Litli-Hrútur, que se traduce como "pequeño carnero", forma parte del área volcánica de Fagradalsfjall, que entró en erupción en marzo de 2021 y agosto de 2022, después de un paréntesis de casi 800 años.
La Tierra se abrió la tarde del 10 de julio. Tres fisuras aparecieron al noreste de la base de Litli-Hrútur, una pequeña montaña ubicada en la península de Reykjanes, en el suroeste de Islandia, y comenzaron a arrojar lava fundida y una columna de gases.
La última erupción de Islandia no fue del todo impactante.
Litli-Hrútur, que se traduce como "pequeño carnero", forma parte del área volcánica de Fagradalsfjall, que entró en erupción en marzo de 2021 y agosto de 2022, después de un paréntesis de casi 800 años.
En julio, el área circundante tembló durante varios días y se registraron más de 12.000 terremotos antes del inicio de la erupción.
Las fisuras inicialmente se extendían más de un kilómetro y abrieron tres líneas de lava al rojo vivo. Dos de las fisuras ya estaban cerradas a la mañana siguiente, pero aún emanaba lava de un cono alargado, que creció rápidamente hasta convertirse en un gran cráter a medida que la lava se acumulaba, creando lo que algunos describen como "el volcán bebé más nuevo de la Tierra".
En apenas una semana, el cráter creció hasta unos 30 metros de altura y continúa creciendo cada día.
El volumen de lava que se emitió la primera noche fue enorme (hasta 50 metros cúbicos por segundo) y viajó en todas direcciones, lo que provocó que el musgo seco que cubre este paisaje árido se incendiara.
Los vientos fuertes esparcieron las llamas por un área muy amplia y se consideró peligroso para los visitantes durante algunos días, debido a la combinación entre gases del volcán y humo nocivo de los incendios de musgo.
El servicio de bomberos local usó helicópteros para arrojar directamente dos toneladas de agua sobre los incendios y distribuir tanques para que los bomberos locales apagaran el fuego a nivel del suelo.
Finalmente, los incendios se controlaron y los vientos cambiaron a una dirección más al noroeste. El 17 de julio se abrió un camino y los visitantes comenzaron a llegar para ver de cerca este raro evento.
El acceso al volcán depende de las condiciones y cambia cada día. Las autoridades locales brindan actualizaciones, después de haber evaluado si las personas pueden permanecer en el lugar.
Por el momento, los visitantes pueden llegar cerca del cráter. Se creó un estacionamiento, desde el cual hay que caminar o desplazarse en bicicleta 9 kilómetros a lo largo de un sendero, en su mayoría plano, hasta un área de observación grande, aunque el último kilómetro es rocoso.
Desde allí los visitantes están a sólo un kilómetro del cráter en erupción, que puede verse a través de una fuerte bruma de calor. Es un espectáculo increíble incluso a esa distancia, especialmente por la noche, cuando las fuentes de lava que brotan son más visibles en contraste con el cielo más oscuro, aunque en esta zona no oscurece realmente hasta mediados de agosto.
Actualmente, el sendero está abierto desde las 09:00 hasta las 18:00 hora local.
La caminata de ida y vuelta dura al menos cinco o seis horas, incluido el tiempo del trayecto y el que se dedica a disfrutar de la vista. Únicamente deben intentarlo quienes estén lo suficientemente en forma y preparados con agua y zapatos y ropa cómoda para caminar.
No hay instalaciones en el sitio, pero los equipos de búsqueda y rescate están disponibles en caso de emergencia.
El acceso al punto de observación puede cambiar con el tiempo, ya que los geólogos deben asegurarse de que no se abran nuevas fisuras antes de permitir que los visitantes se acerquen al cráter.
En la madrugada del 19 de julio, una gran parte del cráter se derrumbó y arrojó lava muy rápidamente sobre un área al oeste del cráter, lo que destaca la importancia de respetar esta zona de peligro.
Durante la erupción de 2021, hubo muchos cambios en el comportamiento de la lava y se abrieron nuevas fisuras semanas después de la inicial.
Cuando visité el lugar, conocí a Jeroen Van Nieuwenhove, un fotógrafo profesional belga que vive en Islandia, en los márgenes del campo de lava. Ha estado documentando las erupciones desde la primera que se registró en Fagradalsfjall, en marzo de 2021.
Aseguró que visitar erupciones volcánicas siempre es muy especial. "Ver cómo se crea un nuevo paisaje frente a tus ojos es un privilegio que se concede a muy pocas personas", dijo.
"Estoy muy feliz de que la erupción haya ocurrido en el lugar más fotogénico de la zona, con el pintoresco pico puntiagudo de Keilir como telón de fondo”, añadió.
“Aunque la distancia para llegar allí es más larga que en años anteriores y la caminata es ardua, vale la pena cuando llegas".
Laura Wainman, estudiante de doctorado en la Escuela de Tierra y Medio Ambiente de la Universidad de Leeds, en Inglaterra, estaba montada en un avión hacia Islandia "a los pocos minutos de que comenzara la erupción".
Como parte de su investigación sobre la dispersión de oligoelementos ambientalmente reactivos en columnas volcánicas, Wainman recolecta muestras para comprender la composición y la distribución del tamaño de las partículas que emite el volcán y cómo se transportan en la atmósfera.
Explicó que la última erupción de Islandia y la creación de este nuevo cráter volcánico bebé no fue una sorpresa, ya que el área circundante registró fuertes terremotos durante seis días y se sabía que el magma estaba muy cerca de la superficie.
"Los terremotos, que comenzaron este año el 4 de julio fueron causados por una nueva intrusión de magma en el área entre Fagradalsfjall y Keilir, que está justo al noreste de los sitios de erupción anteriores en 2021 y 2022", dijo Wainman.
Las erupciones volcánicas producen diferentes tipos de lava. Este es de tipo a'a, que es una lava basáltica caracterizada por una superficie áspera y quebradiza, compuesta de bloques rotos de lava.
A medida que avanza, los pedazos caen al suelo para revelar áreas al rojo vivo entre el gris y el negro de la lava más fría. A menudo se escucha el sonido de un crujido espeluznante, similar al de un cristal que se rompe conforme avanza.
"Ver una erupción nunca se vuelve menos especial", dijo Wainman. "Después de que terminamos nuestro muestreo, siempre tratamos de tomarnos un tiempo para sentarnos y admirar la belleza del volcán. Creo que es la combinación de curiosidad y terror leve frente a esta enorme fuerza de la naturaleza lo que nos hace regresar y nos impulsa a querer estudiar volcanes".
El cráter volcánico bebé continúa creciendo día a día a medida que la lava es expulsada y se acumula en el cono que ya existe.
La lava ahora fluye a un volumen diario estimado de nueve metros cúbicos por segundo, una cantidad similar a la de la erupción de 2021, aunque mucho menor que la de la primera noche.