Sin embargo, la intérprete pop asegura que no se arrepiente de haberlas priorizado, antes que su fama musical.
Una de las cantantes británicas con mayor proyección de finales de los 2000 y principios de la década pasada, era Lily Allen que, con sus canciones, como “Smile” y “The Fear”, se estaba posicionando en los rakings de música a nivel global.
Sin embargo, su vida cambió cuando se casó con Sam Cooper en 2011. Tras el matrimonio, la pareja tuvo dos hijas: Ethel Mary (12) y Marnie Rose (11).
A pesar de seguir teniendo una gran cantidad de seguidores, especialmente en redes sociales, en cuanto a la carrera musical se refiere, no ha logrado volver a hacer despegar su carrera, ya que se avocado a la crianza de sus hijas.
En conversación con el podcast Radio Times, aseveró que el haberse convertido en madre, prácticamente arruinó su carrera: “Las amo y me completan, pero en cuestión de convertirme en una estrella del pop, me lo arruinaron totalmente”, dijo.
Sin embargo, fue enfática en señalar que esto fue 100% decisión de ella: "Algunas personas eligen su carrera antes que la de sus hijos y esa es su prerrogativa, pero mis padres estaban bastante ausentes cuando yo era niña. Siento que eso dejó algunas cicatrices desagradables que no estoy dispuesta a repetir en las mías”.
“Elegí dar un paso atrás y concentrarme en ellas. Me alegro de haberlo hecho, porque creo que son personas bastante completas”, concluyó.
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