El torneo, popular en ciudades europeas, mezcló velocidad, equilibrio y un ingrediente indispensable: espectáculo. Los participantes no solo debían avanzar en bicicleta sobre una pasarela ubicada sobre el agua, sino que además debían hacerlo con un vehículo diseñado por ellos mismos. “Solo el que da espectáculo, aparte de velocidad y precisión, podrá levantar el trofeo”, establecía el criterio del certamen.
La tarde de este sábado el Parque de la Familia, en Quinta Normal, se transformó en un escenario de caídas, risas y acrobacias improvisadas gracias a la llegada por primera vez a Chile de la competencia Red Bull “Al Agua Pato”. Lejos de ser una carrera convencional, la jornada demostró que en esta prueba “el primero que cruza la meta no es necesariamente el ganador”.
El torneo, popular en ciudades europeas, mezcló velocidad, equilibrio y un ingrediente indispensable: espectáculo. Los participantes no solo debían avanzar en bicicleta sobre una pasarela ubicada sobre el agua, sino que además debían hacerlo con un vehículo diseñado por ellos mismos. “Solo el que da espectáculo, aparte de velocidad y precisión, podrá levantar el trofeo”, establecía el criterio del certamen.
Equilibrio, dupla y bicicletas imposibles
La pasarela instalada obligaba a mantener el balance sobre subidas y bajadas, provocando inevitables chapuzones, mientras que cada bicicleta debía ser maniobrada por dos personas. Para conseguir un buen puntaje, no bastaba con llegar al final del recorrido: el jurado evaluó la propuesta visual, premiando las ideas más llamativas. “Entre más loca sea, más puntos sumará”, indicaba el reglamento.
Antes de competir, los 50 equipos pasaron por varios filtros: creación del diseño, supervisión de la construcción y validación final. Además, cada vehículo debió cumplir estrictas reglas técnicas: no exceder los 3 metros de largo, 2,5 metros de alto, 1,8 metros de ancho, tener frenos, no superar los 225 kilos y ser impulsado únicamente por pedales.
En cambio, la decoración tuvo casi total libertad, siempre con materiales ecológicos o reciclados. Así, entre las bicicletas se vieron animales, barcos, trineos navideños e incluso naves con forma de dinosaurio.
El público, que asistió desde las 11:00 horas, presenció un desfile de caídas épicas y construcciones insólitas. Para los competidores, la prueba resultó exigente, pero para los espectadores garantizó carcajadas y sorpresas. Los más audaces, además, compitieron por un premio mayor: un viaje a la Fórmula 1 en Brasil, programado para 2026.
PURANOTICIA