La próxima panelista de “Juego Textual”, desclasificó importantes detalles de la muerte de su progenitor, y sus últimos años de vida afectados por el Parkinson.
La noche de este jueves, Canal 13 emitió en pantalla un nuevo episodio de su estelar “Socios a la Parrilla”, el que tuvo como invitadas a tres panelistas de “Juego Textual”, nuevo programa de Canal 13.
En esta línea, Francisco Saavedra, Jorge Zabaleta y Pero Ruminot, recibieron en el estudio a Chiqui Aguayo, Yazmín Vásquez y Pepi Velasco, donde esta última vivió un emotivo momento al recordar la muerte de su padre.
“Mi papá era deportista, simpático, alegre, dueño de las fiestas, el rey del mundo. Era amigo de sus amigos, amigos de sus enemigos, era súper choro, chorísimo, con un sentido del humor increíble”, comenzó relatando evidentemente emocionada.
“El Parkinson es una enfermedad terrible porque es degenerativa, progresiva. Te deteriora en todos los aspectos, cognitivo, físico, emocional”, desclasificó la actriz, añadiendo que “se deterioró tanto, que me acuerdo que yo cuando lo fui a ver hecho pebre, porque ya vivía en una casa de reposo, porque necesitaba atención especial, tenía sonda, pañales y muchas cosas, él me pidió que lo matara. Me dijo ‘agarra ese cojín y, por favor, ahógame’”.
“Pepi” Velasco indicó que se negó a la petición de su progenitor, quien al poco tiempo falleció. “Yo prendía velas blancas y pedía que mi papá se fuera y no se iba. Su cabeza estaba súper bien, súper lúcido, y mi papá no se iba, pero estaba muy deteriorado”, explicó.
“Cuando se murió fue como un alivio. Ustedes no saben la alegría de la muerte de mi papá. Es heavy, es súper fuerte. Yo ahora celebro la vida, porque yo siento que cuando te llega un momento de enfermedades fuertes, hasta ahí llega la vida. Cuando no puedes disfrutar el día a día, cuando no puedes compartir con amigos, cuando no puedes celebrar la vida, creo que se acabó”, indicó la intérprete.
“A mi papá se le acabó la vida antes de que se muriera. Entonces, cuando mi papá se murió, nosotros celebramos. Cerramos un restorán. Fueron los más amigos y familiares, e hicimos un gran almuerzo. Nos curamos, tomamos, cantamos, contamos anécdotas de mi viejo, y eso fue”, reflexionó Velasco, quien añadió para concluir que “es doloroso, pero uno tiene que aferrarse a la buena vida. Por eso yo soy una mina que me aferro a los buenos momentos”.
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