desde hace días, Rusia ha comenzado a mover un número considerable de tropas y equipamiento militar hacia la frontera con Ucrania, al punto que varios gobiernos, incluidos los de EE.UU. y la Unión Europea (UE), han alertado sobre la posibilidad de un ataque este invierno.
Mientras el mundo sigue atento la crisis de migrantes entre Bielorrusia y Polonia, otra escalada más silenciosa se cierne sobre Europa del Este.
Desde hace días, Rusia ha comenzado a mover un número considerable de tropas y equipamiento militar hacia la frontera con Ucrania, al punto que varios gobiernos, incluidos los de EE.UU. y la Unión Europea (UE), han alertado sobre la posibilidad de un ataque este invierno.
Kiev y Moscú están técnicamente en guerra desde hace más de siete años (cuando Putin invadió y se anexó Crimea) y los enfrentamientos fronterizos y los movimientos militares rusos son frecuentes en el área.
De hecho, en la pasada primavera, también sonaron las alarmas cuando tanques rusos desplegados en la frontera ucraniana.
Sin embargo, varias fuentes de inteligencia occidentales han expresado temor de que la situación ahora sea peor.
El Ministerio de Defensa de Ucrania calcula que más de 114.000 soldados rusos han sido desplegados en el área fronteriza en el noreste, este y sur de Ucrania, incluidos unos 92.000 soldados de infantería y fuerzas aéreas y marítimas.
La semana pasada Washington aseguró contar con reportes de inteligencia que señalaban que el Kremlin se "preparaba para una invasión" y el lunes el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, llamó a estar atentos ante la "significativa concentración militar rusa".
"Vemos una concentración inusual de tropas y sabemos que Rusia ha estado dispuesta a utilizar este tipo de capacidades militares antes para llevar a cabo acciones agresivas contra Ucrania", dijo Stoltenberg en una conferencia de prensa.
El martes, el presidente francés, Emmanuel Macron, conversó con su par ruso para expresarle que Francia estaba lista "para defender la soberanía territorial de Ucrania", mientras Alemania también alertó sobre "serias consecuencias" en caso de que Moscú agreda al país vecino.
Anteriormente, el jefe de las Fuerzas Armadas Británicas, el general Nick Carter, dijo al diario Times que Reino Unido debería "estar listo" para la guerra con Rusia.
El Kremlin no ha negado los movimientos militares, pero ha tildado las sugerencias de una potencial agresión como "incendiarias" y ha culpado a la OTAN de realizar ejercicios militares en el Mar Negro, frente a las costas de Crimea.
La guerra de 2014, que llevó a la anexión rusa de Crimea, ha dejado hasta la fecha más de 14.000 muertos, según cifras oficiales.
Los bandos firmaron un armisticio hace más de un año, lo que llevó a una desescalada notable del conflicto.
Sin embargo, en la primavera pasada, el Kremlin realizó ejercicios militares en Crimea y luego dispuso un amplio despliegue de equipo militar pesado cerca de la región del Dombás, el área fronteriza en el este de Ucrania donde se inició el conflicto.
Semanas más tarde retiraron las tropas, aunque ahora están de vuelta.
"Esta vez es más difícil explicar el movimiento de tanques y artillería en grandes cantidades desde las regiones centrales hacia las regiones occidentales cercanas a las fronteras de Ucrania", le dice a a BBC Mundo Zhanna Bezpiatchuk, corresponsal de la BBC en Kiev.
De acuerdo con Bezpiatchuk, quien ha cubierto desde el terreno despliegues militares anteriores de Rusia, en otras ocasiones ha habido ejercicios y movimientos militares que, de alguna forma, han justificado las operaciones, algo que no está muy claro ahora.
Un reciente reporte de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional señala que una "revisión cuidadosa" del historial del líder ruso con respecto a Ucrania sugiere que "casi todos los componentes necesarios y las justificaciones para la intervención militar están en su lugar o se están moviendo hacia él".
"Tanto los indicadores a corto como a largo plazo sugieren que Kiev y Washington tienen buenas razones para preocuparse", señala el texto.
Bezpiatchuk señala que, además del escenario de un invasión "con el pretexto de defender a los ciudadanos rusos" que viven en las áreas controladas por Moscú, también el Kremlin podría querer presionar a Europa para que exima al gasoducto ruso North Stream-2 de las regulaciones europeas.
Este mismo martes, el regulador de energía de Alemania suspendió la aprobación del controvertido gasoducto que va de Rusia a Alemania por considerar que antes de ser certificado debe cumplir con las leyes locales.
El gobierno de Rusia ha cuestionado lo que considera "histeria" de Occidente y ha justificado el movimiento de tropas por los recientes ejercicios militares de la OTAN en el Mar Negro.
En una comparecencia en la televisión estatal el fin de semana, el presidente Vladimir Putin dijo que Moscú estaba preocupado por los simulacros no anunciados que involucraban a un "poderoso grupo naval" y aviones que portaban armas nucleares estratégicas.
En su criterio, esto representaba un "serio desafío" para Rusia.
"Tienes la impresión de que no nos dejarán bajar la guardia. Bueno, háganles saber que no vamos a bajar la guardia", agregó.
Las relaciones entre Moscú y la OTAN se han tensado en las últimas semanas, luego de que el Kremlin suspendiera su misión en la sede del organismo en Bruselas el 18 de octubre, después de que la alianza expulsara a ocho representantes rusos acusados de espionaje.
Bezpiatchuk cuenta que el gobierno de Ucrania dejó pasar los días en esta ocasión antes levantar la voz de alarma.
"Tardaron 10 días en confirmar la acumulación de tropas", dice.
Varias figuras del gobierno ucraniano, incluido el presidente y altos oficiales, han salido a cuestionar a Rusia por estos movimientos de tropas.
"Ha sido la realidad de Ucrania durante siete años vivir con la amenaza existencial de Rusia. Quizás, esta rigidez en la aceptación de los desarrollos recientes podría explicarse en parte por la fatiga de la guerra que muchos sienten en Ucrania", señala Bezpiatchuk.
Las tensiones en el área del Dombás también se han acrecentado en los últimos tiempos, luego de que el 26 de octubre, el ejército de Ucrania confirmara que había utilizado un dron de fabricación turca, la primera vez que Kiev ha empleado esta tecnología en combate, lo que provocó una protesta en Moscú.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, condenó la venta de drones turcos a Ucrania y consideró que su adquisición "desestabilizó" la situación.
Mientras esto sucede en la frontera oriental de Ucrania, en el norte, la crisis de los migrantes en Bielorrusia también es vista con alarma.
La pasada semana, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, dijo su país temía que Rusia y Bielorrrusia estuvieran utilizando la situación de los migrantes como "cortina de humo" para lanzar una operación en Ucrania.
"Hemos visto en el pasado fuerzas de Rusia en las fronteras de Ucrania utilizar algún tipo de pretexto de provocación para luego invadir y básicamente seguir adelante con algo que estaban planeando todo el tiempo", dijo Blinken.
Pero, de acuerdo con Bezpiatchuk, los peligros no terminan ahí.
Y es que Ucrania tiene una frontera de más de 1.000 km de largo con Bielorrusia que está básicamente formada por pantanos, bosques y campos.
No hay barreras protectoras en esta frontera y, de hecho, es muy fácil ingresar al territorio de Ucrania desde Bielorrusia.
Esto, dice la corresponsal de la BBC, hace que el país sea extremadamente vulnerable si el presidente bielorruso Alexander Lukashenko redirige a los migrantes hacia Ucrania.
"Este escenario parece muy realista para muchos en Ucrania si Polonia bloquea su frontera y los migrantes pierden la última oportunidad de cruzar a Unión Europea. Entonces podrían buscar refugio en Ucrania como lugar de tránsito", dice.
Esto crearía, en su criterio, una tensión en dos frentes para el gobierno ucraniano.
Lukashenko, un fiel aliado de Putin, acusó a Estados Unidos recientemente de construir bases militares de la OTAN en Ucrania utilizando centros de entrenamiento como pretexto. Y en septiembre pasado, Rusia y Bielorrusia llevaron a cabo ejercicios militares cerca de las fronteras de Ucrania.
"Aunque Bielorrusia no tiene ningún papel proactivo en el conflicto, muchos creen que en los momentos críticos, seguirá la línea de Rusia", opina Bezpiatchuk.
PURANOTICIA // BBC MUNDO